Llegamos a un lugar extraño.
Hana y yo estábamos en un sitio donde era invierno.
Por alguna razón, caía nieve y no entendía el por qué, si estábamos en mitad de primavera.
El lugar era un bosque enorme y, al mirar por todos lados, a lo lejos se veía una montaña grande.
En la punta de esta había un enorme árbol, así que decidimos ir hacia allá.
Al llegar hasta el enorme árbol, Rin y yo vimos a una mujer que estaba recostada en el árbol.
Esta nos miró, nos sonrió y comenzó a reírse sin parar.
"No me digan que ustedes dos son las que me tengo que enfrentar. ¡Jajajaja!"
"Y eso que yo veo que estás un poco sola. No creo que puedas con nosotras dos, tú sola."
Le respondió Hana mientras está escupía en el suelo
"Pues, de pronto, la verdad estoy sola, pero a diferencia de ustedes, yo soy más fuerte que las dos juntas."
"No, no lo creo, nosotras te ganaremos y seguiremos nuestro camino. Tú morirás ahí, donde estás sentada, al lado de ese árbol."
"Como digas, pero si me ganan, como tú dices, solo tienen que seguir adelante, como venían, hasta salir de este invierno frío y solitario. Llegarán hasta una enorme y ancha llanura, donde estará a quien buscan y tendrán que derrotarlo. ¡Jajaja! Pero sé que no llegarán, ninguno de ustedes, porque son débiles."
"Sabes, yo soy la que menos le gusta hablar con mis enemigos, así que acabemos esto a ver si es verdad lo que dices."
La batalla había comenzado. Hana atacó a la mujer con su katana, pero esta se movió muy rápido.
La punta de su katana apenas la tocó, pero está, en un movimiento rápido, sacó su espada y la atacó con la intención de cortarle la cabeza con un solo corte.
Sin embargo, mi hermana, en un movimiento rápido, se agachó, evitando que la cortara.
"Eres veloz, lo admito. Por un segundo pensé que ya te había cortado la cabeza, pero te agachaste tan rápido que ni yo te vi en ese segundo. Creo que tenemos la misma velocidad.
"Tienes razón, pero ya se acabó el calentamiento. Ahora sí voy con todo, así que prepárate."
"Siempre estoy preparada."
La batalla comenzó de nuevo.
Sus espadas chocaban con cada ataque hasta que uno de estos ataques las dejó a las dos mirando se fijamente a los ojos por unos segundos, hasta que cada una dio un salto hacia atrás.
No podía quedarme parada solo mirando, así que agarré mi katana y ataqué rápido, pero esta logró agarrarme el brazo antes de que pudiera cortarla.
Con una feroz fuerza, me dio una vuelta completa por el aire, haciendo que cayera de espaldas al suelo.
Al mismo tiempo, Hana atacó con todas sus fuerzas, dando inicio a una batalla de resistencia.
Hana comenzó a atacar y atacar con su katana, pero ella evitaba todos los ataques.
Hasta que, en un momento, la katana de hana alcanzó a rasguñar la mejilla derecha de esta, haciendo que esta se enojara un poco más y atacara con mucha más velocidad.
Pero Hana no se quedaba atrás; le seguía el ritmo sin retroceder, ataque tras ataque. Las espadas se fueron desgastando, llegando a un punto crítico por el choque que estaban recibiendo.
La mujer atacó con todas sus fuerzas a Hana, pero su espada no pudo más y acabó rompiéndose por la mitad.
Esto permitió que Hana aprovechara la oportunidad y la atacara a las caderas.
Sin embargo, la mujer, al no permitir este ataque, puso su brazo donde la katana la iba a cortar haciendo que perdiera el brazo izquierdo en un feroz corte de Hana.
"Sa... sabes, n-no pensé que mi espada me fallaría así... pero... al perder mi brazo izquierdo... no pienses... que... he... perdido... porque este... es el comienzo... ¡Habilidad especial!... control natural."
Al decir esas palabras, unos círculos mágicos aparecieron por todo su cuerpo durante unos segundos y luego desaparecieron sin hacer nada.
Sin embargo, su aura mágica creció inmensamente.
No recuperó su brazo ni nada, pero ya no era la misma, porque su mirada solo decía que estaba dispuesta a morir si era necesario.
Así, ella lanzó un feroz ataque mágico, donde del suelo salieron raíces gruesas que atraparon a Hana, inmovilizándola por completo.
Hana soltó su katana al suelo, donde la mujer aprovecharía para atacarla en unos segundos.
Iba a agarrar la katana que había caído al suelo y atravesar a Hana en el corazón.
Pero eso hubiera sucedido, pero no fue así, porque en unos segundos mi cuerpo se movió y, en vez de que fuera Hana quien le traspasara la katana en el corazón, fui yo protegiéndola.
Con mis últimas fuerzas, logré cortarle una raíz para que pudiera liberarse antes de que pudiera caer al suelo.