capitulo 15

Caminamos un buen rato hacia el reino de los humanos, donde al entrar todas las casas estaban destruidas y en llamas.

Seguimos caminando hasta llegar al palacio, donde entramos. Este estaba igual que las demás casas: estaba destruido por dentro, como si nunca nadie hubiera vivido en ese lugar.

Llegamos hasta la sala del trono, donde se encontraba el cuerpo sin vida del caballero.

Este tenía una espada atravesada en la barriga y su cabeza estaba clavada a la pared; había sido arrancada a la fuerza.

Todos nosotros quedamos sorprendidos por la fea y dolorosa muerte del caballero.

Este había peleado hasta el final contra todos los que intentaban matar al rey, pero aún así todo parecía haber sido en vano, porque el rey estaba sentado en el trono, muerto le habían cortado el cuello.

Nos acercamos al cuerpo sin vida del rey. Este tenía una nota en su mano, donde la agarré y la comencé a leer.

"Si estás leyendo esto, es porque estoy muerto, y el general también. Me imagino que peleó hasta el final; él nunca se rindió. Creyó que podíamos algún día llegar a una época de paz. Creyó en mí, pero le fallé. Las otras razas son muy fuertes, y también los que nos querían atacar. Sé que son ustedes los que están leyendo esto, son ustedes héroes creados por el primer y único héroe que fue invocado hace más de cien años atrás. Él, antes de morir, les dio unas espadas raras al antiguo rey que gobernaba, y las hemos cuidado hasta hoy, ¿donde estan? se estarán preguntando pero solo tienen que romper este trono y ahí estarán estas armas llamadas katanas. Hay una para cada uno; en total son doce. Lo siento por no habérselas entregado antes espero que le Sean de ayuda..."

Al terminar de leer en voz alta lo que decía la carta del rey, Akira, con una fuerte patada, destruyó el trono. Debajo de este había una caja de madera que, al destapar, contenía doce katanas, como dijo el rey en la carta.

Cada uno agarró una, pero Daichi tomó dos: la que era de Iko la cogió para él.

Así que cada uno se volvió a alistar para la batalla final, donde algunos se cambiaron de ropa, antes de salir del castillo.

Yo miré una armadura en la habitación del rey, como la del caballero. Agarré esta y me la puse.

Era una armadura de hierro color blanco con rayas rojas y una capa roja en la espalda que comenzaba en el cuello de la armadura. Era completamente casi igual.

El casco apenas mostraba los ojos, pero como por dentro era oscuro, no se notaban mucho por fuera.

Agarré una espada y la puse en mi espalda, y la katana la puse en mi cintura.

Salí y vi que mis hermanos y hermanas me estaban esperando. Estos me dijeron que me veía bien, aunque esta me tapaba todo el cuerpo.

Así que, sin perder tiempo, todos comenzamos nuestro viaje hacia la batalla, donde mataríamos a los dioses y terminaríamos esta guerra.

Al salir de la ciudad humana, afuera de esta se encontraba una persona. Que parecía que nos estaba esperando desde hace rato.