Fons, Ash, Residencia Harch - 4 de Octubre - Año 526
—¿Sólo sabemos nosotros? —Lara preguntó.
Se encontraba en la sala, recostada en el largo sofá de cuero que ocupaba la mayoría del habitación. Rhys se encontraba parado a su lado, estaba a punto de irse a reunir con Lee, pero todavía tenía que esperar a que Ashley llegara ya que iría a acompañar a Lara al médico.
Rhys bajó su mirada y miró a su esposa con cierta duda mientras se acomodaba su saco. Se sentó a su lado antes de responder y apoyó sus codos en sus piernas para luego inclinar su cabeza hacia sus manos. Se sostuvo ahí unos momentos.
—Rygal me lo dijo —respondió, con su voz serena—. Ni siquiera tuve que preguntárselo, sólo se defendió de una acusación... Y ahora que lo pienso, yo nunca lo acusé de esa manera, nunca le dije por qué estaba enojado con él, sólo hui de casa porque me había mentido en cuanto al motivo de la muerte de Demian, pero claro, él nunca creyó que yo pensaba que él había sido el asesino de su hijo, y si me pongo a analizarlo, encuentro cada vez más detalles, nunca estuvo claro, eso era obvio, ¿Cómo no me di cuenta antes? Él nunca mencionaba nada relacionado a la muerte de Demian, sólo asentía y decía cosas que se daban por hecho... Qué estúpido fui —se lamentó, mientras se masajeaba la frente con sus dedos.
—Por mucho que hubieses tenido la verdad enfrente de tus ojos, no quisiste creerlo, y es normal, cariño... Todo lo que pasaste para poder asimilar la pérdida de tu hermano, lo que superaste, todo eso colocó una idea en tu mente que iba a ser imposible de romper, a menos que Rygal fuera sincero... Y lo fue, no hay nada de que lamentarse, no es tu culpa —aseguró Lara. Su mano se había extendido hasta el regazo de su esposo, lo acarició despacio.
—Sé que esto va a ser un choque para Vlas, tengo que hablar con él sobre eso, pero primero quiero que lo comprenda, hay cosas que es mejor reflexionar en soledad, y creo que esta es una de ellas. —Rhys se irguió y luego colocó su mano sobre la de Lara—. Pero Lara, ¿Tú sabes lo que significa que Demian esté vivo, cierto? —le preguntó.
Lara encontró en la mirada de su esposo cierta pena que apagaba un poco el brillo de sus ojos verdes, ella también sentía algo de pena, no iba a negarlo. Era complicado, ella conoció a ese chico en el pasado, y aunque no tanto como a Rhys, también le dolió su muerte, le dolió no haber podido siquiera prometerle cuidar a Rhys por él, le dolió la crueldad del mundo, él era muy pequeño y no se merecía ese destino, pero por mucho que quisiera hacer de todo para sentir que su muerte valía la pena, no pudo hacer nada, ni por ella ni por Rhys, no sabía qué hacer en realidad, ella era muy joven y jamás había pasado por una situación parecida, pero el tiempo fue su mayor aliado y poco a poco sosegó ese duelo ocupándose de otras cosas, hasta que se reencontró con Rhys y también lo ayudó a él a superar ese dolor, y él también se ocupó de otras cosas, de pensar en lo que valía la pena realmente, en no atarse a ese pasado... En volver a su hogar por su familia, por quienes amaba y seguían ahí. Por eso, esa pregunta tenía mucho sentido en su mente, y la mirada de Rhys también.
—Clio... —ella musitó.
—No se lo quiero decir, la destrozaría, ella sufrió mucho por eso y... Yo conozco a mamá, sé que ha vivido todos estos años intentando ocultar todo ese dolor debajo de su triste sonrisa, sé que está rota por dentro y que sigue adelante porque todavía nosotros le damos voluntad, y también por eso sé que sería injusto no decírselo, ella no merece vivir en una mentira, menos si esa mentira le causa dolor, pero... ¿No le causaría más dolor la verdad?
—No, mi amor... La verdad tiene que ser dicha, duela, o no duela... Es su hijo, ella se merece saber que sigue con vida, ella se merece dejar de sufrir por un pasado que no existe, tal vez al principio puede lastimarla, pero créeme, ella, tú, Vlas... Todos se quitarán un peso de encima una vez que todos lo sepan... Cargan con ese dolor hace más de diez años, y ahora, ese dolor no tiene justificación, ¿Por qué seguir aferrado a un recuerdo falso que sólo los lastima? Es hora de seguir adelante, ¿No crees?
