Capitulo 8: Interludio parte 1

Al día siguiente, estaba acostado en mi cama viendo la pared sin moverse, ¿la razón? muy simple si me movía un poco la herida que me había hecho voca me comenzaba a doler fatal… me pregunto porque no me habrán dado una poción de curación como la que me dio Sohee? bueno ya no importa.

El celular que estaba en mi escritorio comenzó a vibrar de la nada yo me alarmé un poco porque todo el día de ayer no había hecho nada de eso, me levanté lentamente porque me dolía todo el cuerpo.

Y agarre el celular con miedo, mis manos estaban temblando y la pantalla se iluminó dando a conocer unos mensajes de Cliffy.

[Idionta! en donde andas ya son las 4:15 y tú no has aparecido!]

Al leer el mensaje me asusté, me cambié rápidamente y agarre mi espada que estaba reposada en una esquina, había olvidado completamente lo que teníamos acordado el día de ayer.

Cuando vi la oficina de City, coloque una mueca de dolor, por haber corrido demasiado, me recargue en una de las paredes del lugar para descansar un poco y después abrí la puerta.

—Asi que llegas ahora idiota!

Ella me miró enojada, ella se acercó velozmente y con un puñetazo que dio con todas sus fuerzas fue directo a mi estómago que tenía mi herida, en ese momento sentí como si mil cuchillos estuvieran atravesando mi cuerpo.

Gracias al golpe casi caigo al suelo pero, me mantuve de pie con suerte temblando en controlar el dolor que sentía y mire a City preocupado.

—Perdoname City… no era mi intención es solo que… me quede dormido.

La comandante al escuchar eso, alzó una ceja y como si estuviera aguantando su ira, me iba a dar otro puñetazo… al parecer de esta no me libro… Cerré los ojos por miedo pero Alice que estaba callada intervino.

—Selllorita Cliffy, tranquilícese vamos a llegar tarde.

Cliffy miró a Alice y dio un suspiro.

—Está bien, vámonos.

Alice asintio, ahorita que la veo estaba vestida de forma mas elegante, tenia un traje de color negro, con pantalones negros, su cabello que llegaba hasta su cintura ahora estaba recogido.

Ellas dos salieron de la habitación y yo también fui con ellas.

***

Unas horas antes Famtom estaba sentado leyendo unos documentos…

“Me pregunto si será obligatorio ir a la reunión de las 5 de la tarde?”

Me recargue en mi silla mirando el techo un poco, pero pude sentir como alguien coloco una tasa en mi escritorio, mire con curiosidad ya era una chica hermosa cabello rosa, con lentes, la conocia de hace mucho pero nunca hablábamos frecuentemente, tenia un traje de color negro su cabello recojido.

Su nombre era Charlotte, hace unos días la contraté para que sea mi secretaria personal… le comente esto a Noisy y me dio muchas opción pero ninguna me convivencia pero cuando me pregunto cual seria de mi agrado… no sé porqué pensé en ella.

—Toma Famtom, a veces es bueno descansar un poco.

Ella me miró con una sonrisa, sus ojos verdes esmeraldas me penetraban en mi interior y sentía un sentimiento raro… no, no, no… ¿Por qué pensé en Charlotte? ¿Desde cuándo me permito... Necesito a alguien?

Esa vez en el entrenamiento de Neon… sonreí y estoy ahora… porque me esta pasando esto, cada vez siento como si me volvieran más débil… yo tengo que ser el más fuerte, no puedo sentir nada.

Mire a Charlotte y tosi para darle una respuesta, acabaré con esta práctica ahora.

—Gracias Charlotte… porque no descansas un poco has trabajado mucho también.

Trate de mantenerme tranquilo, lo primero lo dije con intención de acabar la conversación, pero ¿por qué salió lo último? eso nunca lo pensé.

Ella me miró, como si supiera lo que estuviera pensando y ella se sentó en un sofá que estaba cerca del escritorio con un té que ya había preparado.

—No vas a asistir a la reunión de hoy Famtom?

—No me interesa, nunca me ha interesado esas reuniones.

—Bueno… —Ella alzó su cabeza y tocó sus labios de modo travierso —Entonces te obligare a ir.

