Capítulo 9: Decepción

Desde que llegué a casa, no me he levantado de mi cama. No he comido nada. No he hecho nada. Dentro de poco será la hora de cenar.

Mi mano duele. Mi cabeza duele. Aún estando aquí, no puedo quitarme esas miradas de en medio.

No puedo. No lo soporto más. ¿Por qué? P¿or qué he hecho algo así? N-no he sido yo. No he sido yo. Yo no haría algo así. Menos a una chica.

Ese no era yo. No era yo, pero lo recuerdo desde mi perspectiva. Yo lo he hecho.

Poco tiempo después de haber llegado a casa, empezaron a llamar al teléfono de casa. Puede que haya sido el colegio. Pensar en ello me pone enfermo. Tengo miedo.

No sé que decirle a papá cuando llegue del trabajo, ¿qué debería decirle? Seguramente ya sepa todo. Tengo miedo. No le voy a poder encarar.

No quiero escucharle gritar. De pequeño ya me daba miedo que lo hiciera, no se pasaba de la raya porque mi abuela le calmaba un poco, pero con lo que ha pasado…

No quiero verle.

Entiendo que esté enfadado, pero si me grita ahora, probablemente llore. No quiero llorar, mucho menos enfrente de él, y siendo ya tan mayor. No me refiero a que ya sea un adulto, todavía soy un chiquillo, pero tengo suficiente consciencia como para no querer que eso pase. Supongo que por eso he huido en clase.

Digo mucho eso de que no debería de haber hecho algo así, ¿pero acaso podía hacer algo más? Incluso ahora sigo alterado, sigo encontrándome mal. No podría haber hecho nada. No podía.

Pero entonces, ¿comó he podido empeorarlo todo? ¿Acaso solo puedo hacer algo si eso mismo me perjudica? ¿Acaso solo puedo hacer el mal? ¿Soy demasiado impotente como para hacer el bien?

Incluso si hubiese dicho algo, ¿habría cambiado algo? Sé de sobra quien no tiene la razón. Si hubiera hablado, tan solo estaría demostrando que ninguno de los dos tenía razón.

Hiciera lo que hiciera, por ser yo, esa razón se convertiría en la realidad. Les he dado la razón que no tenían con actos, y no palabras. Una prueba es todo lo que uno necesita para cambiarlo todo.

Un error es lo que uno necesita para arruinarlo todo. Muchos dicen que se aprenden de ellos, pero, ¿y si son demasiado grandes como para compensarlos?

¿Cómo voy a aprender de un error el cual no puedo soportar? Es demasiado peso para mi. Si no puedo aceptar el hecho de que ha ocurrido, ¿cómo puedo siquiera aprender de él? ¿Qué es lo que tengo que aprender?

¿Tengo que dejar de juntarme con la gente? De todas formas, no podría juntarme con ellos en primer lugar. La gente se alejaría de mi con tan solo verme. Sería el raro del lugar, la persona que todos señalan, pero que nadie ve.

¿Tengo que pedir perdón? ¿Y cómo voy a hacer algo así? Siendo yo el que lo ha hecho voluntariamente y conscientemente, ¿voy a ir a ella de nuevo a decirle “lo siento”?

¡Y una mierda! ¡¿Como podría?! En primer lugar, ni lo aceptaría. ¿Quién en su sano juicio lo haría? Solo alguien que se preocupe más por el resto que por uno mismo lo haría. Cualquier otra persona no perdonaría algo así.

Si tan solo fuese un accidente, si de verdad fuese un error, di pudiera calmarme, pensar, y luego respirar, podría haber sido un accidente. Podría solo haber huido sin haber hecho nada más.

La gente seguiría viéndome mal, pero quizás pensaran que han ido demasiado lejos. “Sigue siendo su hermana, después de todo” pensarán. Y con le tiempo, se enterarían por el boca a boca de lo que ha pasado realmente. Tampoco tienen pruebas de por qué yo haría algo así. Tampoco tenían. Ahora pueden pensar lo que quieran.

Pueden verme de mil y una formas, y la mitad de ellas serán verdad. Pueden contar cien cosas, y la mayoría de ellas habrán pasado.

En el fondo, soy así. Siempre exploto en los peores momentos. Y si no lo hago, entonces no hago nada. ¡Siempre es todo o nada, ¿no?! ¡Siempre tienes que darlo todo!