Rhys bajó su mirada, comenzó a jugar con los dedos de Lara que estaban entrelazados a los suyos. Ella quitó su mano al instante y la posó en su hombro. Quiso reír ante ese gesto, él sabía que a ella le molestaba que él hiciera eso con sus dedos cada vez que se tomaban de las manos, pero eso lo ayudaba a distraerse un poco, y aclaraba sus dudas al tranquilizar su corazón.
Lara tenía razón, su madre se merecía saber la verdad, se merecía saber que el hijo que había llorado por diez años estaba vivo, que por mucho tiempo que hubiese pasado, siempre sería su hijo, y ella su madre. Podía encontrar ciertos motivos por los cuales Demian tal vez no quería verlo a él, pero, ¿A su madre? Realmente no se le ocurría ninguno, y él conocía a su madre, ella incluso podría ser capaz de mover cielo y tierra para hallarlo... Ella hasta iría detrás de Rygal para saber la verdad. Claro que lo haría. Eso a si vez le daba cierto miedo, de ahí se sustentaba la duda, no porque Rygal le hiciera algo, él jamás lo haría, sino por la ilusión... Nada aseguraba que Demian no hubiese cambiado, sin ir más lejos, claramente había cambiado, Rygal se lo había dicho, habían pasado diez años, él ya no tenía más doce, por lo que, ¿Si realmente no quería saber nada con ellos? Eso rompería el corazón de su madre, mucho más que incluso creer que él estaba muerto, porque no era algo irreversible e inevitable como la muerte... Demian estaba vivo, en carne y hueso, ella podría incluso imaginar su rostro y su voz, recordarlo con una precisión increíble, pero nada se comparaba a la realidad, al estar a su lado, a un verdadero reencuentro.
No quería ilusionar a su madre en vano, no quería hacerle creer que podría recuperar a su hijo para luego fallarle, no podía, pero tampoco podía mentirle en la cara, cuando fuera a visitarla, ¿Qué clase de hijo sería? Estaría haciendo lo mismo que repudió de Rygal. Eso era inadmisible para él... No se convertiría en lo que más odiaba... Tenía contárselo. Ella lo tenía que saber.
—Se lo diré —declaró, luego de un largo rato en silencio—. Pero no ahora.
—¿Por qué? —Lara preguntó, confundida.
—Sé que es mamá, pero no puedo concentrarme en ella ahora, es injusto lo que estoy diciendo, lo sé, pero esto es algo más grande... Lo haré cuando volvamos a Remia... Tengo cierto presentimiento de que cuando lo haga, ahí todo tendrá sentido, Rygal sabe donde está Demian, no creo que esté muy lejos, debe estar en Remia... Por lo que antes de inevitablemente reencontrarme con él... Mamá lo sabrá —aseguró Rhys.
—Creo que es lo más sensato —Lara coincidió—. Está bien que lo hagas, Rhys, si no lo haces tú no lo va a hacer otra persona, sé que amas a tu madre con tu vida y que no quieres lastimarla, pero hay veces donde es necesario ser honesto.
—Lo sé... Gracias por todo, mi amor —Rhys inclinó su cuerpo hacia el de Lara y pasó su brazo por alrededor de sus hombros—. Me tengo que ir ahora, Ashley ya está por llegar, tengan cuidado, ¿Sí? —preguntó, luego le dio un beso en la frente.
—Claro que lo tendremos, tú también ten cuidado... Te amo. —Lara sonrió.
Rhys le devolvió la sonrisa y luego se dio la vuelta para salir de la habitación. En su trayecto por ese camino de piedra que daba dirección hacia el portón de la entrada a la mansión pensó una y otra vez de qué manera podría decirle a su madre lo del verdadero destino de Demian. Era extraño, no se había puesto a pensar en eso, había pensado en muchas cosas, pero sin intención dejó de lado lo que su madre podría pensar de todo. No iba a negar que en realidad lo había hecho porque estaba seguro de que ella se lo iba a tomar con tranquilidad, su preocupación no era por cómo se lo tomara, sino por cómo resultara su búsqueda... Demian era su hermano, por mucho que se quisiera hacer el fuerte, algo dentro de él le causaba un estremecimiento casi imperceptible en su alma, pero estaba ahí, y no podía ignorarlo... Tal vez deseo, tal vez miedo, tal vez ambos, algo de ilusión, sorpresa, felicidad y tristeza.
