Un error tras otro

Las piernas ya me dolía demasiado, llevábamos corriendo todo un día sin parar, observaba a Tata como si estuviera sin ningún cansancio con un rostro muy duro, pero yo apenas podía seguir este ritmo. Para mí fortuna, estábamos ya llegando al linde del bosque donde podíamos observar de ahí el panorama para ver cómo entramos al reino de los orcus sin ser vistos.

-Ya llegamos Velaria, detente y descansa tus piernas, te sobre exigiste.

-No importa Tata, necesito saber que está sucediendo, subiremos a ese árbol, para observar todo.

Le agarre la mano a Tata, y dije unas palabras, en menos de un parpadeo aparecimos dónde le había mencionado.

-Al menos avísame, eres igual a tu padre, odio cuando me hacía aparecer en otros lugares. - reclamaba Tata, como una niña.

Eso puso una pequeña sonrisa en mi rostro.

-Muy bien anti magia, ocuparé un hechizo que nos permita ver desde aquí, así que no te asusté, ya abuelita.

-Dime abuelita de nuevo y te golpeó en los ovarios Velaria. - Dijo Tata enserio.

-Ya tranquila...

Un pequeño mareo casi hizo que me cayera, debido a todo lo que exigí mi mayus.

-Vamos con cuidado, yo te sostengo. Dime ¿quién es la abuelita ahora?

Agradecí a Tata, me centre en el hechizo, sostuve la mano de mi mentora y repare en un águila que sobrevolaba los cielos, eso iba hacer de mucha ayuda.

Recite el hechizo de empatía, uno que me hacía conectar la visión con los animales, por ende yo podía ver a través de sus ojos, incluso podía darle pequeñas órdenes al animal, como vigilar en este caso.

Así que hice que el águila, viajara a esa horrenda construcción orcus.

Ver para mí a través de los ojos de un ave, era liberal, casi adicto, te daba la sensación de que podías volar, ser libre de todo.

Observamos el gran campo de trigo y las plantaciones que erigían hacia lo largo de todo el terreno, creo que tal vez eso sería lo único que podía admirar de esas bestias, el cómo trabajaban sus cultivos, por desgracia ese simple habilidad, no opacaba la verdadera escancia de un orcus.

El águila se detuvo en una cornisa del castillo, había mucha gente alrededor en una especie de patio, y ahí los encontré, Granet estaba... Desanudándose, o al menos se quitaba la armadura y la ropa de la parte superior para quedar con el torso desnuda, algo que por desgracia me sonrojo. Acto que Tata que veía lo mismo que yo, logro darse cuenta de mi vergüenza, a lo que me dio una palmaditas en la espalda, cómo burlándose.

Después de mirar un poco más nos dimos cuentas que Granet iba a participar en una batalla contra un hombre alto, de cabellos largos y dorados.

En cambio Hero, parecía muy nerviosa por todo esto, la pobre estaba preocupada y la entendía, incluso pese a saber que la habilidad de que tenía Granet, yo también deje que me ganarán un poco los nervios.

-Vamos, si es como dices ganará este duelo fácilmente, golondrina.

Tenle fe a ese diades y al hombre que escogiste.

No respondí nada lo único que hice fue quedándome a observar como transcurría todo.

-Mierda, Gran, reacciona, tu puedes, no dejes que te superen los nervios, cálmate y vencerás a ese tipo. - decía para mi sin darme cuenta que hablaba en voz alta, ver la pelea de mi amado y de como parecía que estaba perdiendo me atemorizaba totalmente.

Gran esquivaba todo lo que podía, pero ese imbécil de Elric se las arreglaba para lograr herirlo superficialmente.

-Hero, todo estará bien, Gran siempre se las arregla para salir de estás entuertos, siempre lo ha hecho, incluso con Arthur que era alguien superior a Elric. - menciono Lay para calmarme, mientras tomaba una de mis manos, pero su rostro mostraba que estaba tan preocupada que yo.

-Cuando Gran acabe este combate, lo voy a matar por tener que preocuparme de esta manera...

Por desgracia tuve que mirar el rostro de Will que mostraba miedo de lo que veía, el más experimentado de todos, temía por la salud de Gran.

Gran intentaba por todos sus medios poder atacar, pero no lograba dar ni un golpe, apenas y bloqueaba algún que otro ataque de ese Nórdico, hasta que finalmente mi amado se las arreglo para darle un corte bastante mortal, pero ese hombre solo se rio. No demostraba dolor alguno lo que significaba que o estaba enfermo, o aparte de su extraña condición de hiperlexia, es posible que también no sienta dolor alguno, es posible que ese hombre tenga ¿tantas enfermedades y le saque provecho?

