El Legado de las Sombras Olvidadas - Parte 1

La cafetería de la academia siempre había sido un refugio después de clases. El aroma a café recién hecho flotaba en el aire, mezclándose con el murmullo de conversaciones dispersas. Pero ese día, entre Jake y Sophia, el silencio pesaba más que cualquier sonido.

Jake removía su bebida con una cucharilla, observando los remolinos en el líquido oscuro, como si ahí pudiera encontrar las palabras adecuadas. Finalmente, tomó aire y habló:

—Sophia, hay algo que necesito contarte. Hoy hablé con el profesor Aldrich... sobre la Energía Estelar.

Ella, distraída con la espuma de su capuchino, levantó la mirada al escuchar el nombre del profesor.

—¿Ah, sí? —preguntó, con un interés que sonó forzado. Jake notó la sombra en sus ojos.

Él apoyó los codos en la mesa, buscando sus palabras con cuidado.

—Me dijo que hemos entendido todo mal. La Energía Estelar no es para pelear, ni para ser mejores que los demás. Es algo más simple… Se trata de salud, concentración… cosas básicas.

Sophia frunció el ceño. No lo rechazó de inmediato, pero tampoco parecía convencida.

—Eso tiene sentido… supongo —respondió, aunque su voz carecía del entusiasmo que solía tener cuando hablaban de estos temas—. Pero... no sé si eso cambia algo para mí.

Jake alzó la vista, desconcertado.

—¿Qué quieres decir?

Ella dejó caer la cucharilla sobre la mesa y suspiró, un suspiro largo, pesado.

—Jake… después del torneo, no sé si quiero seguir con esto.

Las palabras le golpearon como una onda expansiva.

—¿Dejarlo? ¿Pero por qué?

Sophia bajó la mirada a su taza, como si en ella pudiera encontrar respuestas.

—Entré al torneo creyendo que tenía una oportunidad. Quería probarme a mí misma que podía hacerlo, que no era solo una niña jugando con un poder que no entendía. Pero cuando me descalificaron… cuando me di cuenta de lo poco que comprendía realmente… entendí que no era la única.

Jake la escuchaba en silencio, cada palabra como un cuchillo afilado.

—Había tantos como yo, Jake. Pensando que este poder nos haría especiales, que nos daría algo que nos hacía falta. Pero al final… solo nos dejó sintiéndonos vacíos.

Jake sintió que su garganta se cerraba.

—Sophia, no tienes que ser perfecta. No tienes que tener todas las respuestas. Esto… es un proceso.

Ella sonrió, pero era una sonrisa débil, de esas que se quiebran en los bordes.

—Lo sé. Pero no es solo eso. Me di cuenta de que la Energía Estelar no me da lo que estaba buscando. No me hace sentir fuerte. Solo me hace sentir más… perdida. Y no soy la única. Para muchos, este poder ya no es un camino. Es solo un recordatorio de lo que no somos.

Jake tragó en seco. Nunca la había visto así.

—Sophia… esto no tiene que ser el final. Podemos encontrar otra manera…

Ella negó con la cabeza, con una determinación triste en los ojos.

—No es rendirse, Jake. Es aceptar lo que soy. No soy como tú. Ni como Raven. No tengo esa chispa, esa fuerza. Y está bien. Solo necesito encontrar mi propio camino, uno que no me haga sentir así.

Jake quiso replicar, pero las palabras murieron en su garganta. ¿Cómo podía convencerla de algo que él mismo no estaba seguro de entender?

Finalmente, solo susurró:

—Si decides dejarlo… lo entenderé. Pero no olvides que no estás sola en esto, Sophia. Yo estaré aquí, pase lo que pase.

Ella le dedicó otra sonrisa, esta vez genuina, pero llena de dolor.

—Lo sé, Jake. Y eso… eso es lo único que me hace sentir un poco mejor.

El silencio se instaló entre ellos, pesado, definitivo. Afuera, la luz del atardecer teñía la cafetería con tonos dorados y melancólicos. Y Jake, por primera vez, se preguntó si él también estaba tan perdido como ella.

La cafetería de la academia estaba casi vacía, un oasis de calma en medio del ajetreo diario. Jake se acomodó en una mesa junto a la ventana, buscando refugio en el silencio después de la conversación con Sophia. La luz de la tarde caía suavemente, creando un ambiente acogedor que contrastaba con la tormenta de pensamientos que azotaban su mente.

Mientras removía su café, Jake notó que Raven se acercaba, con una expresión enigmática en el rostro. Raven no era conocido por su propensión a las charlas triviales, así que Jake se preparó para algo importante.

—Oye, Jake —dijo Raven al sentarse frente a él, dejando caer una pequeña carpeta sobre la mesa—. Encontré algo que creo que te interesará.

Jake miró la carpeta con curiosidad. La cubierta estaba algo desgastada y parecía que había sido manejada muchas veces.

—¿Qué es esto? —preguntó mientras abría la carpeta con cuidado.

Dentro encontró un diario viejo, con una cubierta de cuero desgastada. El título en la portada era "Manual de Técnicas de Energía Estelar". Jake sintió un escalofrío al ver el título. La Energía Estelar había sido el centro de todo el torneo, y el manual prometía revelar más sobre el misterioso poder que todos estaban tratando de dominar.

—Lo encontré en el depósito de la biblioteca, en un rincón olvidado —explicó Raven—. Parecía estar incompleto, pero lo que hay es bastante interesante.

Jake comenzó a pasar las páginas del diario. Cada hoja estaba llena de diagramas, explicaciones y técnicas relacionadas con la Energía Estelar. Sin embargo, varias secciones estaban en blanco, como si algo importante hubiera sido arrancado.

—¿Por qué me das esto? —preguntó Jake, mirando a Raven con una mezcla de agradecimiento y confusión.

—Porque creo que podría ayudarte —respondió Raven—. El diario contiene información que no está en los libros de texto. Si logras reconstruir las partes faltantes, podrías aprender mucho sobre cómo controlar la Energía Estelar de una manera más efectiva.

Jake asintió lentamente. Tomó el diario con cuidado, sintiendo el peso de la responsabilidad que implicaba. Sabía que no sería fácil llenar los espacios en blanco, pero también entendía que era una oportunidad única.

—Gracias, Raven. Haré lo mejor que pueda con esto.