La acusación...

Punto de vista de Selene

Me senté en la guardería, acunando a mi recién nacido hijo contra mi pecho. Su diminuta y delicada forma se acomodaba perfectamente en mis brazos mientras mamaba, sus pequeños dedos agarrando mi camisa con sorprendente fuerza para alguien tan pequeño. Sus hermanas, Maeve y Vina, estaban reunidas alrededor, sus ojos grandes llenos de asombro.

—Es tan pequeñito —susurró Maeve, sus ojos plateados-azules brillando de asombro.

—¿Puedo tocarlo, Mamá? —preguntó Vina, su voz llena de asombro. La mayor de las dos, Vina siempre tenía un toque de confianza en sus peticiones, pero hoy, su voz era más suave, más tentativa.

Le sonreí dulcemente, asintiendo. —Por supuesto, cariño. Solo sé gentil.

Vina extendió su mano con cuidado, sus dedos rozando la suave mejilla del bebé. Una amplia sonrisa se extendió por su rostro. —¡Es tan suave! Como una pequeña nube.