466- Impotente

Mientras conducía hacia el hostal, Jorge seguía confundido sobre Anaya. Había pasado la hora de la cena y ella todavía no había respondido a sus llamadas, ni se había comunicado con él para informarle de su no disponibilidad.

Había algo extremadamente mal en todo esto.

Agarró el volante aún perplejo sobre cómo preguntaría a la señora Eileen sobre ella.

—Maldita sea. No puedo alejarme de ti, Anaya, solo porque no quieres que esté allí —murmuró con la mandíbula apretada.

Cuando se detuvo cerca del portón del hostal, de repente sintió que se le hundía el corazón. Una ambulancia se estaba deteniendo justo detrás de su coche. Su estómago se retorció.

Sin pensar, abrió la puerta y salió, dejando las llaves en el encendido.

Los guardias en la puerta lo reconocieron, fruncieron el ceño pero no lo detuvieron. Entró con paso firme, rezando porque no se tratara de Anaya.

Parecía haber un poco de caos en la planta baja. ¡Mierda! Ni siquiera sabía a qué habitación la habían asignado.