SI ALGUNA VEZ CAMBIAS DE OPINIÓN

—¿Qué te pasó? —le preguntó Jazmín, terriblemente confundida y preocupada.

—Estoy bien —respondió él fríamente e ignorándola.

Se volvió hacia la mujer.

—¿Ha terminado ella aquí?

—Sí, ha terminado —respondió ella—. Pero necesita tener cuidado y ser bien cuidada. Sin estrés. Todo ese trabajo extra en el que estaba, tiene que parar. Solo empeoraría las cosas.

—No me importa —dijo Xaden—. Ella es tan malditamente terca que me arrepiento del día en que la conocí. Es mi manada, si va a estar fregando y limpiando pisos estando muy embarazada no es mi culpa. Ella quiere al bebé, así que tiene que encargarse. Con trabajo o sin él. Te debo por su tratamiento.

—No, no me debes —dijo la mujer—. Por el bebé que viene. Es gratis.

Él comenzó a irse y entonces la mujer lo apartó y empezó a hablarle en susurros.

Jazmín se frotó los brazos, insegura de qué hacer.

Insegura de si iba a dejar su manada y encontrar su propio camino o si él todavía pretendía mantenerla.