No fue solo la pregunta lo que sorprendió a Caishen; también fue la forma en que ella preguntó. Estaba tan tranquila y serena como si le estuviera ofreciendo un caramelo común en la esquina de alguna calle. Él, por otro lado, estaba sorprendido, sacudido hasta lo más profundo.
Movió su mano y tocó el lado de su cuello, asegurando que ella mantuviera todo su enfoque en él.
—Alix.
—Mmm.
—¿Me pareció o me preguntaste si quería un sistema?
Tan pronto como escuchó la pregunta en voz alta, empezó a preguntarse si había sacado conclusiones precipitadas en sus pensamientos. Todo lo que ella había preguntado era si quería un sistema. No era como si realmente le hubiera ofrecido uno. Esta pregunta era absolutamente normal, tan normal como preguntar si uno quería helado o refresco.
Ella asentía continuamente mientras tanto, aunque lentamente y casi de manera juguetona.