Kaizen dio un paso atrás y miró hacia el horizonte, donde el denso bosque se extendía como una alfombra verde. Sabía que había mucho por hacer y que el tiempo no estaba de su lado. Luego se volvió hacia Gieneno, ahora con una expresión más decidida en su rostro.
—Debemos ir donde Zukas y Cephal lucharon —dijo Kaizen, su voz llena de urgencia—. Han destruido gran parte del bosque, y no podemos dejarlos sin guía. Además, necesitamos asegurarnos de que estén de nuestro lado en esta batalla.
Gieneno asintió, aún sintiendo la adrenalina corriendo por sus venas después de la intensa conversación con Kaizen. Había una nueva determinación en su corazón, pero sabía que el camino por delante sería arduo.