Vinculación II.

Mi equipo logró posicionarse como principal candidato a la victoria del torneo. El equipo de Emily y las chicas está luchando con intensidad aquel puesto, pues, hay un equipo más que se ha desempeñado muy bien en el torneo de volibol. Ahora, solo queda un partido de cada deporte. Si todo sale bien, nuestros equipos ganarán los torneos. El día de hoy se define al ganador, y estoy decidido a darlo todo disfrutando al máximo, a diferencia de mí, los demás chicos del equipo se están tomando muy en serio este torneo, no lo ven como un juego.

Haré que ganemos, pase lo que pase, solo por ellos.

Me encuentro en el gimnasio comiendo mi desayuno junto a Rodrigo y Eduardo, mientras observamos los preparativos del partido de las chicas.

"El desayuno de hoy es una joya" dice Rodrigo, dándole un gran bocado a su trozo de carne asada.

El menú matutino de hoy incluye chilaquiles rojos, con carne asada de res, huevo cocido y frijoles. Jugo de naranja, un trozo de flan, el postre rara vez se ha incluido, pero supongo que lo han hecho por el evento.

"Es verdad, sabe delicioso", dice Eduardo, para luego mostrar un rostro de satisfacción al probar su platillo.

La verdad es que sí sabe delicioso, casi como lo que mi madre suele preparar.

Tras unos minutos, las chicas finalmente salen a la cancha, el calentamiento ya lo han hecho, por lo que todas se reúnen en una grupo circular para dialogar sobre el partido y lo típico, dar un discurso motivacional. Entonces, ambos equipos gritan su porra y todos aplaudimos. La final de volibol está por disputarse.

El árbitro, esta vez es una mujer, se posiciona cerca de la red y se fija que ambos equipos estén listos. El equipo contrario usa un uniforme negro con franjas moradas, y entre ellas puedo ver a una chica conocida. Su cabello sujetado con una pequeña coleta y un par de trenzas disueltas que se unen a su coleta, un rayo verde en su cabello y piel clara.

Sé que la recuerdo, pero ¿de dónde?

El partido inicia y el equipo rival da el saque inicial. La chica cuyo nombre no recuerdo es quien lo hace, despejando el balón con una brutalidad, el golpe resuena por todo el gimnasio, mientras Emily y las demás se preparan para recibir.

Diana ve el balón aproximarse y rápidamente retrocede hasta detenerlo con un golpe a dos manos abiertas, elevándolo a los aires.

"¡Yo voy!", exclama Sandra, corriendo a gran velocidad desde atrás para colocar el balón hacia Karla que se encuentra al frente.

Karla es la que finaliza la jugada, dando un gran salto y únicamente empujando el balón hacia un costado con una fuerza tan nula que por poco y toca la red, sin embargo, una de las chicas del equipo rival estaba allí, lista para defender.

Ella envía el balón a sus espaldas, otra más aparece y lo eleva para que la misma chica que dio el saque inicial corriera y lo golpeara nuevamente con fuerza. Sin embargo, el balón pasa muy cerca de la red y Karla únicamente eleva sus brazos mientras brinca, provocando que el balón rebote de un muro sólido elaborado por sus manos y este caiga al suelo.

El árbitro marca el punto al favor del equipo de Emily, todas se agrupan y festejan ligeramente la anotación para posteriormente realizar su rotación. El equipo de Emily recibe el balón y ahora es Emily quien se encarga de realizar el saque.

"¡Vamos, ustedes pueden!", exclamamos los chicos y yo con fuerza.

Emily saca con una gran fuerza, lanzando el balón con una curva perfecta, el equipo rival se confunde, seguramente han pensado que el balón caería fuera, pero, por unos centímetros este logra entrar.

"¡Vamos!" exclamo, poniéndome de pie.

"¿Qué les parece? ¡Esa es mi chica! ¡Eso es!".

Los chicos me miran con miedo y aquellos que apoyan al equipo rival me observa con algo de enojo.

¿Qué? Es solo un juego, pero deben admitirlo, ella es superior.

El partido continúa avanzando, el equipo de Emily arrasa el primer set con una ventaja de 25 a 12. En el descanso, todo su equipo se estira y bebe algo de agua. Tras pasar el descanso, los equipos se preparan e inician el partido nuevamente, esta vez, el equipo de Emily pierde el set por una diferencia de tres puntos, es decir, 22 a 25.

"¡Venga chicas! ¡No se desanimen! ¡Ustedes pueden hacerlo!" exclamo.

Aquellos que apoyan al equipo rival me observan y se ponen de pie.

"¡Vamos! ¡Equipo Lion King! ¡Camila, dales en su madre!" exclama un chico de piel clara y cabello castaño, casi rubio.

