El regreso de Vanda

Gastone caminó hacia el Palacio vistiendo su túnica para cubrir su rostro. No estaba lejos de él, pero aún así le tomó tiempo llegar al lugar. Mantuvo su cabeza baja, ignorando las miradas de los sirvientes y guardias cercanos.

Sin embargo, para sorpresa de Gastone, nunca lo molestaron. Esperaba que al menos un guardia lo detuviera y preguntara por su identidad.

«Esto es muy extraño», pensó Gastone para sí mientras caminaba rápidamente hacia el Palacio. Cuando estuvo cerca, vio a los guardias mirándolo.

—Umm, —Gastone estaba a punto de hablar con ellos cuando los guardias se miraron entre sí, se hicieron a un lado y lo dejaron entrar por la puerta sin decir una palabra.

Esa acción puso a Gastone la piel de gallina.

«¿Saben que soy yo?», pensó Gastone al avanzar y entrar en la habitación.

Para sorpresa de Gastone, el diseño dentro del Palacio había cambiado. Antes era en blanco y oro con elegantes ventanas grandes, y plantas colocadas en jarrones por todas partes.