Aniya se removió, estirando sus brazos mientras parpadeaba viendo el espacio a su lado. Un bostezo fuerte escapó de sus labios mientras se empujaba hacia arriba apoyándose en sus codos, frotándose los ojos.
—¿Dónde está Jorge? —murmuró para sí misma.
Miró alrededor y parpadeó cuando la puerta se abrió de golpe y Jorge entró, su rostro se iluminó en el momento en que la vio despierta.
—Deja la cama, palomita —dijo él con una sonrisa burlona—, o no podrás dormir por la noche.
Ella dejó escapar otro bostezo, incorporándose, —¿Qué hora es?
—Es la 1 p.m. Ahora levántate para que podamos preparar el almuerzo —él se rió acercándose y sentándose en el borde de la cama.
Aniya gimió y se dejó caer de nuevo sobre las almohadas, —¿A qué te refieres con arreglar el almuerzo? ¿Planeas hacerme trabajar otra vez en tu cocina?
—Por supuesto —él se inclinó dándole un beso juguetón en la frente—, luego besó su mejilla y susurró cerca de su oído—. ¿Recuerdas que no llevas puesta tu ropa?