¡Es verdad! ¡La chica del mechón verde se llama Camila! ¡Lo recuerdo! ¿Quién diría que jugaría tan bien al volibol? Es tan buena como Emily.

Camila despeja el balón para el saque inicial del set final. Emily lo recibe y lo eleva mientras que Sandra corre y lo golpea con fuerza. El equipo rival lo rechaza y provoca que el balón salga disparado a la cancha de Emily, así, Diana lo logra interceptar y lo Karla lo golpea de vuelta.

La emoción corre por mis venas, es increíble lo que siento en este momento. El equipo de Emily está poniéndose muy nervioso, definitivamente se han metido demasiado en el juego.

"¡Maldición!", exclama Emily al recibir un balón que llevaba una gran fuerza.

El balón vuela en las alturas y queda libre, así, Diana corre velozmente y da un gran salto para golpearlo con toda su fuerza. Aunque el equipo contrario quiso detenerlo, su tiempo de reacción fue inferior a la velocidad que el balón llevaba.

Ella anota un punto más para el equipo y pongo de pie mientras aplaudo, "¡Eso es!".

En estos instantes el partido se encuentra 1 set a 1, el equipo de Emily gana únicamente por un punto, 19 a 18. Sandra da el saque, el balón roza la red, pero Camila brinca elevando sus manos y Karla no logra llegar a tiempo; es un punto más para el equipo rival.

"¡Ya casi, chicas, ustedes pueden!", exclaman aquellos que apoyan al otro equipo.

"Eric, en cuanto termine este partido debemos irnos", dice Rodrigo, mientras comienza a cambiarse de ropa, preparándose para disputar la final.

"Tienes razón", respondo, sin embargo, la verdad es que no quiero marcharme a los vestidores, me cambiaré aquí. Quiero seguir viendo el partido de Emily.

"¡Vamos! ¡Denles en su madre!", exclama Eduardo.

La otra chica del equipo golpea el balón que ha sido enviado por el equipo rival, regresándolo sin darle juego a las chicas. El balón llega hasta el otro lado y una de ellas lo recibe, enviándolo hacia el frente, Camila lo eleva y otra corre hasta él para golpearlo con todas sus fuerzas y así, terminar arrojándolo a un punto vacío en el centro. Entonces, Emily se desliza sobre el suelo y logra evitar que anoten usando solo su puño derecho.

"¡Voy!", exclama Diana, corriendo y elevándolo sobre el límite adyacente a la red.

Sandra corre a este punto, da un enorme salto y golpea el balón con todas sus fuerzas en una trayectoria curva, rodeando una parte las jugadoras y tocando su cancha.

"¡Eso es, maldita sea!", exclamo, levantándome de mi asiento y celebrando el punto.

Rodrigo y Eduardo tiran su ropa y se ponen de pie festejando, "¡Vamos, carajo! ¡Ustedes pueden!".

Unas jugadas después, el equipo de Emily empata el marcador 24 a 24, es aquí donde entra la regla del desempate, ganará el primer equipo que anote dos puntos consecutivos marcando una diferencia de dos puntos.

"¡Vamos chicas! ¡Ustedes pueden! ¡Solo deben anotar dos más!" exclamo.

Camila toma el balón y me observa desde la cancha, luego mira a Emily y sonríe de una forma malévola. Así, ella da el saque, el balón describe una parábola y se dirige hacia el límite de la cancha. Parece que caerá dentro, tanto Diana como Sandra se confían y bajan la guardia.

"¡No lo dejen!", exclama Emily, corriendo hacia este, lanzándose al suelo y deslizándose para recibir el balón con ambas manos.

Diana se sorprende y se queda congelada al darse cuenta de que el balón pudo caer en su cancha y habrían cometido el mismo error que Camila y las demás cometieron con Emily.

Sandra reacciona y corre al balón, brincando sobre Emily y dándole un pase a Karla que termina rematando el balón. Este sale una trayectoria recta y de manera veloz, podría haber sido un punto a su favor, pero, una chica rival estaba justo en medio de la trayectoria y coloca ambas manos recibiendo el balón. Esta cae al suelo por la fuerza del impacto, y entonces Camila corre hacia el balón y lo golpea con gran intensidad, logrando colocar el balón justo en un punto donde ninguna de las chicas alcanzó a llegar. Las rivales festejan el punto, lo saborean como una victoria.

"¡Vamos! ¡Eso es! ¡Lion King! ¡Lion King! ¡Lion King! ¡Lion King!" el público a favor del equipo rival aclama y las apoya. Un punto puede empatar el partido nuevamente o terminarlo por completo.

