Una vez que Abadón salió de la habitación, Izanagi no dudó en cerrar la puerta tras de él.
—Honestamente… Nada más que monstruos por aquí, no importa dónde miremos.
Se volvió hacia su hija y le ofreció la primera y única semblanza de calidez que había mostrado en todo el día.
—Debiste haber estado incómoda aquí. Lamento haber tardado tanto en venir a buscarte.
—No estoy incómoda —respondió Amaterasu con un encogimiento de hombros.
Antes de que Izanagi pudiera decir algo, una escena bastante explosiva ocurrió en la televisión.
Izanagi intentó seguir lo que pasaba, pero era difícil. El dialecto que hablaban le resultaba totalmente desconocido.
—¿Tú… estás viendo televisión? —preguntó.
—Sí.
—No ves televisión.
—No lo hago.
—Bueno, entonces ¿qué significa esto…?
—Es un drama de Nevi'im. Sorprendentemente, son actores bastante espléndidos.
—¿Cómo puedes siquiera entender el idioma?
—Izanami lo transmitió a mi cerebro —respondió Amaterasu.