Una oferta en la que pensar

Ya Elise estaba curiosa por lo que él diría. No había mucho que él pudiera ofrecerle que ella quisiera.

Pero él parecía tan convencido de que la cautivaría que, si nada, al menos su confianza hacía que fuera interesante.

—Estoy escuchando.

Alex sonrió y se apoyó en la mesa.

—Sé lo que estás pensando. '¿Qué tiene para ofrecerme? ¿Dinero? ¿Fama? No quiero esas cosas.' Bueno, podría ofrecer eso. Tengo una manera de hacer ambas cosas realidad, después de todo. Pero eso no es lo que a alguien como tú capturaría.

Él miró profundamente a sus ojos y solo sus ojos cambiaron a negro y rojo, con una sonrisa diabólica.

—¿Qué pasa si te ofreciera paz mental? ¿Qué pasaría si le ofreciera paz mental a todos en el vecindario? De una manera irrevocable.

Elise frunció el ceño ante sus palabras.

—Deja de tratar de ser misterioso y di ya lo que quieres decir —escupió ella.