"¡Escuchen, imbéciles! ¡Debemos apoyarlas o caerán en desesperación!", exclamo, sujetando a Rodrigo y Eduardo de sus playeras.

Ambos se ponen de pie y colocamos nuestras manos alrededor de nuestra boca para generar un cajón que potenciará nuestra voz.

"¡Vamos! ¡Emily! ¡Sandra! ¡Diana! ¡Karla! ¡Y la chica que solo Dios sabe su nombre! ¡Ustedes pueden hacerlo! ¡No se rindan! ¡Denles en toda su madre!", exclamamos con todas nuestras fuerzas.

"¡Sweet Apple! ¡Sweet Apple! ¡Sweet Apple! ¡Sweet Apple!", exclaman todos aquellos que además de nosotros, apoyan al equipo de Emily.

Ni siquiera yo sabía el nombre del equipo.

Emily nos observa a la distancia y sonríe, así, todas hacen su rotación y se preparan para la jugada que podría definir el partido.

"¡Denlo todo!", exclamo con lo último que me quedaba de voz.

Las rivales dan el saque. Diana lo intercepta elevándolo por los aires, entonces, Emily y Sandra corren al mismo tiempo. Sandra lo coloca para Emily y esta da un enorme salto, doblando todo su torso hacia atrás, tomando tanta fuerza como pueda, y así, remata con tal intensidad que un estruendo se escucha en medio de todo el ruido del público.

Sorpresivamente, una chica del equipo rival estaba allí, brincó exactamente en el momento que Emily se preparó para golpear el balón, provocando un muro inmovible. El balón rebota de las manos de la chica y cae en el suelo de Emily y las chicas.

El árbitro da el silbatazo final e indica el final del juego.

Las chicas del equipo de Camila festejan y se abrazan entre ellas, el público aclama su nombre, pero, nosotros seguimos apoyando a Emily y las demás. Inmediatamente corro hacia ellas y me acerco a mi novia.

"Emily, ¿estás bien?", pregunto.

Ella me mira algo triste, pero deja ver una sonrisa angelical y se acerca a mí.

"Claro que estoy bien, mi vida. Solo… pensé que ganaríamos, si tan solo no hubiera brincado tan alto, habría podido interceptarlo, pero bueno, supongo que así debía ser" me responde, seguido de darme un beso y colocar sus brazos alrededor de mi cuello.

"Te agradezco por apoyarme, eres el mejor novio que pude haber tenido", dice, para luego colocar su frente con la mía.

El público comenzó a hacer ruido, chiflidos y gritos mientras ella me besaba.

Emily huele a desodorante femenino, perfume y un poco de sudor, verla así luego de dar un torneo increíblemente fantástico me hace pensar lo mucho que la admiro, lo buena que es en el deporte, y que sin duda las personas te pueden sorprender.

Tomo un pañuelo y se lo entrego a ella.

"Toma, para que te limpies", digo.

"Muchas gracias" me responde.

En ese momento, Sandra nos logra sacar de nuestro momento de romance.

"¡Pudimos ganar! ¡Pero comenzaron a jugar mal!", exclama Sandra llena de rabia.

"Oye, relájate, tú también cometiste errores, no te atrevas a juzgar sin antes mirarte a ti misma", responde Diana, mientras sostiene un pañuelo en su mejilla.

"Hey, chicas, cálmense. No vale la pena que nos echemos la culpa entre nosotras" Emily interviene y detiene la pelea.

"No es momento de buscar culpables ni de señalar a nadie. Hicimos lo mejor que pudimos, jugamos increíble, nuestros errores fueron mínimos. Yo quería ganar tanto como ustedes, pero no fue posible. Chicas, relájense, solo fue un torneo. Aunque me entristece, no hay que tomárselo tan en serio, ¿de acuerdo?".

Emily consigue ellas dejen de pelear. Sandra suspira y asiente para luego ir por su botella de agua y Diana se va a los vestidores. Así, Emily regresa conmigo.

"Nos tenemos que ir, así que, descansen y luego si gustan vernos, las esperamos en el campo", digo.

Emily me da un beso y luego me da un pequeño zape.

"Destrózalos", dice, guiñándome el ojo derecho.

Tras eso, Eduardo, Rodrigo y yo, salimos del gimnasio y nos topamos con el equipo, así, trotamos a las bancas en donde nos colocamos las zapatillas de fútbol. Comenzamos a estirar y luego realizamos calentamiento físico. En ese momento, vemos llegar a los rivales, y entre ellos, puedo ver una enorme silueta aproximándose a mí.

