448- Películas

Aniya gimió fuerte cuando sintió sus labios besando sus muslos por dentro.

—Está bien, palomita —oyó la suave voz de Jorge—. Hoy todo está permitido si lo estás disfrutando. Aniya levantó su pecho, frotando su cabeza contra la almohada.

—¡G… Jorge… oh… oh Dios! —gritaba su nombre cuando sintió su dedo arrastrándose lentamente cerca de su núcleo.

—Está bien si no te gusta —dijo, y Aniya sintió ese atisbo de suficiencia en su voz al alejar su dedo.

Urgh. Este no era el momento de provocar. Aniya quería golpear algo en su cabeza.

—N… No… por favor… Jorge… p… por favor…

—¿Qué por favor? —habló contra su núcleo que se humedeció más tras sentir la vibración de su voz—. Dime, palomita, ¿qué quieres?

—Yo… Yo… —tragó audiblemente— quiero… quiero eso… quiero decir… me gustó eso… Jorge… por favor hazlo.

Ya no sabía lo que quería. Las palabras le resultaban demasiado incoherentes.