Soy inútil hasta para eso. Lo doy todo para quitarle algo al resto. Lo doy todo para romper algo. Siempre que lo doy todo, arruino todo. Eso es lo único que mi mejor esfuerzo puede hacer.

Sería mejor no hacer nada, pero tampoco puedo permitirme eso. En algún momento tendré que hacer algo. No puedo guardar esas ganas para siempre, en algún momento, pasará, y cuando pasé, no podré hacer nada para detenerlo.

Eso es lo único que me arrepiento de no poder hacer. No poder pararme. No poder controlarme, desquitarme con otra cosa. Todo lo que hago son errores, no aprendo de ellos, no los corrijo.

Por eso es que, si lo doy todo, solo estoy sacando todos mis errores y defectos a relucir.

Si todo lo que tengo es eso, entonces yo soy el error. Debería aprender de mi mismo.

Pero si aprendo, lo arreglo, y no puedes arreglar un error. Nada puede volver a ser lo que era antes…

1.

Estuve toda la tarde tirado en la cama. No tenía ganas de hacer nada. Ya me había sentido así varias veces, pero por lo menos estaría distrayéndome con el móvil, o escuchando algo, pero solo estaba tumbado de lado, pensando. Ni siquiera podía entender lo que pensaba.

Era como si estuviese hablando otro idioma, oía el ruido de una voz, pero no la escuchaba en absoluto. Todo era estática, ruido, estática, voces.

Mi habitación se sentía más grande de lo normal. Mi casa es como cualquier otra, ni grande ni pequeña y era de estilo occidental. Ya es raro ver casas orientales por ahí.

Para ser un cuarto cualquiera, era lo suficientemente grande como para tumbarme en el suelo y tener espacio de sobra para dormir, y ahora me parecía dos veces más grande que eso. Sentía que si me levantaba de la cama, ya sea para ir al baño o a beber agua, me caería por no medir bien la distancia de mis pies al suelo.

Me siento pequeño.

Irónicamente, con tan solo mencionar “baño” y “agua” me entraron ganas tanto de ir al baño como de beber agua.

No sabía si me merecía la pena ignorar ambas cosas y seguir tumbado, o obligarme a ir. Supuse que sería mejor no centrarme en aguantar, el tiempo que pierda haciendo eso será más molesto que el que estoy perdiendo ahora.

Me levanté de la cama en cuanto me decidí. Por impaciente, me acabé mareando casi al momento de levantarme, y para no empeorar, me tumbé en la cama de nuevo…

“…”

Me quedé mirando boca arriba al techo. Todavía estaba un poco mareado, y prefería esperar a que se me pasara a intentar andar así. Lo mejor que podría hacer sería caerme.

“…”

¿Cómo es que he podido estar tanto tiempo así? Me pregunté mientras me fijaba en la pintura blanca de arriba.

Yo, que soy el primero que siempre quiere estar haciendo algo y que intenta no aburrirse en ningún momento, he estado así tanto tiempo. ¿Y eso lo he hecho sin aburrirme? No, desde luego estoy aburrido, ¿pero entonces por qué me quedo así?

Ah, es verdad. No tengo ganas de hacer nada. Qué se le va a hacer.

Era de noche. No tenía la luz dada, así que lo único que iluminaba mi cuarto era la luz de la luna.

Más que ayudar, era molesta. Ya me había acostumbrado a la oscuridad, por lo que veía perfectamente, o al menos, lo suficiente.

Solo tenía dudas sobre mi mismo. Sentía como si todas esas horas no hubiesen pasado, ya que no me acordaba de nada. Solo sabía lo que había pasado antes de llegar a casa.

Obviamente, eso era la razón por la que estaba así, supongo. ¿o estaba desmotivado porque le tenía miedo a mi padre? ¿Pensaba en ello como un castigo?

Estaba grabado en mi cabeza. Cada segundo. Cada mirada. Cada voz. Todo. Lo que menos me afectó fue el video. Eso era irrelevante para mi en aquel momento. Ya veo cada hora cien veces esa imagen en mi cabeza.

Y así, me olvidé de mis necesidades, y cerré los ojos, esperando dormirme.

2.

Ojos. Los ojos son el órgano más aterrador del ser humano. Con solo una mirada, puedes saber todo lo que pasa, qué piensa la persona, lo que está pasando, todo. Con que te miren por un segundo, sabes que alguien te está mirando.