"Escuchen, necesito que se concentren. Somos buenos, pero no somos los mejores, debemos salir allí y ganar, darlo todo, pero, sobre todo, debemos conseguir diversión", digo.

"El fútbol es un juego, solo eso, así que hay que disfrutarlo", digo.

En ese momento, una gran mano se coloca sobre mi hombro.

Rodrigo se muestra molesto al igual el resto del equipo, todos se preparan para luchar. Me doy vuelta y puedo ver a David de pie detrás de mí, con un uniforme azul.

"Pero mira nada más, el enano será mi rival", dice David, sonriendo al verme con una expresión llena de determinación.

"David, me alegro de verte, parece que nos vamos a enfrentar, podremos tener una revancha antes de que te marches del instituto" le digo.

"No me iré aún, no he completado las misiones, así que primero debo conseguirlas" dice.

"De cualquier manera, esta será mi revancha, los haremos trizas, insectos".

David se va y nos deja seguir calentando.

"Muy bien, David es lento, fuerte, pero muy lento. Los demás son tipos musculosos, por lo que su cuerpo es pesado pero robusto, aléjense lo más que puedan de ellos, garanticen su bienestar antes que el ganar, si pueden correr entonces háganlo. No permitan que los toquen o seguramente estarán fritos", digo.

En ese momento, el árbitro pita y todos nos posicionamos en nuestros lugares.

"¡Vamos a jugar como nunca! ¡Vamos a reventarlos!", exclamo.

El árbitro sincroniza su cronómetro y verifica que todos estemos listos, sin más, da el silbatazo inicial y Tomás, quien es mi delantero central, me da el pase de arranque. Con eso, comienzo a avanzar lentamente, sin embargo, no hay forma de pasar, nosotros somos delgados o medianamente corpulentos, el equipo de David está repleto de hombres con el tamaño de enormes rocas de río.

No me queda otra.

Pateo el balón dando juego hacia atrás, Rodrigo lo intercepta y comienzan a jugarlo en la zona baja, por tanto, David y los demás comienzan a avanzar hacia nuestra área. Si todo sale bien, deberían darme un buen pase filtrado y conseguiré hacerme camino entre todos.

Eduardo recibe el balón y se lo da al portero, entonces, un rival corre hacia este para presionarlo y el portero despeja el balón hacia mi delantero derecho. Él recibe el balón y comienza a luchar contra un defensa quien no lo deja pasar, la única forma que encuentra es hacer una bicicleta y pasar el balón en medio de sus piernas para un autopase.

Él corre hacia el balón y logra dar un centro hacia mi banda, donde me encuentro solo. Yo recibo el balón con el muslo interno de la pierna izquierda y lo bajo al césped, así, miro que Tomás se aproxima al área penal, por lo que le doy un centro y este lo recibe en el pie, sin embargo, se tropieza y trastabilla antes de intentar dar el tiro, pero es el portero quien le arrebata el balón de los pies.

"¡Mierda!", exclama.

"¡Tommy, regresa! ¡Ya pasó!" le digo a la distancia.

En estos momentos debo mantenerme alegre y disfrutar de todo momento, hacía tiempo que no jugaba en torneos de fútbol. El portero despeja el balón y David lo recibe, así, corre a gran velocidad rumbo a la zona defensiva mientras yo bajo junto a todo el equipo.

"¡Hey!", exclama Rodrigo luego de que David lo empujara con fuerza y cayera al suelo.

El árbitro indica que no hubo falta por lo que le indica a Rodrigo que se ponga de pie. David se aproxima a casi veinticinco metros de la portería y patea el balón con mucha fuerza. Este toma un efecto curvo y pega en el travesaño, provocando que los palos vibren y el balón sale del campo de juego dando un saque de meta.

"Ah…"

Me he quedado congelado, con su fuerza puede patear de donde quiera y seguramente anotará.

"¡Suban!", exclama nuestro portero.

Él golpea el balón con fuerza y logra conseguir que alcance más de la media cancha. Rodrigo lo recibe y me da un pase largo desde el límite de los 9.15 metros del punto central de la cancha. Lo recibo con mi pecho y cuando estoy cerca de dar un pase, David aparece y me empuja, la fuerza es tanta que caigo varios metros fuera del campo y luego ruedo en el suelo.

El árbitro marca la falta e indica tiro libre.

Rodrigo me pone de pie y camina junto a mí.

"Ese sujeto es un gorila, actúa como una bestia" me dice mientras nos acercamos a la marca del tiro libre.

"Lo sé, pero bueno… Ahora, ve, daré el centro al punto penal, diles que en lugar de jalar las marcas hacia afuera deben abrirlas hacia los lados", respondo.

