Las últimas palabras de un hermano

[ Distrito Oeste ]

Aries acarició suavemente la mano de un niño, manteniendo las pequeñas manos del niño entre las suyas. Sopló sobre ellas, sonriendo al niño, a quien cubrió con una bufanda.

—¿Todavía sientes frío? —preguntó Aries al niño sentado en el banco de la plaza.

El niño negó con la cabeza y sonrió de vuelta. —Las manos de mi dama son cálidas. Ahora siento calor.

—Eso es bueno entonces. Termina tu sopa antes de que se enfríe. Te conseguiré un par de guantes —dijo Aries revolviendo el cabello del niño y lanzó una sonrisa a los ancianos y algunas mujeres que estaban sentadas al lado del niño. Estos le devolvieron la sonrisa cálidamente, pidiéndole que descansara.

Aries había estado ocupada ayudando a todos y calentándolos, asegurándose de que cada uno de ellos recibiera el mismo servicio y atención. Conversaba de vez en cuando con los ancianos y luego jugaba con los niños entre tiempo.