Sentir que te miran es sentir que alguien se está fijando en ti. Que se fijen en ti debe significar algo. Esperan algo de ti. Por eso te miran. Buscan reacciones. Buscan estímulos.

Solo una mirada puede cambiarlo todo. El levantar la cabeza es inútil si los ojos siguen mirando hacia abajo. Por eso da tanto miedo.

Que todo dependa de ellos. Que puedas saber que alguien te esté mirando. Que puedas saber que miles te están mirando.

Es como si cada mirada fuese un peso más. Una carga más. Todos ellos tienen expectativas sobre ti. Todos te esperan.

Da igual cuanto te muevas, esos ojos no se van a ir. Da igual cuanto huyas, esos ojos siempre te van a ver.

Incluso tus propios ojos esperan algo de ti mismo. Te cargan con expectativas, con tus propios sueños, con tus propias esperanzas.

Los ojos también son los únicos que pueden calmarte. Ni mil palabras calmarán más que llorar. Cuando uno no puede expresar su dolor en palabras, lo hacen en lágrimas. En llanto.

Pero es algo que uno debe controlar. Llorar cuando se tienen palabras que decir es una busca precipitada de calma y cariño.

Añorar ese alivio tras el llanto es el propósito de las lágrimas. Pero hay veces que solo arruinan todo.

Romper la compostura de esa forma es a veces peor que la razón por la que se llora. También, de vez en cuando, no hay una razón específica por la que llorar. Uno se siente de esa forma, y su cuerpo lo fuerza a llorar, aunque este no quiera. Aunque no sea el momento. El llanto puede romper en vez de arreglar.

Que los ojos tengan tanto poder es algo temible.

Es lo contrario a lo que el ser humano siempre busca.

Es el poder de romper.

Ese agua que a la vez te consuela, a la vez puede-

...

¿Agua?

Sed.

Tras pensar en lo que quería hacer, dejé aquel trance, aquella reflexión sin sentido en la que estaba. Suspiré, molesto con mis propias necesidades.

“...Supongo que bajaré a la cocina.”

Podría haber ido al baño de arriba, que además está enfrente de mi habitación, pero quería beber agua fría. Tendría que ir a la nevera.

Abrí la puerta de mi habitación. Por mucho que tuviese el baño enfrente mía, iba a bajar solo por un mero capricho.

A la derecha del pasillo estaban los escalones para ir a la cocina, a mi izquierda…

...no había nada.

Era un negro tan oscuro que dudaba de si realmente era el color negro. ¿Será esto lo que ve la gente sin ojos? ¿Tan exasperante es?

No podía quitarle los ojos de encima. Quería ir hacia ella. Quería dejar que me consumiera. Todavía podía ver esa puerta. Su puerta.

Me distraje.

Quería ir, correr hacia ella y abrirla. El abismo enfrente mía no era nada si podía ver mi meta al final. Todo lo que necesito es ver.

Quien no puede ver la meta, no puede cumplir su objetivo.

¿Qué es un objetivo sin finalidad, después de todo?

Di un paso al frente. En cuanto lo hice, en el momento en el que toqué ese negro intenso, cierta viscosidad se llevó la sensación de mi pie.

Eran tentáculos, no, eran látigos, quizá ambos. Los tentáculos me arrebataban la sensación, y los látigos lo confirmaban, azotando mi pie sin piedad.

No sentía mi pie, pero sí el dolor de cada azote. No estaba golpeando a mi piel, estaba dándole a mis nervios directamente.

No podía echarme atrás. No sentir algo es irrelevante. Sentir dolor es a lo que el ser humano está condenado.

Si este leve escozor me ahuyentara, no llegaría a ser nada en la vida. Tengo que ser fuerte, ya que el mundo también es fuerte.

Otro paso.

La primera vez, evité meter otra parte de mi cuerpo que no fuese mi pie, pero ahora me daba igual.

Casi todo mi cuerpo estaba dentro de la espesa oscuridad. Como si parte de mi todavía estuviera insegura, dejé mi brazo derecho afuera.

Lo primero que sentí al entrar fue como los tentáculos negros envolvían todas las partes que había metido.

Mi otro brazo, mis piernas, mi pecho. Sentía como esos tentáculos fríos y viscosos se apoyaban y adherían a mi cuerpo.