Rodrigo asiente y se aproxima a todos y les da la indicación, así, el árbitro indica que puedo patear, así que todos agarran una marca, Rodrigo y Tomás se mantienen fuera del área penal. En cuanto pateo el balón, las marcas se abren y Rodrigo junto a Tomás entran al área.

"¡No le llego!", exclama Tomás.

"¡Yo le doy!", responde Rodrigo.

Así, Rodrigo logre arrojarse de media tijera y le pega justo al ángulo, sin embargo, el portero logra alcanzar el balón con sus dedos y lo desvía provocando tiro de esquina.

"Bien hecho, sigamos intentando", digo, mientras aplaudo.

Rodrigo corre al banderín izquierdo y toma el balón preparando el tiro de esquina. Yo me uno a los demás, así, Rodrigo patea el balón con fuerza y me llega algo alto, sin embargo, doy un salto de gran altura y llevo mi cuerpo hacia atrás, así, logro golpearlo de chilena y el balón toma un gran impulso.

"¡Gol!", exclaman todos. Las gradas estallan en euforia.

El portero se quedó parado y no pensó que el gol se lograse concebir, me levanto del suelo mientras todos me abrazan con fuerza y me sujetan de la cara.

"¡Eres un puto cabrón!" me dice Rodrigo con euforia.

Regresamos a nuestra cancha mientras festejamos y luego de unos minutos de reiniciar el partido, el árbitro marca el final del primer tiempo. Los chicos y yo caminamos a las bancas y en el trayecto puedo ver a Emily y las chicas sentadas en las gradas grabando el partido.

En cuanto Emily me observa me saluda a la distancia y le respondo.

"Escuchen, debemos mantener el marcador, nos tomó casi ocho minutos meter un gol" les digo mientras todos toman agua.

"Cambiaremos de formación, pasaremos a un 5-4-1, me quedaré de extremo izquierdo, Rodrigo y Andrés, serán mis mediocampistas centrales y mi otro extremo será Jona. Tomás, sigues de centrodelantero. Los demás, se quedan abajo, ahora, si alguien quiere cambio es el momento", digo.

"¿Tienes miedo de que nos remonten?", pregunta Eduardo.

"Sí, entre más espacios haya, mayor probabilidad hay de que nos remonten, si ganamos tendremos un trofeo y dinero, si perdemos tendremos solo la diversión, yo no tengo problema, pero apuesto a que todos quieren ganar", respondo.

Todos empiezan a reír y entonces me abrazan.

"Eres el mejor, ahora, vamos a darles en la madre", dicen todos.

El partido inicia la segunda parte, las gradas nos aclaman, debemos ganar pase lo que pase, digo que no quiero ganar, pero, ya que Emily no ganó, al menos quiero hacerlo yo.

El equipo de David da el saque inicial del segundo tiempo y la bola está en juego.

Tomás comienza a presionar mientras yo empiezo a tomar altura en el campo junto a Jonathan, cada uno en su banda. El balón va de un lado a otro, no encuentran espacios, es justo lo que quería. Será aburrido, pero, no veo otra forma de conseguir mantener el partido.

Tras unos minutos así, el balón retrocede hasta su portero y todos empiezan a subir, entonces, el balón es despejado hasta más allá de la media cancha.

"¡Todos, márquense a uno!", exclamo luego de marcar a un rival.

David recibe el balón y Eduardo se barre logrando quitarle el balón, pero otro rival más aparece y corre rumbo a la portería, si no lo detienen meterá gol.

"¡Bajen!", exclamo.

Otro de mis defensas aparece y consigue arrebatarle el balón con una barrida, pero, la esfera queda botando en el césped. Nuestro portero corre a este y logra tomarlo con sus pies, está fuera del área de meta por lo que no puede tomarlo con las manos.

"¡Hey, acá!", exclama un compañero.

El portero le pasa el balón hacia la banda derecha.

"¡Traes cola! ¡Tras cola! ¡Apóyate al frente!" le digo.

Mi mediocampista recibe el balón y lo pasa rápidamente a un defensa.

Llevo mis dedos a mi boca y silbo con gran intensidad, así, este me observa tomando ventaja en un hueco sin marca, pero habilitado por dos defensas evitando el fuera de juego.

"¡Avanza!" me grita, dándome un pase alto, sin embargo, David se interpone justo en el momento y el balón rebota de su cara.

Pensé que detendrían el partido, pero, él no se inmutó en lo más mínimo, tomando a todos por sorpresa. Así, David tira a gol mientras dos defensas se barren intentando quitarle el balón, siendo este un intento inútil, pues, el ataque de David entra justo en el ángulo derecho y nos empata el marcador.