La miré con curiosidad, no sé a qué se refería con esas palabras, tomé un sorbo de mi café y lo sentí un poco raro… no me digas que son píldoras para dormir!

En ese momento me sentí mareado, traté de mantener la cordura pero no pude y caí a mi escritorio dormido.

Charlotte que miraba esto dio un sorbo tranquilo a su té y se levantó… después de unos minutos pude sentir un aroma a fresas. Cuando abrí un poco los ojos, vi que a mi lado estaba Charlotte. Me miró... y me regaló una sonrisa.

—Al parecer ya despertaste.

***

Mientras Neon, Alice y Cliffy avanzaban por uno de los pasillos principales del búnker, de pronto ambas se detuvieron. Neon las miró confundido, hasta que la pelirroja giró ligeramente el rostro, su tono firme pero amable.

—Aquí nos separamos, Neon. Soy comandante de tercer rango y Alice es mi secretaria personal, así que nosotros tenemos que ir a otro lugar.

Alice asintió con una sonrisa leve. Antes de irse, Cliffy señaló con el dedo una dirección al final del pasillo.

—Tu deber es presentarte en el salón central. Sigue ese corredor y no te pierdas, ¿sí?

Neon asintió en silencio. Las vio alejarse con paso elegante, la pelirroja con su porte de autoridad, y la rubia con su aire enigmático.

El pasillo era amplio y reluciente, las paredes blancas como mármol pulido, decoradas con líneas doradas que brillaban bajo la luz artificial. A cada paso que daba sobre la alfombra roja que cubría el suelo, sentía como si se acercara a algo importante… como si el lugar mismo respirara solemnidad.

Al final del pasillo, una puerta alta y ornamentada lo esperaba. Tomó aire, empujó con ambas manos… y cruzó el umbral.

Al entrar, una mezcla de voces, risas contenidas y pasos resonaban en el gran salón. Era una cámara gigantesca, como una sala de reuniones para altos mandos. Algunos vestían los mismos uniformes que él, pero muchos otros llevaban armaduras extravagantes, relucientes, mágicas... tan intimidantes como imponentes.

Neon avanzó por el centro, sintiendo miradas sobre él. De pronto, una voz familiar irrumpió desde atrás.

—¡Si es Neon!

Se giró al instante. Un chico de cabello naranja corría hacia él con una sonrisa despreocupada.

—¡Storres! —Neon exclamó al reconocerlo— ¿Cómo estás? ¿Y tu herida?

—Bah, fue un golpe fuerte pero no mortal. ¡Ya estoy como nuevo! —respondió Storres con una risa

—Me alegra verte con esa energía.

Ambos se sonrieron con complicidad. Pero Neon no tardó en empezar a mirar alrededor, buscando con la mirada... a alguien.

Storres lo notó enseguida.

—¿Buscando a Voca, cierto?

Neon se sorprendió.

—¿Cómo lo supiste?

—Tu cara lo dice todo. Pero… Voca no es alguien que se muestre así como así. Es una sombra entre comandantes.

—Ya veo...

Entonces, de pronto, un fuerte aplauso retumbó en todo el salón. Las conversaciones cesaron al instante, como si alguien hubiese ordenado silencio con una sola palmada.

Una figura apareció en la misma puerta por la que Neon había entrado. Cada paso que daba hacía temblar el suelo, no por fuerza... sino por presencia.

—¡Silencio, animaladas del bosque! —proclamó con voz clara.

Todos los presentes se apartaron de su camino sin que él lo pidiera. Algunos se inclinaron al verlo pasar. Neon, dudando por un instante, imitó el gesto al notar la reacción general.

Era un joven de cabello rubio brillante, coronado por una diadema dorada en forma de picos. Su armadura era de un gris oscuro casi negro, con líneas de energía que recorrían sus placas como venas vivas. Su mirada era severa, fría como el acero.

—Ese es… —susurró Storres— Noisy Zebra, el jefe supremo del búnker.

Detrás de él, como una escolta de élite, venían seis figuras imponentes. Neon reconoció de inmediato a Cliffy, que caminaba con seguridad al lado de Alice. También estaba Famtom, inexpresivo como siempre, acompañado por una joven secretaria: Charlotte.