Era demasiado, tanto como Demian le hizo sentir en el pasado. Su hermano jamás acaparó una sola emoción suya, lo que sintió, o todavía sentía, por él era complicado de explicar. Lo amaba, claro que lo amaba, pero luego de diez años sin saber nada de él, de creerlo muerto, ¿Podía considerar que todo eso que sintió en el pasado reviviría en él? Tal vez no, porque a él no le gustaba hacerse falsas ilusiones, si Demian no era la misma persona que fue cuando formó parte de su vida en Remia entonces no podía siquiera amagar a la idea de volver a sentirse igual que cuando tenía quince años. Era imposible, por lo tanto, fuera como fuera Demian en el presente, realmente iba a ser una sorpresa para él, y realmente tendría que controlar su corazón para no dejarse llevar por la nostalgia de lo que pudo haber sido. Y para que, contrariamente al pasado, nadie saliera lastimado esta vez.
—Te encuentras en las nubes, Windsor.
Al llegar al portón, antes de colocar la clave en el tablero digital para que el portón se abriera, detrás de las rejas vio a Ashley bajar de una camioneta negra con vidrios polarizados de la marca Minuis. Era un coche estatal, debido a que la familia Minuis, propietaria de la empresa automotriz más grande del Reino de Fons, era la encargada de proveer el gobierno vehículos para uso estatal. Le pareció extraño que justo llegara en un vehículo estatal, y había bajado desde el asiento del conductor, ¿Ella tenía permiso de conducir esos vehículos?
—Llegaste —Rhys la saludó luego de abrir el portón.
—Llegué. —Ashley siguió su camino hacia la entrada y lo saludó con un beso en la mejilla—. ¿Lara está dentro? —preguntó al pasar.
—Sí, te estaba esperando —respondió Rhys—. Espera, ¿Tú estabas conduciendo? No sabía que te lo permitían.
—¿Eh? —Ashley rio—. ¿Por qué no me permitirían conducir?
—Digo, por seguridad, ¿No? Es un coche del gobierno después de todo, no debería conducirlo la princesa sola, al menos en Remia así funciona la seguridad, a los altos mandos del reino no les permiten conducir vehículos estatales por sí mismos, siempre llevan un chofer consigo —Rhys explicó.
—Oh, no sabía, yo sólo lo pedí y me lo dieron... Bueno, tal vez se lo pedí directamente a Lee, insistió en que trajera un chofer pero le dije que no iba a ser necesario —contó Ashley.
—Tiene sentido, por cierto, voy con él ahora, ¿Estaba ocupado? —Rhys preguntó.
—No, de hecho te estaba esperando también —respondió Ashley. En ese momento su mirada recorrió de arriba a abajo el cuerpo de Rhys—. Oye, sabes que a Lee no le importa mucho la formalidad, no sabía que eras de usar trajes —señaló, con gracia.
—Usaba traje todo el tiempo cuando íbamos al colegio, ¿Lo recuerdas? Era un protocolo de mi familia, a veces no le daba demasiado importancia, pero tenía cientos de trajes en mi guardarropa, creo que por eso hoy en día no veo con buenos ojos la idea de usar traje todo el tiempo, aunque hay excepciones —comentó Rhys.
—Con lo bien que te ves cuando vistes formal. —Ashley dejó un halago en el aire antes de darse la vuelta y enfilar en dirección a la entrada.
—¿Y eso? —Rhys le lanzó una sagaz mirada—. No estarás coqueteando conmigo, ¿Cierto, princesa? —bromeó.
—¿Eh? ¿Qué dices? Vengo a cuidar a tu esposa y crees que tengo el valor de coquetear contigo... Tienes el autoestima demasiado alto, Windsor. —Ashley se dio la vuelta y retrocedió algunos pasos hacia Rhys—. Ahora... —dijo, se tomó el atrevimiento de acomodar su corbata que estaba torcida—. Ve a la reunión que tienes pactada con mi hermano, sabes que cuando alguien no llega a tiempo se pone como loco.
—Ash... —Rhys tomó su muñeca antes de que ella soltara su corbata—. Cuida de Lara, confío en ti.
—Daría mi vida por ella si fuera necesario, Rhys... No debes preocuparte por eso, ella está en buenas manos —Ashley aseguró, el plateado de sus ojos brilló junto con la firmeza que su voz resaltó.
—Eso es suficiente para quedarme tranquilo... Gracias Ash.
Rhys se dio la vuelta y salió de la propiedad. Antes de cerrar el portón se quedó parado en la línea que dividía la acera con la entrada, Ashley siguió su camino hacia la entrada y luego de tocar el timbre vio como Lara la abrió y ella pasó. Cerró el portón luego de asegurarse de que ambas estuvieran dentro y comenzó a caminar por la acera. Podía volar al palacio, teletransportarse tal vez, pero había mucho que quería pensar, ese trayecto de su casa al palacio le sería de ayuda.