Todo esto lucía mal, Elric le dio con el pomo de hacha a mi Gran, estaba apunto de meterme al duelo, porque mi amado estaba con ataque de pánico, podía reconocerlo, su respiración agitada, esa mirada nerviosa, el se estaba desesperando, pero cuando menos me los espere, el volvió a arremeter.

Mi cuerpo estaba cansado y estresado. Era un milagro que pudiera sostener aún mis dagas en las manos, Elric ni siquiera debería poder moverse con la herida que tenía en el costado, y lo hacia, pero si continuaba desesperándome, solo iba a ser peor para mí, iba a terminar muerto, así que lo único que tenía que hacer, era provocarle un herida que lo imposibilitará.

Además por mucho que el pudiera igualar mi agilidad con el mayus, con sus raros movimientos, si esforzaba más el no debería seguirle el ritmo, así que fui hacia el con ello en mente.

Cuando entre a su rango, lance mi daga a su hombro con precisión, para bloquear el movimiento de su brazo derecho, y lo logré, había detenido el movimiento de uno de sus brazos así que arremetí contra el sin dudarlo, grave error.

Por mucho, que le haya impedido ocupar un brazo, con el otro, doblo su codo de una manera imposible, logrando darme en el brazo, sentí como parte del filo se incrustó en la piel, una herida que si no la atendía luego, probablemente me materia por desangramiento.

Escuchar el grito de desesperación de Hero, me rompió el alma, al final era mi culpa por hacer que pasará por una situación así, eso me enfermaba.

Independientemente del corte en mi brazo izquierdo, seguí con mi ataque, le corté del pecho hasta la base del cuello, y aún así el seguí vivo, con una sonrisa en el rostro, sin despejarme de el, impidiendo el movimiento de su otro brazo con mi cuerpo, presiones mi daga que le había lanzado y estaba enterrado en su cuerpo y lo raje hacia arriba recuperándola.

Aún así ese mal nacido seguía riéndose, en desesperación puse más mayus en mi pierna y le di una patada que lo mando contra el piso, que provocó varios sonidos de parte de los hombres del Nórdico, la mayoría de susto otros de risas.

-Nada mal, muchacho, tienes agallas y espíritu de en un guerrero, has logrado cortarme dos veces, heridas que a un mortal deberían haber matado, pero por desgracia para ti, soy un semidios, hijo de Balur.

Balur, el hijo de Freya, que era indestructible, hasta que Loki, encontró la manera de herirlo.

-Si cómo seas, para ser inmortal, veo que tú sangre es muy roja, Elric, igual que la mía, igual que la de todos, además, el que está en el piso, no soy yo, eres tú.

-Si, cómo dijes eres buen guerrero, pero aún no mereces quedar marcado en mi cuerpo.

- Y a mi que carajos me interesaría que me tatuaras en tu cuerpo, Elric.

Me lanze para terminar con esto de una vez por todos, estaba cansado de tener que seguir escuchándolo y no podía perder el tiempo, necesitaba que alguien atendiera mi brazo, que aún podía mover.

Pero ir hacia el pensando que había ganado fue otro tonto error que cometí, uno que me iba a costar la vida.

Cuando pensé que todo estaba listo, el se movió rápidamente, tomo su hacha y bloqueo mi primer ataque, con eso quedó descubierto, era el momento de matarlo y con su hombro el hizo un giro de 360 grados, con el que me habría la pierna derecha, el corte fue tan profundo que dejó visible el hueso.

El grito de Hero me causo mucho más temor que la propia herida, Will la sostenía para impedir que no fuera hacia mi, ya que el duelo no había terminado, veía el terror en sus ojos y sentía el vínculo de Lay, lleno de pánico y tristeza por lo que me sucedía, yo seguía fallando les a todos.

-Hasta cuando mierda vas a seguir siendo un inútil, reacciona pedazo de mierda, de una maldita vez! - Grite enfurecido conmigo mismo.

Mi mayus se activo de golpe sin que yo lo haya querido, me moví directo hacia el, arrastrando la pierna, sin importar si la terminaba perdiendo.

-Admirable ataque suicida niño, tal vez no dejaste mella en mi cuerpo, pero recordaré tu espíritu.

Muchos de los hombres se reían por la victoria de rey, algunos pocos miraban con seriedad el duelo dando por sentado el resultado.