Una vez que María logró que Urma encerraran a Red en la mazmorra pudo respirar adecuadamente.
Volvió caminando hacia la manada principal y comió todas las comidas que no había podido y bebió vino a su gusto.
Se sentía mucho mejor sabiendo que su enemiga estaba bajo sus pies.
Era tan fría y malvada que no le importaba estar embarazada hasta más no poder.
Había dado a ella la oportunidad de irse, pero no había escuchado.
Sus planes iban sobre ruedas.
Para cuando Bale volviera sería demasiado tarde. Le diría que era una ladrona, llamaría a los guardias que habían conseguido el collar de su dormitorio.
Y ella había seguido simplemente las reglas de la manada.
No habría nada que él pudiese hacer al respecto.
Era su compañera y su esposa.
María fue quien había plantado el collar en el dormitorio de Red.
Todo había sido su plan y Red había caído justo en su trampa.
Erica, una de las principales comandantes de Bale, irrumpió en el comedor.
Golpeó duro la mesa.