—Regresando volando hacia su casa, Alex se sentía contento de haber conseguido un pie en la puerta con la mujer. Elise podía ser un poco bruta, pero a él no le importaba.
La gente como ella era más sencilla de manejar, en su opinión.
Sin dobles intenciones ni maquinaciones en las sombras.
—Solo espero que no se tome demasiado tiempo para tomar su decisión. Por cómo hablaba, la situación casi con seguridad ya estaba más allá de la etapa en que la banda se quedaba callada... —murmuró, mientras volaba hacia el sur.
Alexander llegó rápidamente a su casa, volando lo suficientemente alto para que la gente pensara que era un pájaro desde el suelo, a menos que estuvieran mirando a través de binoculares. Una vez allí, aterrizó en su balcón con finura y elegancia.
Había estado practicando sus aterrizajes ya que tendía a estrellarse y no aterrizar. Antes de que se lastimara era mejor aprender a aterrizar decentemente.