765. Adam Jones, tú me abres la puerta.

Harry Hall no se atrevía a pensar más allá; cada vez que lo hacía, su corazón comenzaba a doler agudamente.

Helen Melendy se detuvo en seco y miró hacia abajo a los dedos delgados que sostenían su muñeca, como si quisiera apretar con fuerza, pero temiendo que demasiada presión pudiera romperla.

Llevantó la vista confundida y preguntó —¿Qué estás haciendo?

Harry sabía que ella siempre lo había estado alejando. Esa noche, por las palabras de Adam Jones, se enteró de que no tuvo más opción que terminar con el embarazo. En ese momento, el dolor, el arrepentimiento y la ternura ocuparon todo su corazón.

Estaba firmemente convencido de que si pudieran hablar las cosas, aún podrían estar juntos.

Él no quería traer el pasado de nuevo, ni quería escuchar que ella lo mencionara; quería darles a ambos la oportunidad de avanzar.

Pero sus palabras —Incluso si no estuviera enferma, no habría conservado al niño—, destrozaron toda la esperanza y expectativas en su corazón.