Ashley entró a la casa de Lara luego de que ella le abriera la puerta. Lara había subido a su habitación a buscar algunas cosas y pronto saldrían camino al consultorio para el chequeo medico que Lara tenía programado. Por lo que ella sabía quién se encargaba de llevar y traer a Lara cada vez que debía ver al medico era Rhys, él se encargaba de todo lo que tenía que ver con ella en realidad, sin embargo, la noche anterior había recibido una llamada de Lara en la cual le pedía que al día siguiente la acompañara al medico debido a que esa misma hora Rhys tenía una reunión con Lee. Ella obviamente aceptó sin problemas, Lara era su mejor amiga y siempre estaba dispuesta a ayudarla con lo que fuera, más en ese momento cuando ella en consecuencia a su embarazo no podía hacer casi nada por sí sola.
—Vamos. —Lara bajó las escaleras rápidamente. Traía consigo un bolso de mano y en la otra su abrigo.
—Bien, yo cierro, puedes adelantarte. —Ashley la dejó pasar y luego de que ella salió al patio delantero cerró la puerta de entrada con la llave que Lara había dejado colgando—. ¿Vamos bien de tiempo? —preguntó al alcanzarla, Lara ya estaba por llegar al portón.
—Sí, todavía tenemos unos cuarenta y cinco minutos —Lara respondió, mientras colocaba la clave en el tablero del portón.
—Mejor así —asintió Ashley.
Ambas subieron a la camioneta luego de que Lara se asegurara de haber cerrado bien la casa y partieron rumbo al consultorio. El viaje en coche comenzó silencioso, Ashley sólo se concentraba en la carretera mientras Lara leía algunos papeles que había sacado de su bolso. Ashley no pudo evitar mirar de reojo como Lara leía lo que sea que estuviera escrito en esos papeles con concentración.
—¿Es sobre la empresa? —preguntó, en un intento de romper el silencio que se había adueñado del ambiente.
Lara alzó su mirada en reacción a la pregunta de Ashley, luego volvió a mirar los papeles.
—Oh, no... Vince no quiere enviarme nada que involucre los movimientos de la empresa, dice que me conoce y sabe que me terminaré estresando, y que eso es malo para el embarazo, aunque estoy cien por ciento segura que el que le pidió que me dijera eso fue Rhys, él había insistido con ello antes de que le cediera el mando a mi tío —comentó Lara.
—¿Tú crees? —Ashley preguntó.
—Claro que sí, se preocupa en demasía para que yo no me preocupe, valga la redundancia, es tan lindo cuando hace de todo para que no me afecte nada de lo que sucede afuera de nuestro hogar, o sea, él realmente cree que no me entero, pero es mejor que así lo crea, se esfuerza mucho para mantenerme tranquila la mayoría del tiempo, eso es invaluable, amo saber que tengo a alguien como él en mi vida, si te soy sincera... No sé qué haría sin él, realmente no lo sé —Lara declaró, poco a poco fue esbozando una sonrisa.
Ashley notó su reacción, y también sonrió.
—Lo sé, me pidió que cuidara de ti cuando nos cruzamos en la entrada, tuve que prometerle que estabas en buenas manos para que se quedara tranquilo —contó Ashley, entre risas.
—¿En serio eso te dijo? Los vi por la ventana cuando estaban en la entrada... —Lara reveló.
Ashley rápidamente le dirigió su mirada, justo Lara la estaba mirando a ella también. «No me digas que me vio cuando le acomodé la corbata... Por Sun, Ashley»¸ pensó, preocupada.
—Emm, Lara... —quiso decir.
—Tranquila. —Lara se le adelantó—. Siempre tiene la corbata desacomodada después de todo, agradezco que se la hayas acomodado, olvidé de hacerlo hoy —dijo, soltando una suave risa.
Ashley la miró desconcertada. ¿No le había molestado? ¿Qué clase de truco era ese? Hasta ella misma creía que había estado fuera de lugar, ¿Acomodar la corbata de un hombre casado bajo la atenta mirada de su esposa? Sólo pensarlo ya le daba incomodidad, no se había percatado en ese momento lo desubicada que había sido.
—¿No te molestó? —Ashley le preguntó, confundida.
—No, ¿Por qué me molestaría? —Lara replicó.
—Emm, es que, no lo sé, otra mujer acomoda la corbata de tu esposo frente a tus ojos, si te pones a pensar suena extraño, no quise que así fuera, lo hice porque fue un instinto, no quiere decir que haya tenido otras intenciones, me disculpo de antemano por haber hecho eso —Ashley comenzó a divagar, siempre lo hacía cuando se ponía nerviosa.
A pesar de que había vuelto su mirada hacia adelante en dirección a la carretera todavía sentía desde cerca como Lara la miraba atentamente.
