En mi ataque suicida, podía sentirlo, el mayus, había llegado a un nivel como cualquier otro que haya tenido antes, llegaba escuchar el corazón de Elric en su lado derecho, lo que válido mi teoría que tenía los órganos invertidos.
Pese a la velocidad con la que el se movía, yo estaba totalmente tranquilo, nunca supe cómo me igualaba, pero ya no importaba, su hacha rebanó mi rostro de un segundo a otro, perdí la mitad de la visión, mi cuerpo se movía con el impulso del golpe. Escucha a gritos de horror de parte de mi querida Hero, también escuchaba la risa de Elric los comentarios de varios que decían ya se acabó, pese a eso antes de desvanecer, si un último golpe para acabar con todo, apunte con ambas dagas al pecho de Elric.
Sin duda eres admirable niño, pero no importe que tanto a puntes a mi pecho, mi corazón no está en ese lado... ¿Porque apunta hacia el lado derecho? el sabe que...
Atravesé con ambas dagas el pecho de Elric, el grito no de dolor, sino de miedo verse al fin derrotado.
De un ademan retire las dagas, de su pecho, el comenzó a encovarse cayendo arrodillado y manteniéndose en esa postura.
-Skivender, anuncia el ganador. -Dije con una voz más digna de los muertos que de los vivos.
El se acero raudamente hacia Elric, examinó su cuerpo, mirando algo que no podía creer, el tenía un pequeño hoyo en su cuerpo el cual podías ver al otro lado.
Se levantó tranquilamente con un rostro derrotado.
-Saluden, al nuevo Jarl, Gran.
A regañadientes los demás me saludaron, pero ese sonido junto con la voz de Hero fue lo último que escuché.
Yo estaba mirando llena de horror, el combate acaba de terminar, podía verle el ojo colgando del rostro de Gran, el estaba medio muerto, eso lo podía ver desde aquí.
-Lo lamento Velaria, créeme que... Niña, ¿que haces?
Me arroje sin pensar, corriendo hacia el, para poder sanarlo con mi magia.
Escuchaba que Tata me siguió desde atrás, diciéndome que no debía acercarme a esa construcción y que mi magia no funcionaría para salvarlo en el estado en el que está, pero yo hice oídos sordos.
Simplemente corrí sin importar lo que sucediera o a quien debería enfermarme.
-Will, ayúdame con Gran, hay que llamar a un médico, alguien, muévanse por la mierda.
Yo tenía a Gran entre mis brazos, sus palpitaciones eran demasiadas lenta y apenas se sentían, el necesitaba ayuda urgente, o si no el podría irse lejos de mi.
Eso no podía permitirlo, no ahora que al fin estábamos juntos.
-Mi amor no me dejes.
-Mujer, llevaremos al Jarl al castillo para que lo atiendan. - dijo Skivender casi haciendo esto por obligación.
Ordenó a tres hombres que vinieron con mala gana y levantaron el cuerpo de mi amado.
-Yo soy la prometida de Gran, de su Jarl, así que lo acompañaré, y ellos son sus personas más cercanas también vendrán.
Skivender me miró con desagrado, la típica mirada que siempre recibía.
-Si cómo todo Jarl, escogen a las mujeres más estrafalarias, adelante.
-Lady Alice yo me quedaré a hacer eso de lo que hablamos, apenas termine iré enseguida, cuide al muchacho.- Dijo finalmente preocupado
Deje ir a Will, mi única preocupación era mi amado, así que deje que se lo llevaran mientras yo los seguías.
-Señora Alice, avisaré a la corona de inmediato...
Sin que dejarán terminará de hablar al comandante Maxwell, Skivender le dio un puñetazo.
-Nuestro Jarl es Gran, los ingleses se tienen que marchar, esperen en sus carpas al otro lado del río a noticias, porque a ustedes no le debemos nada.
El comandante levantaba furioso, pero lo detuve.
-General, ellos no lo van a respetar, deje que mi prometido se recupere, pronto, tendrá noticas de el, confíe en mí, si no puede hacerlo, creo que Willfest puede servir de validación para lo que digo.
-Un día, es todo lo que puedo darle, hasta tener noticias y que el ejército tome el castillo. Deseo... Espero que no sea nada grave lo de Sir Gran.
Sin demora nos llevaron al interior del castillo a la habitación de Elric. Cuando entramos, un grupo armado por una mujer, dos hombres fornidos y unos niños desalojaron el castillo, mirándonos con odio.
-Señora, Guesak, es nuestro curandero, el se hará cargo de el.
Un hombre muy delgado, pero alto, entro rápidamente, mirando con horrores el cuerpo de Gran que lo habían puesto sobre una mesa improvisada para no manchar la cama, de la antigua habitación de Elric.
