Una vez que la criada había limpiado el té derramado, Jazmín aún seguía pensativa.
—¿Crees que debería ir y ofrecerle mis disculpas ahora? —preguntó Jazmín—. Parecía terriblemente molesta.
—No —niñera Nia lo desestimó—. Ya te disculpaste, así que déjala tomar un poco de aire. Luego podrías chequear cómo está.
Jazmín suspiró profundamente.
Ella estaba preocupada por Kire comportándose de manera tan errática.
No era nada propio de él.
—Necesitas tomar tus medicamentos —urgió niñera Nia a Jazmín—. Se está haciendo tarde.
En ese momento, Fiona pasó por allí.
—¿Qué pasó aquí? —preguntó Fiona al ver a la criada finalmente recogiendo los pedazos rotos de la taza.
—Estaba a punto de tomar mi té y Kire siguió gruñendo a Lily —dijo Jazmín masajeándose la frente—. Parecía que estaba listo para despedazarla si lo dejábamos.
—¿Cuál Kire? —preguntó Fiona incrédula.
Niñera Nia suspiró.
—¿Kire corriendo por ahí causando problemas? ¿El mismo? —preguntó Fiona—. Me cuesta creerlo.