Sin poder dormir

El rugido de Saurus y los golpes en la puerta parecían haberse desvanecido con el paso de la noche. Cuando el sol comenzó a iluminar el horizonte, una sensación de alivio recorrió la casa, pero el miedo no desaparecía del todo. La familia pasó la noche entera en vela, esperando lo peor, pero para su sorpresa, la bestia se había ido.

Amaneció.

Con extrema cautela, Nikolai abrió lentamente la puerta del sótano. Cada crujido en el silencio de la casa resonaba como un eco temeroso. Elena lo siguió con Dimitri en brazos, sus ojos llenos de agotamiento y ansiedad. Caminaron hacia la sala principal y comenzaron a retirar las barricadas que habían colocado la noche anterior. Al mirar por las ventanas, no vieron rastros de Saurus, solo las calles desiertas y el cielo cubierto de una luz tenue. Pero esa calma solo incrementaba la sensación de peligro latente.

Con manos temblorosas, Nikolai encendió la televisión y bajó el volumen al mínimo. En la pantalla, el canal de noticias local emitía una advertencia clara y urgente:

"Lleven provisiones. Repito, lleven provisiones. Alisten sus radios con la máxima cantidad de baterías posible. Turnénse para usar audífonos, y vigilen siempre el entorno. No sabemos cuánto durará esta situación, pero, pase lo que pase, bajo ninguna circunstancia, abra la puerta. Vigile las cámaras si dispone de ellas."

El mensaje, acompañado por la misma sirena que había escuchado la noche anterior, estremeció a Nikolai y a Elena. La situación no había terminado. Saurus seguía suelto, y lo peor podría estar por venir.

Nikolai sabía lo que debía hacer. No podían quedarse sin suministros. Si lo que decían en la televisión era cierto, debían prepararse para un asedio indefinido. Las tiendas probablemente estarían vaciándose, y si no actuaba rápido, quedarían atrapados en su casa sin suficiente comida ni recursos.

"Quédense aquí," dijo Nikolai, mientras tomaba su chaqueta y agarraba las llaves de la camioneta. Elena lo miró con preocupación.

"¿Estás seguro de que es seguro salir? ¿Y si vuelve?" preguntó, abrazando a Dimitri más fuerte.

"No tenemos elección. Si esto se alarga, no podemos sobrevivir sin provisiones. Solo será un momento. Cerraré todo cuando vuelva." Le dio un rápido beso en la frente y salió por la puerta antes de que pudiera cambiar de opinión.

Las calles estaban casi vacías cuando Nikolai condujo a la tienda local. Solo unos pocos vehículos circulaban, y las personas que se cruzaban en su camino corrían apresuradas, llevando consigo lo que podían. La atmósfera era surrealista, como si el pueblo se estuviera preparando para una tormenta que no tenía fin a la vista. La tienda ya estaba repleta de gente cuando llegó, pero no había histeria, solo silencio. Todos moviéndose de forma rápida y meticulosa, cargando carritos de compras con enlatados, agua embotellada y cualquier artículo no perecedero que pudieran encontrar.

Nikolai tomó un carrito y empezó a llenarlo con lo esencial: conservas, botellas de agua, cereales, frutos secos, baterías para la radio, linternas y hasta ropa de abrigo extra. Sentía una presión constante en su pecho, como si cada segundo fuera valioso, como si en cualquier momento Saurus pudiera aparecer de nuevo.

Una vez que tuvo todo lo que necesitaba, pagó lo más rápido posible y corrió de vuelta a su camioneta. El viaje de regreso a casa fue un mar de pensamientos oscuros. La advertencia en la televisión seguía resonando en su mente: "bajo ninguna circunstancia, abra la puerta". ¿Qué significaba realmente? ¿Había más peligros además de Saurus? ¿O estaban advirtiendo que la criatura podría intentar entrar de formas insospechadas?

Cuando regresó a casa, Elena lo esperaba en la puerta, con los ojos ansiosos. Abrió rápido y él entró, cargado con bolsas y provisiones.

"¿Todo bien?" preguntó ella.

Nikolai asintió, aunque su mente seguía atrapada en el miedo. Cerraron la puerta inmediatamente y la reforzaron nuevamente, esta vez, usando incluso más protección. Nikolai mezcló cemento en el taller del garaje y lo aplicó con prisas alrededor de la entrada principal, sellando cualquier posible grieta. La puerta ahora parecía un muro impenetrable. Si Saurus intentaba entrar, no sería por allí.

Elena, mientras tanto, organizaba los alimentos en el sótano, convirtiéndolo en su refugio para las siguientes semanas, o tal vez meses. No sabían cuánto tiempo podría durar esta pesadilla, pero debían estar preparados. Dimitri jugaba en silencio, ajeno a la magnitud del peligro que acechaba fuera de las paredes de su hogar.

Cuando todo estuvo en su lugar, se reunieron en el sótano, encendieron una pequeña radio y se turnaron para escuchar las últimas noticias. La transmisión seguía siendo críptica:

"El monstruo ha sido avistado en las afueras de varias ciudades. Se mueve al caer la noche y parece tener una capacidad inusual para acercarse sin ser detectado. Las autoridades han declarado toque de queda indefinido. Saurus parece atraer a aquellos que abren la puerta, incluso con la menor de las provocaciones. Repito: bajo ninguna circunstancia, abra la puerta."

La radio crujió y luego se cortó, dejando a Nikolai y Elena en un silencio aterrador. El mensaje se repetía una y otra vez, como si las autoridades supieran algo que la población no entendía del todo.

Días pasaron, y aunque la familia Zorin se mantuvo a salvo, la tensión crecía con cada atardecer. En los noticiarios, se escuchaban historias de personas que desaparecían en sus propios hogares, de puertas que se abrían en mitad de la noche sin explicación. Los rugidos de Saurus seguían escuchándose de vez en cuando en la distancia, pero la criatura no había atacado directamente... todavía.

El único sonido que rompía la quietud de las noches era el leve crujido de algo que se deslizaba por las paredes exteriores de la casa. Nikolai y Elena sabían lo que era. Las garras de Saurus probaban su refugio. Pero, tal como las advertencias lo decían, ellos nunca abrían la puerta, ni siquiera se acercaban.

Hasta que, una noche, algo cambió. El pequeño Dimitri comenzó a murmurar en sueños, hablando de un "amigo" que lo llamaba desde fuera. Nikolai y Elena, aterrorizados, supieron entonces que la verdadera batalla por su supervivencia acababa de comenzar.