Capítulo 1083 Malevolencia

¡La espada larga se deslizó por el aire!

¡Transformándose en un destello de luz blanca!

¡En un abrir y cerrar de ojos, la punta de la espada ya había avanzado hacia la cara de Julio Reed!

Horacio Leopoldo agarró la espada con una mano, sus ojos llenos de un atisbo de arrogancia.

O quizás, ¡confianza!

¡La confianza de un prodigio!

¡Bajo su mano, nadie podía resistir esta espada!

Bajo la espada, mil trescientas almas perdidas lo habían hecho.

¡Hoy no sería diferente!

¡Chas!

¡Las manos de Julio Reed se movían como un relámpago!

En el momento en que la punta de la espada estaba a punto de apuñalar su garganta, dos dedos pellizcaron firmemente la hoja.

¡Tres centímetros!

Justo tres centímetros más adelante.

¡Y perforaría la garganta de un golpe!

Sin embargo, ¡estos tres centímetros avanzaban excepcionalmente lentos!

Horacio Leopoldo no tenía prisa.

Había ejercido toda su fuerza y estaba cerrando gradualmente la distancia.

¡Solo diez segundos más!