La habitación era enorme, incluso tenía su propia chimenea, pero no le di ningún tiempo para admirar aquel lugar. Al poco tiempo Guesak, pidió que lo dejáramos solos, para poder trabajar mejor, yo no quería dejarlo, pero me obligaron hacerlo. Lay se quedó en la puerta a sin moverse ni un centímetro y Roja, tampoco se movía de afuera de ese lugar.
Pasaron horas hasta que finalmente el curandero, salió de la habitación.
Su rostro no indicaban buenas noticias.
-Me temo que el reinado de este Jarl, será uno de los más cortos, tendría mala suerte si llega hasta mañana, si piden mi consejo sería mejor terminar con su sufrimiento.
-No. - grite desesperada. - No sé le ocurra hacer eso, jamás.
Se empezaron a escuchar campanadas.
-¿Que es ese sonido?
-Alguien nos ataca. - exclamó Skivender. - Malditos Ingleses, nunca cumplen su maldita palabra, Os juro que mataré a todas esa alimañas.
Las puertas del castillo se abrieron de golpe, Horace junto con Will llegaron, aunque el escocés, parecía cansado, en cambio Willfest venía tranquilamente.
-Nos atacan Skivender, nos atacan.
-Imposible, Maxwell es alguien de honor, el respetaría su palabra hasta el final. - menciono Will.
Skivender se acercó molesto hacia Will.
-Ustedes Ingleses nunca respetan nada, no me hagas reír. Horace, ¿Quién nos ataca?
-Son dos mujeres, han asesinado ya a dos cuadrillas, hay que...
Algo había empujado a Horace que lo dejo clavado contra la pared.
Viendo el cuerpo note que tenía una flecha incrustada en su espalda.
De pronto entrar dos figuras como sombras. Y Cuando Will, se dio cuenta de quienes eran, actuó como loco. Saco su espada y ataco a una de esas personas que entró.
-Malditas criaturas, las voy a exterminar.
Will con mucha velocidad fue a golpear con su espada a una mujer alta, pero ella detuvo el golpe con su mano desnuda.
-Orcus, siempre tan predecibles.
La mujer le dio una patada, que me recordó a cuando Gran le reventó la cabeza al Ogro, pero Willfest lo esquivo sin mucho problemas. Cómo contrataque intento darle una patada que no llego a nada, pero al menos hizo que soltara su espada.
Ellos volvieron a atacarse.
Cuando me di cuenta de quién había entrado m metí entre medio de ellos dos.
-Will detente ahora.
-Tata alto.
Willfest llegó a estar dispuesto a atravesarme con esa espada para acabar con la otra largo viviente, y la mujer a la que llamaron Tata también se detuvo, apunto de haberle perforado la cabeza a Will, sin ponerme en riesgo.
No le di importancia a lo sucedido, corri hacia ella, llorando.
-Velaria, Gran, está, está...
-Tranquila, lo sé , vengo ayudarlo, puedo sanarlo.
Will se dirigió enfado hacia nosotros y apenas dio unos pasos Tata, puso la espada en su cuello. Fue curioso ver cómo nadie mas intervino en esa pelea.
-Lady Alice, no confíe en estos elfos, son un manojo de mentiras, crueles que solo quieren nuestra muerte.
-Mira quien nos llama mentirosos y crueles, que yo sepa, los nuestros nunca mataron a sus bebés como lo hicieron los suyos. - Dijo Tata aguantando su ira.
-Me importa un carajo lo que pienses Will, le confiaría mi vida sin importar a Velaria. - No sabía porque lo decía o mejor dicho sentía eso, pero lo creía ciegamente.
-Estas pasando el tiempo, y es muy valioso, si queremos salvar a Granet, tiene que ser ya.
-Velaria sígueme, yo te llevo hacia el.
Apenas llegamos hacia la puerta de la habitación, Lay se interpuso en el camino de Velaria.
-Yo... No se quien eres, pero por favor, no importa lo que haga falta, salva a Gran, si necesitas mi vida a cambio estoy dispuesta a darla.
Velaria observo a la chica que se puso enfrente de ella, con mucha delicadeza.
-Vueles a muerte, pero descuida, lo salvaré mujer, ahora hazte aún lado.
Entramos a la habitación para ver que habían movido a Gran a la cama, le habían hecho una soltura en el rostro, que ser veía horrible. Pero no me importaba mientras lo salvarán.
Vel fue rápidamente hacia el, puso su mano cerca de su nariz.
-Aun respira, bien, no perdamos más tiempo.
Ella dijo una larga frase en un idioma que jamás había escuchado, cómo en aquella vez que la vi haciendo magia, de las manos de ella broto una luz verde, de hecho fue casi igual a cuando Felia arreglo mi rodilla, pero cuando la luz dejo de brillar Gran seguía igual.
-Que sucedió Velaria.
Ella estaba al borde del llanto.