Kary ignoró la conmoción detrás de ella y se concentró en el cabello de Violeta.
—Necesitaré que mojes completamente tu cabello para mí. ¿Puedes hacer eso? —le preguntó a la chica, sonriendo tranquilizadora.
—Mmm —Violeta tarareó mientras asentía.
Violeta usó su magia para conjurar agua sobre su cabeza y mojar su cabello completamente, confiando plenamente en Kary.
Kary sacó un cepillo de su mochila antes de cepillar suavemente el cabello de la chica, desenredando lentamente cada mechón, una cantidad pésima de maná para calentar su palma y actuar como un secador improvisado.
Con el movimiento de tracción del cepillo, el calor de su mano y algo de paciencia, devolvió el cabello de Violeta a su aspecto sedoso habitual, aunque un poco ondulado, y sonrió ante su obra.
—Una vez que el mundo vuelva a la normalidad, creo que podría abrir un salón de peluquería —bromeó Kary, dando a Violeta un abrazo reconfortante.
—Gracias —murmuró la chica, correspondiendo al abrazo.