Un Monstruo derribado (2)

Cuando Ariana abrió los ojos, sintió un alivio abrumador mientras miraba alrededor de la sala.

Mientras observaba el techo blanco con la luz blanca que brillaba sobre ella, Ariana podía escuchar el sonido de las máquinas pitando, y sus ojos ardían con lágrimas. No por la sensación de ardor en su pecho ni por el dolor en su corazón, sino por el alivio instantáneo.

Había regresado.

Cuando estaba tumbada en el suelo y Nicolai le rogaba que no lo dejara solo mientras lloraba su nombre, Ariana lamentó haber hecho tal movimiento por desesperación. Quería volver el tiempo atrás y probar de nuevo; quizás tendría un futuro, uno mejor que el que tenía en mente.

Pero era demasiado tarde.

La sangre que salía de su herida era demasiada y los tentáculos tintados que tenían su agarre en su garganta hacían imposible que ella siguiera luchando, como si estuviera demasiado sucia para ser vista por Nicolai.

Por eso lo dejó todo.