"¡Vamos! ¡Un gol más y están fuera, idiotas!", dice David con emoción.

Regreso a mi posición y le digo a los chicos, "Tomaremos un 4-4-2, Tomás y yo subiremos, Rodrigo te quedas de mediocampista, Jonathan de extremo derecho y Andrés de extremo izquierdo".

El partido inicia y Tomás me da el balón, él comienza a correr hacia la zona rival mientras yo le doy el balón a Rodrigo y subo al área rival de igual forma.

David y los demás comienzan a presionar y no logran permitir que mis compañeros me den un buen pase a la distancia. Entonces, Andrés sube y Eduardo le da un pase largo y este lo recibe. Es entonces que me posiciono cerca del área penal y me filtra el balón. Estoy cerca, puedo meter el gol de la victoria, no sé cuánto tiempo queda, pero debo hacerlo. Flexiono mi pierna y me preparo para golpear el balón con mi pierna izquierda, justo en ese momento, un dolor similar al de un enorme mazo aplastando tu pierna llega a mi sistema nervioso.

Un gran crujido suena y caigo al suelo por haber perdido mi centro de equilibrio mientras un dolor palpitante se extiende en toda mi pierna.

"¡Mierda! ¡Puta madre! ¡Mi pierna!" sujeto mi pierna derecha mientras grito de dolor. No hay duda, me han fracturado.

El árbitro rápidamente corre hacia mí y le muestra la tarjeta roja a David, parece ser que él me golpeó.

"¡No, Eric! ¡Debo ir!", exclama Emily mientras se pone de pie y corre hacia mí.

"No, espera, aunque vayas no podrás hacer algo" Diana sujeta a Emily evitando que Emily venga.

Sin embargo, Sandra corre ya que los paramédicos no se encuentran cerca. Tras unos segundos ella llega a mí.

"¡Hijo de puta! ¡Maldito gorila! ¡Le destrozaste la pierna! ¡Te vamos a hacer trizas!", exclama Rodrigo.

Eduardo sujeta a Rodrigo por la espalda impidiendo que se lance a los golpes.

"¡Detente! ¡No vale la pena!", dice Eduardo mientras forcejea.

"¡No, ni madres! ¡Suéltame que mato a este puto!".

Rodrigo finalmente se suelta y usando su supervelocidad en menos de un segundo David cae al suelo y mucha sangre comienza a brotar de su nariz, sus labios, y se sujeta el abdomen.

"¡Espero que te haya gustado, pendejo!", exclama Rodrigo.

Mierda, realmente me duele. ¡Es insoportable! ¡Alguien ayúdeme! ¡No puedo con este maldito dolor!

Mi dolor es tan intenso que casi puedo gritar sin control, no puedo contenerlo.

"Eric… ¿estás bien? No te preocupes, ya estoy aquí, cuando realmente se necesitan médicos no están" Sandra estira sus manos y un brillo verdoso comienza a liberarse de sus manos mientras éstas se encuentran sobre mi pierna.

Lentamente puedo percibir como mi hueso se recupera por completo y el dolor se va.

"Vaya… es increíble, tus poderes son de mucha ayuda", digo.

"Me alegro mucho, ahora, de pie", dice, ayudando a ponerme de pie.

Es extraño... siento mi pierna entumecida un poco, pero, parece que en realidad sí me ha curado. Ese poder es muy bueno.

El árbitro marca tiro libre a unos pasos del área penal, la barrera se posiciona, David abandona el campo al igual que Sandra, entonces, me preparo para patear el tiro libre.

Si lo tiro a gol puede que lo meta, lo intentaré.

El árbitro indica que puedo patear y disparo justo al ángulo contrario a mi posición, sin embargo, un defensa logra brincar y repelerlo con su cabeza. Otro más aparece y lo despeja, es allí cuando mi portero corre hasta la media cancha y da un pase largo hasta nosotros.

El balón cae en mis pies y le pego a ras de suelo de bote pronto. El balón se dirige a gran velocidad rumbo a la portería mientras rebota consecutivamente, esto hace que el portero no pueda detenerlo y entonces, el balón pasa entre sus piernas justo antes de que este tocara el suelo por completo.

El gol es válido, todos los festejamos y se avientan encima de mí.

"¡Maldito loco! ¡Eres un maldito loco!", exclaman mientras se apilan como una montaña humana.

"Jajaja ya basta, aún queda algo de tiempo, debemos seguir", digo.

Tras eso, nos ponemos de pie y mientras camino a mi posición le mando un corazón a Emily, un gol dedicado a ella. Emily sonríe y me lanza un beso, con eso sé que le ha agradado lo que he hecho.