—No eres «otra mujer», Ash... Sé que Rhys tiene confianza contigo, yo también tengo confianza contigo, eres nuestra amiga, hace mucho tiempo, no te preocupes por esas tonterías, sé que Rhys puede ocultar el coqueteo detrás de alguna que otra broma, soy la primera en reprochárselo cuando lo hace, pero no lo hace contigo Ash, créeme, él sabe marcar muy bien los límites cuando se trata de ti —Lara aseguró.
—Lara... Yo... No lo sé, siempre me he sentido culpable por lo que pasó entre nosotros esa vez, no quiero hacerme la víctima, pero... No fue correcto lo que hice, y eso me ha perseguido por mucho tiempo, pero quiero que sepas que jamás intentaría algo con Rhys de nuevo... Él... Él es sólo un buen amigo, nada más, lo quiero por todo lo que hizo por mí, y sigue haciendo, pero sólo eso, es un afecto fraternal —Ashley intentó aclarar algo que ella sabía que estaba claro, no sabía por qué estaba reviviendo una charla concluida del pasado, ese gesto que tuvo en la mañana le había traído ciertos recuerdos que ya había superado.
No sabía qué pasaba con ella.
—Ash... ¿Tú nunca le contaste a Rhys lo que pasó entre nosotras, cierto? —Lara preguntó.
Ashley de la nada sintió como todo su cuerpo se tensó. Sus manos apoyadas en el volante dejaron de moverse, tuvo que bajar la velocidad. ¿Qué era esa sensación? ¿Por qué la pregunta de Lara la había hecho sentir así? Claro que sabía a lo que se refería, pero, ellas nunca volvieron a hablar de lo que pasó aquella vez, ni siquiera a solas, ni siquiera cuando hablaban sobre lo que pasó con Rhys. No, nunca. ¿Entonces? ¿Por qué en ese momento?
—Lara... —musitó, los nervios anteriores se entremezclaron con los que esa pregunta le causó. No quiso mirar a Lara, sabía que no iba a poder hacerlo sin sentirse incomoda—. Yo... No... ¿Por qué le contaría eso?
—No lo sé, me contaste a mi lo que pasó con él, ¿Por qué no a él lo que pasó conmigo? No es que te esté reprochando nada, pero es raro que no lo hayas hecho —Lara comentó, con tranquilidad, había notado la reacción de Ashley, ella no se iba a poner nerviosa por hablar de algo que sucedió en el pasado. Ya había superado muchas cosas, esa era una de ellas, el pasado era pasado, no iba a arreglar nada a través de remordimientos. Lo tenía muy en claro.
—No es lo mismo... Tú... Tú no eres Rhys —Ashley declaró, los nervios poco a poco dejaron de hacerla sentir incómoda. En cambio, comenzó a sentir un poco de valor para mirar a Lara al rostro—. Él no me lo perdonaría —aseguró.
—No, estás equivocada —Lara objetó, con seguridad.
—¿Cómo que no? Lara, él jamás me perdonaría haber hecho eso, él te ama Lara, y te amó siempre, incluso en ese momento, lo hubiese visto como una inmensa traición, él... Realmente me hubiese odiado por eso. —Ashley bajó su mirada, resignada ante su pensamiento.
—Ashley, fue sólo una noche, una noche de tantas que hemos vivido, una noche que jamás volverá a pasar, ambas nos encontrábamos en un momento complicado de nuestras vidas, lo que pasó, pasó, ambas sabemos cómo nos sentimos en ese momento, y lo que sentimos después, no por eso deberás condenarte de esa manera, ni sentirte culpable por lo que Rhys piense... Además, ya te lo he dicho, conozco a Rhys, él jamás te odiaría por algo así, créeme, no es ese tipo de persona.
—¿Tú... Alguna vez se lo dijiste? —Ashley preguntó, tragó saliva dispuesta a esperar cualquier tipo de respuesta. Los nervios habían vuelto. Agradeció que ya hubieran llegado al estacionamiento del consultorio, porque no sabía si iba a poder seguir conduciendo.
—Sí, la noche antes de casarnos... Ambos nos sinceramos ese día, no queríamos que hubiera secretos en nuestra relación, y bueno... Sólo pasó, créeme, Rhys ya lo sabe hace demasiado tiempo, y no te odia, Ash... Él más que nadie ha cometido errores, comprende el peso de estos, comprende lo que significa pedir disculpas, y comprende el valor del perdón, si él no ha cambiado la manera en la que te trata incluso sabiendo eso, significa que te aprecia por encima de cualquier error que cometas... Y creo que eso ya lo sabes, no quieras convencerte de lo contrario, Ash, no mereces castigarte por algo que no tiene arreglo. —Lara estiró su brazo y posó su mano encima de la de Ashley—. Además, ambas sabemos que no te gustan las chicas, no nos hagamos las tontas, eso no volverá a pasar —bromeó.
