LA LLAVE DE TU IDENTIDAD

Jazmín inhaló pesadamente al escuchar sus palabras.

Sin decir una palabra comenzó a salir de la habitación.

—Hay algo más —dijo él, deteniéndola en seco—. Si alguna vez piensas tan solo un segundo que puedes matarme. O lo intentas. No te gustará lo que te haría.

Jazmín se volvió hacia él y dijo con audacia —. Estás equivocado acerca de mí. Tu percepción sobre mí es incorrecta. Y creo que en el fondo lo sabes. Pero tu orgullo no te lo permite.

—No lo digas —dijo él mientras cruzaba los brazos.

Ella tragó difícilmente y luego caminó hacia su vestido casi roto y se lo puso en lugar de su camisa.

Era una forma de demostrar su desafío.

Una forma de mostrar que él no podía controlarla y que ella también era su propia persona.

Y con eso salió de la habitación.

Al cerrar la puerta detrás de ella, tomó un aliento profundo porque estaba temblando. No tenía ni idea de dónde había salido la confianza para hablarle de esa manera.