Katherine aún estaba demasiado aturdida para hablar, mientras miraba a su hija, que acababa de doblegar las leyes de la física a su voluntad, como si no fuera nada.
Sabía que los jugadores despertados eran fuertes, y también era dolorosamente consciente de que su hija podía hacer cosas que desafiaban toda lógica.
Pero esto estaba muy más allá de sus expectativas más descabelladas.
—Yo... yo... ¿Qué acaba de pasar? —preguntó, impactada.
Alex y Kary no estaban seguros de si reír o intervenir en este caso, así que esperaron.
Esperaron a que Katherine procesara en su mente lo que sus ojos acabaron de presenciar.
—¿Mamá? —preguntó Violeta, con el rostro preocupado.
Si su madre decía que no estaba impresionada, estaría mintiendo. Pero también podría refutar que lo que vio fuera real en este punto.