—Hola —ella repitió con enojo y frustración mientras él frotaba la herida en su brazo.
Pero él simplemente la ignoró y continuó frotando su herida.
Entonces, de repente, él se detuvo y torció su brazo para mirar más de cerca su lesión.
—¡Me estás lastimando! —ella gritó. Y luego liberó su brazo del agarre de él.
—¡Por qué estás siendo tan violento!
Él la miró, sus ojos ardían con fuego.
—Dijiste que tú y Jazmín fueron secuestradas, que así fue como obtuviste las lesiones, ¿no? —él preguntó.
Ella rodó los ojos. —Sí, lo dije. ¿Y qué?
—Esas lesiones no son consistentes con haber sido capturada. Son lesiones que tendrías si golpearas una fuerza. Son moretones.
Su cara se volvió roja cuando se dio cuenta de que había sido atrapada.
Ella comenzó a tartamudear. —¡Eso no es asunto tuyo!
Ella rápidamente cubrió su brazo.
Él agarró su brazo y la jaló de vuelta.