—Thrudd nunca había tenido realmente un amigo antes, pero si Fiona era lo que se suponía que debían ser, entonces no le gustaba.
—Esa mujer era demasiado invasiva en su afecto, y parecía obtener un gran placer de las embarazosas circunstancias de Thrudd.
—La habría castigado con poder divino si no supiera ya que la chica estaba pasando por algo.
—Así que solo esta vez, estaba dispuesta a ser el blanco de la broma como una distracción.
—A medida que Thrudd se acercaba a la casa, encontró a su padre apoyado en la puerta como si los estuviera esperando.
—Fiel a sus sospechas, él los recibió con una sonrisa y su habitual voz cálida —Ah. Ahí están mis dulces ángeles.
—Thrudd sonrió.
—Abadón se acercó al trío y acarició afectuosamente a las bestias bajo sus barbillas.
—Levantó la vista hacia Thrudd, quien montaba en la espalda de Bagheera, e hizo un gesto de sorpresa fingido.
—Oh. ¿También estás aquí? —Thrudd dejó de sonreír.