—¿Qué está pasando? —El corazón de Lin Jinyu tembló, y rápidamente se inclinó, poniendo su oído en la boca de su hermana.
—Hermana, ¿estás diciendo la verdad? —Lin Jinyu no podía creerlo, con los ojos bien abiertos.
—Por supuesto que es verdad —Lin Qingluo estaba llena de confianza—. Bajaré primero y despejaré la miasma. Luego hermano puede traer a la gente hacia abajo.
—La miasma es venenosa, ¿cómo puedes ir? —Lin Jinyu estaba alarmado y rápidamente rechazó—. No importa, encontraré una manera.
—Es solo miasma, ¿de qué hay que tener miedo? ¡Hermano, espera mis buenas noticias! —Lin Qingluo tenía plena confianza. Su figura parpadeó, y desapareció.
—¡Qingluo! —La respiración de Lin Jinyu se cortó mientras corría hacia la entrada. No había nadie en el oscuro pasillo sin iluminar.
—¡Hermana! —Los tres hermanos del Clan Lin llegaron justo a tiempo para ver esta escena, con el corazón apretado.