—¡Lara! ¿Por qué eres así? —Ashley no pudo evitar soltar una carcajada.
—Es mejor tomárselo con humor, Ash... ¿Sabes? Preocuparme por lo que sucedió en el pasado me hizo sentir muy mal hace un tiempo, no lo sé, me martirizaba creyendo que hubiese podido hacer algo para que todo fuera distinto, y tal vez sí, pero no podré hacer nada para volver y asegurarme que mi presentimiento es cierto, por lo que sólo me queda seguir adelante, aprender de esos errores es lo único que tendrá sentido, aprender y pretender no volver a cometerlos, es lo que convertirme en una mujer de familia me enseñó... Aprendí a valorar el presente y cada pequeño momento que paso junto a ellos, es lo único que perdurará cuando ya no me quede nada más que dar, ni los remordimientos ni los errores pasados me darán la satisfacción necesaria para sentir que mi vida ha tenido sentido. —Lara bajó la mirada, una plácida sonrisa se plasmó en su rostro.
—Me harás llorar, tonta —Ashley rio, rápidamente sacó un pañuelo de su bolsillo para limpiar su nariz.
—Vamos, no te hagas la que no llora, si te he visto llorar cientos de veces. —Lara ser acercó a ella y le dio un suave abrazo—. Estoy aquí si quieres desahogarte, todavía tenemos tiempo antes de que se haga la hora.
—En el pasado sólo lloraba por tonterías, por cosas que tarde o temprano me iban a dejar de importar, no es lo mismo, Lara... Ya no soy esa chica, creo que llorar ahora tiene más valor, o quizás le dé sentido a un significado inexistente. —Ashley bajó su mirada, a pesar de que Lara se había separado de ella unos momentos luego de haberle dado ese abrazo, su mano seguía apoyada en su regazo—. Lara, realmente me siento sola, por más que Lee esté ahí y prometa acompañarme siempre, por mucho que quiera buscar una figura ideal entre tantos hombres que han pasado por mi vida, sólo me siento así, ¿Es erróneo tener el deseo de formar una familia? No lo sé, no quiero acabar como mi madre, no quiero que mi vida se reduzca a un error que cometí en el pasado y no pude soltar... No quiero, pero viendo el futuro, parece ser lo único que me queda —su voz se quebró en medio de su declaración, seguir aguantando el llanto fue inútil.
Lara no dijo nada, quiso darle el espacio que Ashley merecía, haberla escuchado era suficiente, estar a su lado luego de un quiebre emocional aun más. Ella había tenido momentos así en el pasado, en algunos se encontró sólo, y lo que más deseaba era que, aunque fuera en silencio, alguien estuviera a su lado, por eso, no queriendo que Ashley se sintiera así, sólo consoló su pena con una suave caricia en su espalda, y una pequeña sonrisa en su rostro.
—¿Qué error del pasado, Ash? —le preguntó, suavizó su voz intentando no sonar para nada intrusiva, sólo quería ser comprensiva.
Sabía que ese error no era lo que pasó entre ella y Rhys, o entre ambas. No era lo que sucedió con Jake, ni lo que sucedió con su madre. No era eso, era algo más. Mucho más profundo. Era un error que no fue su culpa... Eso era más pesado que cualquier otra cosa.
—Lara... —Ashley levantó su mirada y encontró la de Lara, sus ojos plateados brillaban bajo una capa de lágrimas que los hacía parecer de cristal—. Amé a Demian... Con mi alma, ¿Lo sabes, cierto? Y él, él fue la única persona que me hizo creer en mí, que me hizo darme cuenta lo que significaba mi propia voluntad, él me amó y me demostró lo hermoso que era amarme... Nunca encontraré una persona que me ame como él lo hizo, y eso es tan doloroso, he vivido con ese dolor por más de diez años, y por mucho que haya avanzado en mi misma, él ha sido la sombra de unos sentimientos inconclusos que azotan mi alma, nunca lo podré olvidar, nunca.
Lara tenía conocimiento de los sentimientos de Demian por Ashley, al principio, cuando eran adolescentes, nunca los tomó por lo que eran, Demian era un niño y como con cualquier niño, se tomaba sus declaraciones como un juego, sin embargo, los años pasaron para todos, Demian poco a poco dejó de ser un niño y la firmeza de sus palabras comenzó a tomar relevancia, ya no era una broma, no era una ilusión. Era una realidad. Aun así, por más de que con el paso del tiempo la idea de Demian se reforzara cada vez más, ella seguía viéndolo con cierta circunspección, principalmente porque Demian era siete años menor que Ashley, y esa diferencia de edad de algún que otro modo limitaba en demasía lo que sea que hubiese entre ambos. Pero a Demian no parecía importarle esa barrera, según él; «podía esperar toda una vida por ella», pero incluso el mismo tiempo fue injusto con él, y con su ilusión, por lo que, por muchos años, esa declaración se quedó en una promesa rota.
