LA DECISIÓN ES TUYA DE TOMAR

Ella sintió un escalofrío repentino en el pecho al escuchar la palabra nunca.

—Nunca dejarás de ser un problema en mi vida. Mientras estés viva siempre estarás aquí —afirmó él.

Ella tragó.

—Tanto como es tu bebé —le dijo ella—. También es mío. Y quiero quedármelo.

Y luego agarró su túnica.

—Nunca más volverás a saber de mí. Te lo prometo. Me iré lejos de este lugar. Nunca nos cruzaremos. No volveré por venganza, y tú nunca tendrás que lidiar con un niño. Por favor.

Él guardó silencio y entonces ella supo lo que significaba su decisión.

Luego él se volvió muy frío y todo su comportamiento cambió.

—¿Sabes qué? —preguntó él—. Tienes razón. No me importas y me da igual si vives o mueres. Tampoco me importa eso... eso...

Él no pudo siquiera decir las palabras.

—¡Esa COSA! Dentro de ti. Si eres inteligente aceptarás esta oferta y seguirás adelante con tu vida —anunció él.

—¿Cosa? —murmuró ella para sí misma, atónita pero no sorprendida por sus palabras.