No tardé poco en perder la sensación del mismo. Mis sentidos estaban intactos, pero gran parte de mi cuerpo estaba dormido.

En cuanto dejé de sentir, inmediatamente vino algo mucho peor.

Azotes. Látigos que me golpeaban continuamente, por todas partes. Por los lados menos los más sensibles de mi cuerpo, privado de sensaciones.

Dolor. Escozor. Presión.

No sabía si me estaba moviendo. Dejé de sentir mi brazo derecho en el momento que lo metí.

‘Dolor’, era lo único en lo que pensaba mi cuerpo. Pero yo ignoré todas esas señales. No eran nada.

La puerta, tenía que llegar a la puerta. Estaba convencido de que tenía que hacerlo.

El primer error que cometí, fue cuestionar esa meta.

‘¿Por qué quiero ir por la puerta?’. Titubeé. No pude dar una respuesta.

Por muy visible que fuera, esta dejó de ser mi centro de atención. Dolor. Dolor. Dolor.

Ya no eran azotes, no eran golpes. Dolor. Puro dolor. Era como si alguien cogiese mis nervios, y con ellos hubiera hecho un saco de boxeo.

Tampoco podía sentir de donde venía. No podía sentir mi cuerpo en primer lugar, por lo que tampoco podría saber si en verdad estoy avanzando.

Solo lo sé gracias a que la puerta se acerca poco a poco. Si pienso en mover mi brazo al frente, aunque no lo sienta, este aparece, tapando levemente la luz que la puerta emitía.

Me estaba moviendo poco a poco. Cada segundo que pasaba, cuestionaba lo que hacía.

Debería de dar media vuelta, no merece la pena, pensé, pero si solo era esto, podía seguir aguantando.

Mi segundo, y último error, fue hacer caso a esos pensamientos. Ocurrió a la mitad del camino.

Por un momento, giré mi cabeza para mirar atrás. Consideré en abandonar lo que estaba haciendo.

El resto del pasillo había desaparecido. Solo había oscuridad detrás mía. Oscuridad en la que residían ojos.

Ahora sabes que existen, ahora ellos saben de tu existencia. Ya no era dolor lo que sentía. Era peso, presión.

Intenté darme la vuelta de nuevo, centrarme en mi meta, pero ya había mirado, ellos ya habían visto mis ojos.

No pude suprimirlo. Un fuerte ruido me sacó fuera de mi objetivo. Solo podía pensar en lo que mis oídos y vista recibían.

Estática. Primero fue estática. Era un ruido fuerte, tanto que ni podía escuchar mi voz.

Lo único que quedaba de mi era mi vista y mi oído, y uno de ellos ya estaba sobrecargado. No podía moverme del lugar. Podía claramente ver la puerta al final del pasillo, pero no me atrevía a avanzar.

No, no podía hacerlo. En el momento en el que me giré, la puerta dejó de importarme.

La estática bajó su intensidad, pero no para darme tiempo de tregua. ¿Qué puede ser peor que un ruido molesto?

Voces.

¡Un monstruo!’ ‘¡Todo ha sido tu culpa!’ ‘Estarías mejor muerto.’ ‘¡No te mereces nada!’ ‘¡Disculpate con la gente que te ha conocido!’

Tenían un tono serio, autoritario. Podía sentir como todas esas voces venían de más arriba, un lugar al que nunca podría llegar.

No tenían emoción alguna aparte de ira. Gritaban, ladraban, cualquier cosa que pasara por su mente sería lo primero que dirían.

Todas se sobreponían entre todas. No se dejaban tiempo para hablar, era como una revuelta, como una pelea entre ellas.

Aun así, podía entender lo que decía cada uno, sabía lo que decían, y a quién se lo decían. También por qué lo decían.

Era insoportable. Nadie debería de ser capaz de aguantar esto, de vivir con esto.

En los rincones de mis ojos podía ver como más ojos aparecían, abriéndose uno a uno. Todos tenían el iris completamente negro. Era del mismo tono que de el lugar que me rodeaba.

Ya había pasado por esto. Miles de miradas que me consumían en un túnel sin final, sin esperanza.

Ya lo había vivido, pero no me servía de nada. Era impotente. No tenía nada a mi disposición que hacer.