Estamos a poco tiempo de que el partido acabe, mi corazón late con fuerza, no podemos perder ni empatar, debemos ganar. El equipo rival comienza a jugar agresivamente, empujones y comienzan a forzar ataques. Pero, es imposible, no podemos defender como se debe, son muy rudos, entonces, un defensa de mi equipo logra despejar el balón enviándolo fuera de peligro.

Recibo el balón, pero no puedo avanzar, entonces, el sonido de un silbato se hace presente. Un pitido largo seguido de otros dos cortos me indica el final. Yo dejo el balón botando y me dejo caer sobre el suelo de espaldas mientras tomo una gran cantidad de aire.

Todos en las gradas aclaman y festejan, el torneo es nuestro, nuestra victoria, ganamos un torneo corto, pero, se siente genial, con esto me cuestiono lo genial que debe sentirse ganar un torneo nacional, o uno internacional, un mundial. Debe ser genial.

Los chicos salen corriendo de las bancas y los del campo corren hacia mí.

"¡Lo conseguiste! ¡Ganamos! ¡Ganamos, Eric! ¡Eres el mejor, maldita sea!", exclaman mientras me levantan del suelo.

Sí, ganamos este torneo, es increíble, me siento tan feliz que realmente no quepo en esta emoción.

Emily baja de las gradas junto a las chicas y nos abrazan para festejar con nosotros.

"Bien hecho, jugaste increíble", dice Emily, dándome un beso profundo e intenso.

La presidenta del consejo se nos acerca con medallas y un trofeo, así como un sobre con dinero.

"Felicidades, sabía que lograrían ganar, esto es para ustedes", dice.

Todos tomamos nuestras medallas y sujeto el trofeo, los chicos se ponen detrás de mí y la presidenta nos toma una foto a todos juntos.

"Excelente, pues, felicidades chicos, lo hicieron genial, disfruten su premio", dice, tocándome una mejilla y retirándose.

Tras tomarnos más fotos, los chicos y yo nos retiramos del campo, todos decidieron que lo mejor era que yo me quedase el trofeo, pues, fui el líder del equipo y en teoría, su director técnico. No quería, pero acepté quedarme con el trofeo. Un trofeo sencillo hecho con acrílico y el nombre del equipo grabado seguido de un ganadores del torneo corto de fútbol asociación por la semana de Vinculación.

"¿A qué hora inicia el jelengue?", pregunta Rodrigo.

"A la una de la tarde", responde Diana.

"Bueno, vamos a relajarnos, luego nos alistamos y regresamos a comer, ¿no?", dice Sandra.

"Sí, suena bien", respondemos todos.

Así, todos nos retiramos a nuestros dormitorios. No puedo evitar enviarles esta foto a mis padres y a Ao, quien seguramente debe estar atendiendo a su querida esposa en su luna de miel.

Tras platicar con ellos por mensaje por un rato, me recuesto en mi cama, me quito mis tacos, retiro mis medias y me quito la playera. Luego, enciendo el aire acondicionado y disfruto del fresco de mi dormitorio.

Me duermo sin darme cuenta y despierto una hora después. Aún estoy a tiempo de darme un baño y salir con mis amigos.

Una ducha, perfume, ropa fresca pero no tan primaveral y perfume, es lo que priorizo y finalmente salgo de mi dormitorio. Camino hacia la explanada y me topo con una estructura metálica nuevamente mientras realizan pruebas técnicas de audio.

"Creo que los chicos no deben tardar", digo, mirando la hora.

Miro a todos lados y tras unos instantes, alguien me toca le hombro, por lo que me giro lentamente y puedo ver a Camila sonriéndome.

"Oye, felicidades por ganar el torneo", dice.

"Ah, muchas gracias" le respondo.

"Eres un excelente jugador, estoy segura de que allí afuera serás un gran deportista" me dice, acariciando suavemente mi hombro y luego dándome unas palmadas en la espalda.

"Tú igual, eres una muy buena jugadora de volibol", respondo.

"Emily es mucho mejor", dice.

Sonrío con orgullo y la miro a los ojos, "De eso no hay duda".

"Cuando vi que tú y ella eran pareja realmente me motivé a ganar, no podía perder. Es la competitividad pura", dice.

"En fin, fue un buen torneo, lo disfruté, no tengo nada contra ella ni contra ti, pero, no podía dejarles el cliché de que ella se luciera frente a ti" Camila me guiña el ojo derecho y sonríe.

"Salúdala de mi parte, dile que fue la mejor de su equipo, y que en realidad toda la escuela los reconoció como el equipo que mejor jugó el torneo", dice.

Camila me da una palmada en la espalda nuevamente y se retira.

