Kaizen se detuvo frente a la entrada de la tienda, sintiendo que el aire a su alrededor se volvía más denso, como si el mismo entorno intentara desalentarlo de continuar. Las enredaderas que cubrían la puerta parecían pulsar suavemente, al compás de la respiración del bosque circundante, y el silencio reinante solo era interrumpido por el ocasional susurro de las hojas arriba. El crepúsculo había sumido al Bosque de Sombras en una penumbra inquietante, haciendo que cada sombra fuera más larga y profunda, como si el tiempo mismo se hubiera ralentizado.
—¿Esta es la entrada? —murmuró Kaizen, más para sí mismo que para Alaric, mientras sus ojos se fijaban en la puerta de madera sin ninguna inscripción ni símbolo visible.
Alaric dio un paso adelante, confirmando con un asentimiento —Sí, esta es. Thalion prefiere mantener un perfil bajo. Cree que aquellos que realmente necesiten sus servicios encontrarán el camino, independientemente de las apariencias.