Lalo apareció tras ellos, junto a tres comandantes más que Neon no había visto antes. Todos irradiaban una presión tan intensa que el aire parecía pesar más cerca de ellos.

Las sillas estaban colocadas estratégicamente en las paredes del salón, como tronos menores. En el centro, elevada sobre un pedestal de piedra negra, se encontraba el gran asiento de Noisy.

Uno a uno, los comandantes tomaron sus lugares. Famtom se sentó con la mirada perdida en el vacío, Charlotte lo seguía con respeto. Cliffy cruzó las piernas con elegancia, mientras Alice permanecía en pie, a su lado, con una expresión neutral. Lalo... evitaba mirar a los presentes, como si guardara un secreto. Los otros tres comandantes se quedaron quietos, como estatuas, sus ojos ocultos bajo cascos o sombras.

Finalmente, Noisy Zebra se sentó en su trono. La luz lo iluminaba desde arriba, como si el propio búnker reconociera su autoridad.

Entonces, con una sonrisa tan tranquila como aterradora, se levantó lentamente.

—Sé que están cansados. Sé que han perdido más de lo que deberían. Hermanos. Hermanas. Guerreros…No nacimos para este mundo. No pedimos que nuestros hogares fueran quemados… que nuestras familias fueran arrancadas… que el cielo dejara de ser un lugar al que mirar con esperanza pero..

El agarro aliento y con un grito dijo:

—Aun así, seguimos aquí.

Con su pullo golpeó su pecho de metal con todas sus fuerzas.

—¿Saben por qué? Porque tenemos algo que los monstruos no tienen. Porque mientras ellos destruyen, nosotros creamos. Mientras ellos gritan, nosotros recordamos. Y mientras ellos matan… nosotros luchamos por algo más grande.

—No peleamos solo por venganza. No peleamos solo por sobrevivir. Peleamos para recuperar el mundo.

Mientras el jefe hablaba yo pensaba en una cosa… se ve demasiado débil, cuando lo vi en la estatua aquella vez parecía más fuerte pero al parecer no es así…

—Creo que no podría sobrevivir a un mutante~

Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta de que hable en voz alta, todos en la sala me miraron fijamente preocupados.

Cliffy que estaba sentada para que Noisy terminara ese aburrido discurso, se enojo de repente que casi venía a matarme pero Alice la detuvo, Famtom que estaba sentado con los brazos cruzados, no abrió los ojos por tal respuesta y los demás comandantes dieron una pequeña carcajada.

Noisy que estaba inspirado, me miró con una cara rara como si me estuviera diciendo “Que acabas de decir malcriado” y le salió una pequeña vena en su frente.

—Enserio crees eso animalada del bosque… je, pues claro como un homozamies como tu sabría cual es el poder de un genio.

El bajo de su trono con confianza se acercó a mí como si mis palabras no le hubieran afectado en nada y después se colocó en el medio de la habitación estirando su dos brazos a los lados.

—Te tengo una propuesta, si me das un golpe o mejor aún si me haces un rasguño te convertiré en el comandante número uno que dices.

Me quedé atónito… como que comandante numero uno? significa que si golpeo a esta persona o le hago un rasguño me convertiré en uno en un comandante, en mi interior sentí como si algo se encendiera, pero el chico de cabello rubio continuó.

—También, el que quiera participar pues adelante… pero el que no tenga la confianza suficiente de atacarme no estorbe.

Al escuchar las palabras de Noisy, Storres dio un paso al frente. Su sonrisa se ensanchó mientras desenfundaba su espada con un sonido metálico que rasgó el aire.

Yo no me quedé atrás. Sentí cómo la adrenalina me recorría el cuerpo y mi pulso retumbaba en los oídos. Esa era nuestra oportunidad.

—¡Adelante, ataquenme! —dijo Noisy con una sonrisa tranquila, confiada... casi burlona.

Sin perder ni un segundo, ambos nos lanzamos hacia él. Desenfundé mi espada y apunté directo a su estómago con una estocada precisa, mientras Storres saltaba por encima de mí como una flecha, su espada lista para caer sobre su cuello.