Solo podía soportar. Aguantar inútilmente hasta romperme.

¡Niño engreído!’ ‘¡Pecador!’ ‘¡Salvaje!’ ‘¡Fracaso!’

Cada voz, única del resto, tenía algo distinto que decir. Me ponían nervioso, estresado.

Quiero irme. No quiero estar más así. No puedo estar más así. ¿Por qué no me rompo?

Quiero romperme. Así podré descansar. Dejaré de pensar. Dejaré de sentir. Esto es demasiado.

No quiero abrir la puerta. Ya me da igual, no quiero. ¿Qué iba a hacer, de todas formas?

No hay nada ahí que me interese, ya no.

En cuanto me rendí, todo volvió a la normalidad.

No le di mucha importancia. Por mi bien, no le dí importancia alguna.

Me giré, y primero fui al baño, bajando las escaleras y pasando por la entrada.

Es un baño pequeño. No hay ducha aquí, por lo que solo voy cuando ya estoy abajo y quiero ir al baño.

Sería una molestia tener que subir al baño de arriba, así que por eso hay uno abajo abajo. No es mejor, es objetivamente peor, pero se sigue apreciando.

Da igual el valor que uno tenga, si es que eso es siquiera una cosa, todos puedes ser importantes en el lugar correcto.

Heh, entonces qué soy yo, si ni en mis mejores lugares llego a algo”

Tal y como pensé, al acabar en el baño fui a la cocina. La nevera estaba al frente de la puerta, por lo que no tuve que andar hacia ella.

Al abrirla, me planteé, solo por un momento, hacer la cena. Rechacé la idea, y pensé en coger algo rápido para comer. También rechacé eso.

Después de sacar la jarra de la nevera, cogí un vaso de agua de uno de los armarios de la cocina, y me eché el agua.

No suelo sentirme así, pero me siento consciente. Todo parece tan lento. Normalmente no haría esto con tanto cuidado. A este punto ya se me habría caído el agua.

Me quedé mirando al vaso. No puedo ver mi reflejo. Todo es tan transparente. Me calma, aunque no aporte nada.

¿Acaso busco distraerme con esto? Supongo que es más fácil pensar en esto que en eso…

¿Cuándo estoy hablando y cuándo estoy pensando? ¿Pienso en voz alta, o hablo en mi cabeza?

No sé ni por qué salen estas preguntas… ¿Qué tiene que ver esto con nada? No voy a justificar nada con algo tan-

Perdido en mi cabeza, pude oír a la puerta de la entrada abrirse. No tardé ni un segundo en darme cuenta de quien era. Solo alguien podía entrar aquí.

No lo enseñaba por fuera, pero por dentro miedo empezó a brotar. Ya no quería beber agua. Estaba agarrando el vaso fuerte por pura inercia.

Una voz más grave de lo normal y ligeramente enfadada se escuchaba por el pasillo.

“¿Estás en la cocina? Si lo estas, ven al salón…”

Y luego, con un tono más serio…

“...Ahora.”

...hizo que el pelo de mis brazos se erizara.

3.

Nunca había escuchado a mi padre usar un tono así. No estaba enfadado, por lo menos, todavía, pero sonaba frio. Muy frio. Normalmente no se enfadaría de esta forma, aunque siguiera dando miedo, no era ni de lejos tan amenazante.

Supongo que sabía que era alguien que lloraba fácil.

Siendo sincero, no he mejorado nada. No tenía resistencia alguna.

Dios, la razón por la que… eso, ha pasado, es por que no podía aguantar más tiempo sin llorar.

Respirando hondo, de una forma aparentemente calmada, dejé el vaso en la encimera, sin siquiera haber bebido, y me dirigí hacia el pasillo.

Mi padre estaba ahí, esperándome. Al verme salir, no dijo nada. Solo me miraba con esos ojos.

Después, él entró al salón, supongo que esperando que le siguiera. No se ha molestado ni en quitarse la chaqueta del trabajo.

No tenía otra opción. Le seguí al salón.

“Cierra la puerta, por favor.” Era una orden. Ni para eso intentaba ocultar en su tono que estaba enfadado. Por su cara, no lo aparentaba tanto.

