Ataque Devastador

Kaizen observaba atentamente mientras la tensión en el claro aumentaba. El aire a su alrededor parecía electrificado por la posibilidad de una batalla. Gieneno y Zukas intercambiaban miradas, comunicándose en silencio como solo los compañeros de largo plazo podían hacerlo. El sol comenzaba a ponerse, proyectando largas sombras a través de los árboles y creando un escenario casi místico para la confrontación que estaba a punto de suceder.

Alaric, comprendiendo la gravedad del momento, asintió lentamente. —Si es necesario mostrar fuerza, que así sea. Kaizen, Cephal, muéstrenles de lo que somos capaces.

Kaizen avanzó, su postura confiada pero no arrogante. —Muy bien, Gieneno. Resolvamos esto de una vez por todas.

Gieneno sonrió, una sonrisa pálida, casi fantasmal que no llegaba a sus ojos profundos. —Siempre he querido probar mis habilidades contra ti, Kaizen. Hay algo en ti que me fascina. Algo que necesito entender.