—Sí, todos hemos buscado. Realmente no hay fantasma —dijo el fatasma desafortunado.
Amelia levantó la vista y sonrió inocentemente —Tío Tercero, necesitamos tu ayuda.
—¿Sí? ¿En qué puedo ayudar? —dijo Enrique. Él era el único adulto aquí, así que tenía sentido que él ayudara.
—¿Por qué no juegas a ser el novio? —dijo Amelia.
—??? —Enrique.
Amelia pensó por un momento y dijo —Esto debería ser un ritual. Después de que el ritual se complete, la novia y el novio serán sacrificados. En este momento, necesitamos restaurar el ritual —contó con sus dedos—. Tío Tercero, no te preocupes. No te vas a casar de verdad con el fantasma femenino.
Enrique suspiró aliviado y escuchó a Amelia decir —¡Solo consuma tu matrimonio con el fantasma femenino!
Enrique se quedó sin palabras. Miró rígidamente al fantasma femenino, que estaba siendo sostenido como un globo...
Los ojos de Lucas parpadearon y preguntó con calma —Tío Tercero, ¿tienes miedo?