La verdad es que nunca hablé con ella fuera del día que nos conocimos. Pero, realmente es alguien intrigante.

Permanezco observándola mientras sigue su camino y entonces Emily y los chicos comienzan a llegar. Así, nos retiramos rumbo al comedor y nos sentamos en una mesa para almorzar juntos.

El menú del almuerzo se compone de espagueti en salsa verde acompañado de un guiso de cerdo, así como flan de postre. Tras almorzar comenzamos a visitar nuevamente los pequeños negocios que se habían implementado.

La música comienza a sonar mientras visitamos los puestos de snacks. Le compro un algodón de azúcar y un elote preparado. Así mismo, compro una pizza para todos y nos sentamos en una mesa cerca de la explanada principal debajo de los árboles.

"No sabía que venderían pizza", dice Sandra.

Ella muerde su rebanada y hace una expresión placentera.

"Oh, Dios… que buena está", dice.

En cuanto lo pruebo puedo percibir el inmenso sabor a queso, así como una textura perfecta, queso fundido a la perfección y una temperatura cálida, no me sorprende, pues, estaban recién hechas. Según dijeron, las hicieron en el horno del comedor con autorización del director.

"Está deliciosa", dice Emily, abriendo sus ojos de par en par.

Tienen razón, está muy buena.

Tras terminar la pizza Sandra corre a su dormitorio y regresa con un juego de mesa, es un juego de cartas. Con la música sonando, los alumnos jugando por todos lados, otros bailando, nosotros jugando las cartas y el aire fresco combinado con la temperatura calurosa del atardecer, puedo sentirme en paz, realmente adoro estos momentos.

"¡No te atrevas!", exclama Sandra con rabia, viendo como Rodrigo le arroja una carta para forzarla a comer cuatro cartas más.

Los quiero… son mis amigos… son como mi familia, realmente son mi segunda familia…

Por ahora, solo puedo pensar en lo feliz que me siento, disfrutando el juego con mis amigos, pasar tiempo con ellos. La noche cae y las luces robóticas del DJ iluminan toda la explanada.

Todos juntos bailamos cualquier canción que pusieron, sin embargo, cuando nos cansamos, nos retiramos y fuimos a beber algo fresco. Decidimos comprar raspados de sabor y alejarnos.

"Ah, vamos a un lado que está apartado de todo", dice Emily.

Todos la seguimos y entramos a un edificio de mujeres, subimos hasta el último piso y Emily abre la puerta que nos lleva a la azotea.

"Aquí, podemos quedarnos unos momentos, el cielo está despejado", dice.

Nos sentamos en la azotea y miramos hacia el cielo, así, todos nos quedamos un momento en silencio. Esta ciudad no tiene tanta contaminación lumínica, el cielo está despejado y se pueden ver las estrellas, son realmente hermosas. La luna está incompleta, no ilumina tanto, por lo que puedes ver a su alrededor muchas estrellas y cuerpos celestes.

"Esa estrella enorme… se ve hermosa", dice Emily, señalándola con su dedo.

"Me parece que es Sirio", digo.

Elevo mi mano y la pongo sobre las tres estrellas juntas que se logran percibir.

"El cinturón de Orión… y si mueves tu mano hacia el sureste… sí, es Sirio", digo con una sonrisa en mi rostro sin darme cuenta de lo feliz que me hace mirar el cielo.

"¿Cómo lo sabes?", preguntan todos.

"Es que, de niño mi primo Ao y yo solíamos mirar el cielo con telescopio y una guía para novatos", respondo.

"Me gustaría ver las estrellas con un telescopio", dice Emily.

"Sí, sería genial", dicen los demás.

"Tienen razón, creo que debería comprar un telescopio potente", digo.

Continuamos observando el cielo nocturno por un rato más, luego Emily se recostó sobre mi pecho y me lanzó una mirada tierna, pero sin decir una palabra, puedo percibir que está pidiendo que la bese. Así, unimos nuestros labios lentamente bajo la luz de las estrellas.

Ella me vuelve loco, ella me cautiva, me da fuerzas, tengo que admitirlo, amo a Emily con todas mis fuerzas. No quiero dejarla nunca, no quiero que me falte, ella tiene que estar siempre conmigo.

Mis amigos son muy importantes de igual forma, tengo que esforzarme por todos, sé que no todos viven en condiciones ideales, pero, sé que puedo ayudarlos, en cuanto salgamos de aquí haré lo que pueda para darles mi apoyo.

Debo darles lo mejor de mí.

 

  1. Por si no saben que son, es hielo raspado bañado en jarabe de sabor, algo delicioso, refrescante y muy común en México en épocas de calor.