Podía ver a través de los sentimientos de Ashley, era comprensiva con ella en ese sentido, la conocía hacía demasiado tiempo y pudo ver cada etapa de su vida, lo difícil que se le hizo comprender el amor, lo injusto que fue este con ella, encontrándose siempre confundida bajo una idea tan dañina de este. Fue inocente con lo que los demás le otorgaban a cambio de su propio amor, todas las desilusiones de su vida venían de esa idea, su complicada vida amorosa era una consecuencia a tales experiencias. Podía entender por qué había visto en Demian todo eso que ella aseguraba, nadie la amo de una manera tan sincera y pura como él, eso era verdad, pero lo que también era verdad era que aferrarse tanto a algo sin remedio era no sólo doloroso, sino que dañino, más dañino que las confusiones de su pasado, más dañino que la soledad incluso. Vivió por más de diez años sabiendo que Demian no iba a volver, buscando en cada nueva sensación que otras personas dejaban en su cuerpo algo que la hiciera sentir de la misma manera en la cual se sintió cuando él todavía estaba en su vida. Pero no lo encontró, y jamás lo iba a encontrar, no porque no existiera, sino porque no quería, porque ella había idealizado ese amor hasta el punto de deshumanizarlo, Demian ya no era un chico que la amó por lo que fue y que le enseñó a amarse de la misma manera, ya no... Demian era la misma idea del amor a la cual se quería aferrar, él ya no era un ser humano, él era un mito en su vida, y eso siempre iba a fallar, haberse atado a la necesidad de sentir algo así de nuevo era su mayor error. Porque nadie la iba a amar como Demian, porque nadie era Demian... Y si ella no se percataba de ello, viviría con ese dolor toda su vida.
—Eso no ayuda en nada, Ash... Si él se fue hace tanto tiempo, ¿Por qué sigues aferrada a su recuerdo? Si sabes que él no va a volver —preguntó Lara.
«O tal vez sí... Quién sabe...», pensó, ahora que sabía que su propia afirmación era falsa, no sabía cómo sentirse ante lo que le iba a decir a Ashley. No era sensato darle ánimos bajo una idea errónea, pero tampoco era justo hacerla creer lo contrario, pero no podía contarle la verdad, eso le haría más daño que su recuerdo.
—No lo hará, esos sentimientos tampoco, lo sé... Pero es que es imposible no sentir que es injusto que la única persona que comprendió cómo me sentía se fue de mi vida sin siquiera demostrármelo... Es en vano todo lo que Rhys pueda decir de él, o lo que yo recuerde, o lo que sueñe e imagine... Todo es en vano cuando lo único que me queda de él es un recuerdo que con el tiempo se va difuminando y un «te amo» que jamás me dijo... Que jamás escucharé... Es tan injusto... Si yo tan solo quería ser amada... ¿Por qué? ¿Por qué?
Lara no tenía respuesta a su por qué, no las tendría jamás, porque por mucho que comprendiera lo que Ashley sentía, no lo había vivido, no podría saber cómo ella se sintió en ese exacto momento, ni mucho menos lo que tuvo que atravesar por diez años, por eso, antes de seguir calando más en los sentimientos de Ashley, que obviamente le hacían daño, no dijo nada más, se quedó a su lado sosteniendo su mano en silencio.
Varios minutos pasaron, Ashley sintió que su llanto no quería parar, ella tampoco. Lara no miró su reloj en ningún momento, sabía que el momento para la consulta estaba llegando pero no le importó menos, estaba ahí para acompañar a su amiga. A pesar de eso, había olvidado que su reloj tenía colocada una alarma, y esta al sonar acabó con el silencio de Lara, pero también con el llanto de Ashley.
—¿Eso es...? —Ashley quiso preguntar, mientras alzaba su rostro hacia Lara.
—Tranquila, es mi doctor personal, puede esperar —Lara dijo, extendiendo su mano hacia el rostro de Ashley, con su pulgar limpió el rastro de lagrimas que aún se encontraba trazado en sus mejillas.
—No, debemos ir, te dije que me haría cargo de ti hoy, lo que pase conmigo puede esperar —dijo Ashley, y rápidamente desbloqueó las puertas dispuesta a salir del coche.