No tenía escapatoria... o al menos eso creímos.

En un solo parpadeo, desapareció.

Noisy esquivó ambos ataques con una fluidez imposible, como si nuestros movimientos fueran parte de una coreografía que él ya había memorizado. Storres cayó al suelo, yo giré la cabeza con incredulidad.

“¿Qué demonios fue eso? ¿Es siquiera humano?”

—¿Eso es todo lo que tienen? —preguntó Noisy, girando el cuello con un crujido lento, como si recién comenzara su calentamiento.

No nos rendimos.

Los dos volvimos a lanzarnos, una lluvia de cortes y estocadas. Ataques por arriba, barridos por abajo, fintas cruzadas… pero nada lo tocaba. No era que los esquivara… era como si anticipará el futuro. Cada paso, cada giro, cada contragolpe era perfecto. Preciso. Elegante. Como si estuviera jugando.

Me crucé la mirada con Storres. Asintió.

Salté hacia él, y él me impulsó con ambas manos con toda su fuerza. Desde el aire, canalicé toda mi energía en una sola estocada descendente, mientras Storres se lanzaba por el suelo a toda velocidad, apuntando a las piernas de Noisy.

Esta vez no había escapatoria. Esta vez lo teníamos.

Justo cuando nuestras espadas iban a golpearlo...

¡CLANG! ¡CLANG!

Dos círculos metálicos giratorios emergieron en el aire y bloquearon ambos ataques con un zumbido metálico. Fueron tan rápidos que apenas los vimos. Nuestras espadas rebotaron, y ambos fuimos forzados a retroceder.

Los discos flotaron un segundo… y regresaron a la espalda de Noisy, como guardianes silenciosos.

—¿Qué fue eso...? —pregunté, jadeando, sintiendo el ardor en los músculos.

—Ni idea… —dijo Storres, apenas manteniéndose de pie.

Noisy estiró los brazos con calma.

—Ah, eso. Solo es un sistema automático que diseñé para evitar este tipo de juegos… Pero bueno. Creo que ya se divirtieron suficiente.

Y entonces sonrió. Una sonrisa que helaba la sangre.

En un abrir y cerrar de ojos, se lanzó hacia nosotros. El suelo retumbó bajo sus pies. Apenas tuve tiempo de reaccionar, lancé un ataque, pero él lo esquivó inclinando apenas la cabeza, como si el viento le molestara más que mi golpe.

¡BAM!

Sentí su puño clavarse en mi estómago. El aire se me fue. Todo se volvió borroso.

Storres gritó y trató de aprovechar la apertura, pero Noisy giró sobre un pie y le lanzó una patada ascendente directa al cráneo. El golpe fue seco. Storres salió volando y se estrelló contra el suelo con un impacto brutal.

Cuando levanté la vista, apenas respirando, Noisy era el único de pie.

Nos miró a los dos… y negó con la cabeza, decepcionado.

—¿Eso fue todo…? Qué lástima. Pensé que durarían un poco más.

Su voz no era cruel. Era sincera. Como si realmente esperara más.

Y ahí, tumbado en el suelo, lo entendí.

Él no estaba jugando. Él no estaba mostrando su poder.

Él nos estaba mostrando nuestra verdadera distancia.

Éramos hormigas… y él era el gigante que sostenía este mundo.

Storres se levantó con sus últimas fuerzas ya no para pelear eso ya estaba claro ellos no podían contra el.

—¿Como rayos esquivaste todos nuestros ataques?

Noisy lo miró con diferencia y dio un suspiro y mostró su armadura.

—¡Realmente no es un secreto si no es CIENCIA! veras como ves esta armadura no es ordinaria como las demas, esta esta conectada a mis nervios de manera superficial así mandando corriente eléctricas para que mis músculos se muevan, y gracias a esto tengo sensores en todas partes de mi armadura que son procesados en una computadora para saber cual es el mejor movimiento que puedo hacer y también predecir qué hará mi enemigo antes de tiempo.

Miro a los caballero que se quedaron en silencio viendo el espectáculo, Noisy que quería más espectáculo quería otro combate quería demostrar que él era mejor que todos ellos.

