Él cabalgaba dentro de la manada y luego sus hombres vinieron para ayudarlos a bajar del caballo.
Xaden bajó primero y luego la ayudó a ella a descender del caballo.
Uno de los guardias se llevó el caballo y ellos continuaron su camino.
—¡Jazmín!
Era Fiona.
Corría bajando los escalones frontales y se apresuró hacia donde ellos estaban.
Vestía un sencillo vestido de muselina azul y su oscuro cabello fluía sobre sus hombros.
Se apresuró hacia Jazmín y la abrazó.
—Te ves mucho mejor —dijo Fiona tocando su mejilla y examinándola con la mirada—. ¿Todo está bien? ¿Estás bien?
Jazmín asintió.
—Estoy bien.
—Gracias a la diosa que estás bien —dijo Fiona—. Te veías fatal cuando te vi. ¿Qué te pasó? ¿Qué sucedió?
Jazmín miró a Xaden con incertidumbre y entonces Xaden dijo.
—Eso son muchas preguntas. Jazmín aún está débil y tú bombardeándola con tantas preguntas mientras estamos de pie bajo el sol, no creo que sea una buena idea.