A veces, suele llegar con esa misma cara rígida, pero neutra. Lo único diferente son sus ojos. Era lo que me daba miedo. No solo su voz, sus ojos, era como si, como si-

“No hace falta que te diga por qué estoy así, y creo que tampoco hace falta que te defiendas.” Mi padre estaba en el centro del salón, de brazos cruzados. No sabría decir si esperaba una respuesta o no, pero abrí la boca.

“Yo-”

“He hablado con el director de tu instituto. Yo simplemente no lo entiendo…”

Mi padre suspiró en la pausa, llevándose una mano a la cara, tapándose los ojos y frotándolos, como si estuviese haciendo un esfuerzo de entender lo que pensaba en ese momento.

“...Te has lucido. No puedo decirte nada más. Es que… dios...”. No podía mirarle fijamente. Como siempre, estoy mirando al suelo. Con miedo. No podía evitarlo. Por poco no puedo controlarlo.

“P-papá, yo-”.

“¡¿’Yo’ qué?! ¡¿Crees que puedes ir por ahí, resolviendo cualquier cosa a puñetazos?!” Alzó la voz. Sonaba indignado, como si hubiera matado a alguien, a algo. Suspiró de nuevo.

“Yo, entiendo que la situación no es la adecuada. Pero, ¡¿pegar a alguien?! Hijo, por favor, quiero saber, por qué.”

“¿Qué e-es lo que, te han dicho?” Dije, entrecortando mi voz, con un tono débil.

“¿...Hay algo más que tenga que saber? ¿De verdad piensas que hay algo que vaya a justificar lo que has hecho?”.

Sonaba hasta sorprendido. Mezclaba sorpresa con ese tono de indignación, de decepción. Intentaba empatizar conmigo, pero al momento en el que recordaba por lo que me regañaba, se enfadaba de nuevo.

Yo me quedé callado. No podía responder, porque tenía razón. Mi padre, viendo que esto no iba a llegar a ningún lado, decidió hacerme caso, después de un breve reproche, él habló.

“… En el colegio, me llamaron para hablar sobre lo que has hecho. También estaba Otsuki, con su madre. Ella dijo que te estaba preguntando algo enfrente de toda la clase, y, en medio de todo, tu te diste media vuelta, queriendo irte de la clase. Ella te cogió del brazo, y tú, gritando, le pegaste un puñetazo en la cara.”. Lo dice como algo irrefutable. Es algo irrefutable, lo sé, lo sé más que nadie.

“De verdad que no sabes la vergüenza que he tenido que pasar allí…”

Estaba empezando a romperme. Quería llorar, pero aún estaba aguantando. Apretaba los dientes y aguantaba. Apretaba el puño y aguantaba. Pero no miraba al frente.

La distancia entre nosotros dos no disminuía. No se estaba acercando a mí. Lo que agradecía de todo esto, era que no se me echara encima.

“...¿Dijo qué era lo que quería preguntarme?” Conseguí hablar de nuevo, aunque ya se empezaba a formar un nudo en mi garganta.

“No. Su madre tampoco dijo nada. No creo que se lo haya contado, pero eso no es lo importante.” Cuanto más le dejaba hablar, más intentaba calmarse. Aún estaba enfadado, cabreado, ya no se molestaba en esconderlo de su tono o de su cara.

“Todos estaban en la clase, Riku. Entiende que lo que sea que te vayas a inventar ahora es una mentira. He preguntado a los padres de otros compañeros de clase tuyos y dicen exactamente lo mismo.

“No tienes las de ganar y lo sabes. Yo quiero apoyarte porque eres mi hijo, pero no puedo apoyar algo que has hecho mal.

“Por eso, quiero que me digas, ¿por qué lo has hecho?” No te defiendas, sabes que no hay nada que defender. Di que lo sabes, di que lo sabes porque lo sabes. Di que lo sientes, porque lo sientes. Disculpate, hazlo.

No puedo pensar claramente.

“… Ella, t-todos estaban molestándome, y-” Mi padre me cortó en el momento en el que hice la pausa.

“¡¿Y qué?! ¿Te estaban molestando? Podrías, no sé, haberles dicho a todos que pararan, haber llamado a un profesor. ¡¿Pero pegarla?! ¡Podrías haber hecho que te quitara la mano de encima sin, joder, hacer algo así!