—Bueno solo han visto una pequeña fracción de mi poder, pero les enseñaré en que nivel es un comandante de verdad

Giró la cabeza con una sonrisa y dijo solo una palabra:

—Famtom.

Y el salón contuvo la respiración, Famtom que mantenía los ojos cerrados hasta ahora al escuchar su nombre los abrió lentamente y se paró de su asiento.

—¿Sucedió algo señor?

—Hagamos un combate, con las mismas reglas el ganador será el que toque al rival primero.

—Entendido.

El se acercó al medio, el caminaba de una manera lenta cada paso era como si todos en el salón le tuvieran respeto y se puso enfrente del jefe de todo el bunker Noisy los dos se miraron fijamente.

—¿Comenzamos? —dijo Noisy con confianza y Famtom asintió con la cabeza.

Los dos se miraron en silencio, como si el mundo hubiera dejado de girar solo por ellos. Entonces, sin una palabra, el duelo comenzó.

Famtom fue el primero en moverse. Como una sombra, se lanzó hacia Noisy con una velocidad que desafiaba la vista, sus golpes eran firmes, directos, una danza letal de fuerza y técnica.

Pero Noisy no retrocedió. Bloqueó con los antebrazos, contraatacó con precisión quirúrgica. Cada movimiento suyo era rápido, exacto, como si pudiera leer a Famtom con solo verlo respirar.

Estaban parejos. Dos monstruos chocando.

Entonces, Noisy cambió de ritmo.

Desenvainó su espada y lanzó un corte diagonal con potencia bruta, intentando romper el empate. Pero Famtom no se inmutó. Retrocedió apenas un paso, y con un giro fluido, arrebató la espada de uno de los presentes con un movimiento limpio y preciso.

Se acomodó, empuñando la nueva espada con una sola mano, y la apuntó hacia su oponente. La tensión creció.

Ambos comenzaron a caminar lentamente uno hacia el otro… hasta que sus espadas chocaron con fuerza, un estallido metálico resonó en la sala.

Los dos se movían con una elegancia brutal: giros, estocadas, bloqueos con las manos, golpes con los pies. El combate era más que físico, era una conversación entre maestros.

Famtom, con una destreza inhumana, lanzó su espada al aire y la atrapó con la otra mano. En el mismo movimiento, descargó una ráfaga de ataques que obligaron a Noisy a retroceder por primera vez.

Pero el jefe sonrió.

No era arrogancia. Era placer puro. Estaba disfrutando cada segundo.

Famtom, en cambio, mantenía su rostro imperturbable. Frío. Calculador. Como si estuviera hecho de acero.

En un destello, Noisy desarmó a Famtom, neutralizando su mano con una llave rápida y haciendo volar su espada. Aprovechando la apertura, lanzó un tajo directo al pecho...

Pero Famtom lo detuvo con las manos desnudas.

Sujetó el brazo de Noisy con fuerza, inmovilizando. Por un segundo, sus miradas se cruzaron, intensas. Y entonces apareció algo que nadie había visto antes en Famtom:

Una expresión asesina.

Sus ojos eran los de alguien que podía matar sin dudar, sin remordimiento. No era un humano. Era una máquina construida para destruir.

Pero…

…eso no era lo que quería…

Famtom lanzó una patada directa al estómago de Noisy, lo hizo retroceder, y en ese instante sacó una pistola oculta de su cintura. La apuntó directo a su cabeza.

Noisy se quedó quieto. Ni un parpadeo. Sabía que Famtom tenía el poder de matarlo en ese momento. Lo conocía. Confiaba en su frialdad. En su letalidad.

Pero… algo en Famtom tembló.

Una duda. Un vacío.

Y, sin darse cuenta… desvió el disparo. La bala pasó rozando el rostro de Noisy, dejando una delgada línea roja en su mejilla.

Un silencio pesado lo cubrió todo.

Famtom bajó lentamente el arma. Su mirada no era de derrota, sino de conflicto.

Noisy se tocó la mejilla. La sangre resbaló por su dedo… y entonces sonrió.

—Así es... —susurró—. Estás empezando a sentir otra cosa, ¿cierto?