—Espera. —Lara tomó su antebrazo e impidió que bajara—. Espera... Tus sentimientos sí son importantes, esto es lo que impide que los confrontes, Ash, no debes sólo seguir adelante, no huyas... No debes huir —aseguró, su mirada reflejó la firmeza de en sus palabras.
—Si no sigo adelante estos me consumirán, Lara... Y no puedo parar, mi vida no me lo permite —declaró Ashley, el llanto había ayudado a su desahogo, y por primera vez sus palabras salieron sin que tuviera que sentir un nudo en la garganta.
—Cada vez que sientas que te están por atrapar... Llámame, cuando quieras hablar, cuando quieras sólo algo de compañía, cuando te sientas lista para confrontarlos... Yo estaré ahí, Ash... Te lo prometo. —Lara apretó la mano de Ashley entre las suyas, nunca había estado tan segura al afirmar algo.
No le gustaban las promesas, por todas las que rompió en el pasado, sin embargo, ella sí lo había confrontado, había dejado de huir de este, este ya no le hacía daño, y por eso se sintió con el valor de seguir adelante sin arrepentimientos. Las personas que amaba estuvieron a su lado cuando ella se sintió lista de hacerlo, y vio en ellos más que un motivo para luchar contra su pasado, sabía que nadie podía estar solo, sabía que nadie quería huir toda su vida. Por eso estaba ahí para Ashley. Por eso se lo prometió. Y no la iba a romper.
—Lara... Yo... Gracias Lara... Pero... —Ashley de repente se vio atrapada en los brazos de Lara, ella le había dado un fuerte abrazo abruptamente. Este era tan cálido, tan suave, ligeramente despejó sus dudas, eso reforzaba la promesa de su amiga.
—De nada, Ash... Estaré ahí —dijo Lara, ignorando ese «pero», ese era el primer paso para que Ashley dejara de huir.
—Se nos hará tarde para la consulta —Ashley recordó.
—Cierto —Lara rio al separarse de ella, pudo divisar una sonrisa en el rostro de Ashley, eso la hizo sonreír a ella también.
Ambas bajaron de la camioneta rápidamente. Ashley se apuró a rodear la parte delantera para alcanzar a Lara antes de que ella subiera las escaleras y ayudarla con su bolso. Caminaron juntas hasta la entrada del consultorio, Ashley se adelantó unos metros antes de la entrada y le abrió la puerta a Lara. Al entrar, Lara caminó hacia la recepción, la recepcionista le pidió que esperaran unos momentos en la sala de espera mientras ella iba a llamar al doctor. Ambas asintieron.
Mientras se encontraban sentadas en los largos bancos de metal de la sala de espera, Lara se encontraba con sus manos sobre su regazo, entrelazó sus dedos cuando notó que Ashley hizo lo mismo a su lado. Su mirada, concentrada en alguna parte del suelo, de la nada se dirigió al rostro de Ashley, ansiosa. En ese momento, quiso decir algo:
—Entre todo el caos que era mi vida en ese momento, fue la primera vez que sentí que alguien me estaba cuidando luego de tanto tiempo... De verdad, sin pedir nada a cambio... Tú... Aquella noche, no me dejaste sentirme sola —dijo de la nada, su mirada no se movió en ningún momento, su voz tampoco titubeó.
—Creí que era algo que ambas habíamos logrado superar —Ashley apenas musitó, su mirada sorprendida fue suficiente demostración.
—Y así es, pero superar no es olvidar, y creo que hay que ser claras entre nosotras sobre eso. —Lara esbozó una sonrisa—. No te lo dije hace un rato, pero... Gracias por no huir esa noche.
Ashley sintió su cuerpo estremecerse, pero no significaba lo que siempre significaba tal sensación. Se sintió como si, inconscientemente, se librara de un inmenso peso, casi como una culpa autoimpuesta. Tal vez era lo que siempre quiso escuchar. Eso podía darle sentido a muchas cosas en su vida... Sólo el tiempo le terminaría dejando en claro si eso era así, o no.
—Lara Harch, puede pasar... —Una enfermera de acercó a su lugar con una planilla en su mano.
Lara se puso de pie y comenzó a caminar hacia la zona de las oficinas detrás de la enfermera. Ashley no la siguió, sin embargo, antes de entrar a la oficina, Lara se dio la vuelta y ambas cruzaron miradas.
—¿Me acompañas? —le preguntó, y una suave sonrisa funcionó como convencimiento.
—Claro. —Ashley se puso de pie y caminó hasta ella, antes de pasar, Lara tomó su mano.
Luego de ese gesto ambas se miraron y rieron. Luego, pasaron a la oficina... Juntas.