No Ese Pasado

El Castillo de la Sombranívea se erguía tras ellos, sus antiguas y altas torres bañadas en el resplandor diabólico de la luna de sangre.

La fresca brisa nocturna apenas lograba llevarse el peso de sus preocupaciones mientras Silvia, Sabina, Merina, Seron, Rey Lakhur y Princesa Kayla permanecían de pie esperando en un tenso silencio.

Cada segundo que pasaba roía sus nervios, sus miradas parpadeando hacia el cielo oscuro, expectantes, desesperados.

Entonces—un cambio en el aire.

Una presencia descendió desde lo alto, el suave pero antinatural remolino de maná partiendo los vientos.

Sus ojos se abrieron de par en par cuando la silueta de Isola surgió, descendiendo graciosamente como una estrella caída.

Ella había vuelto y parecía saludable, aliviándolos de sus preocupaciones... pero solo por un segundo.

Contuvieron el aliento en el momento en que notaron a quien llevaba en sus brazos.