“Es que no me cabe en la cabeza, de verdad. ¡¿Eres tonto o algo?! No haces esto en toda tu vida, en toda tu vida menos ahora…”

“...Me encontraba mal, como has dicho antes, por lo que ha pasado...”. Mi padre dio un paso al frente casi al momento, y, con una voz mucho más elevada que antes, más enfadada, gritando prácticamente, me interrumpió.

“¡Ni se te ocurra usar a tu hermana para esto! ¡Que eso haya pasado no te va a justificar nada! ¡¿No entiendes lo que tienes que hacer ahora?! ¡No soy yo el que tiene que disculparse, no con ella, pero con la clase entera! ¡No deberías de decir nada que no sea una disculpa!”

En el momento en el que dio un paso al frente y gritó, miré al frente. Le encaré. Le miré a los ojos mientras hablaba. Estaba mirando sus ojos en el momento que la mencionó.

La he usado…?

Solo pensar en ella me rompió al completo, y escuchar su voz, su tono, ver como se acercaba a mí… Me estaba matando.

Mientras el hablaba, mientras me decía lo que tendría que haber hecho, empecé a dar pasos hacia atrás. Estaba intentando huir otra vez. Solo dí unos pocos, solo un par, pero intenté huir. Otra vez.

Empecé a llorar, no desesperadamente, pero las lágrimas bajaban por mis mejillas, cayendo al suelo una por una.

Escuchaba un ruido, un balbuceo. Sabía que mi padre estaba enfadado, que me estaba gritando. Podía sentir su ira.

El ruido me dejaba sordo. Todo eran voces, voces que se transformaba en ruido. Todas con el mismo mensaje.

LA HAS USADO” “LA HAS ABANDONADO” “NO APRENDES” “MERECES UN CASTIGO” “ERES UN MONSTRUO” “ACEPTA LAS CONSECUENCIAS DE UNA VEZ”

Y de fondo, sonaba un coro. “Es mi culpa”, decía. Una y otra y otra y otra y otra y otra y otra y otra y otra y otra y otra y otra y otra PUTA VEZ.

En el punto en el que me encontraba no podía entender nada de lo que mi padre me decía. Siguió hablando, como si no le importara mi estado. Eso lo sabía, pero no podía entenderle. Nada.

Lo único que entendía era el miedo que él me causaba. Todas las voces, todo el ruido, tenía su tono de voz.

No paraba de llorar. Me estresé. Estaba desesperado. Intentaba cubrirme la cara con mis manos.

Pero, no sé en que punto, mi padre me agarró de la misma. Me agarró de la mano derecha.

Quería que le mirara fijamente mientras lloraba. Seguía enfadado. Tenía a esos ojos mirándome nuevamente, pero ahora, desde tan cerca.

Era imposible que sintiera más miedo, pero lo hice. Era como si me estuviese atragantando con mi propio lloro.

Hiperventilaba. Mis piernas, ambas, temblaban, no daban para más. Me faltaba el aire. Respiraba lo más rápido que podía de forma entrecortada. La más ínfima bocanada de aire me era suficiente.

El momento se hizo eterno. Poco después, mi padre me soltó, y siguió hablándome.

Seguía sin entender lo que decía, pero también podía distinguir otra voz; la mía. Pero me entendía ni a mi mismo. ¿Estaba diciendo algo relevante, o era todo lloros? No me sentía como yo mismo.

Quería que se acabara todo, quería darle la razón, pedir perdón, solo para que esto acabara. Ya sabía lo que había pasado, sabía que estaba mal.

Solo quería dejar de sentirme así, ser capaz de no llorar de esta forma. No verle más esa cara de mierda, como si no fuera su hijo.

No he matado a nadie. Sé que lo he hecho mal. ¡¿No me puedes por una vez en tu miserable vida sermonear de buena manera?!

Todo el tiempo, estuve pensando, centrado en mi cabeza, intentando aliviar el llanto que esa ira me estaba causando.

Pero, en cuanto pensé eso, el sentimiento se esfumó. Ya no había ira, pero, todavía había llanto.

Mi padre no estaba hablando. No estaba mirándole. No estaba ni de pie. Hace tiempo que había colapsado. Todo fue como un trance.

Mi cuerpo lo notó, de todas formas. Que esa autoridad se había ido. Que era libre.

Seguía llorando. Seguía temblando. Pero me levanté. Me pude levantar. Lo supe ya que el suelo se veía más lejano.

No me veía capaz de levantar la mirada. Tampoco podía escuchar esa voz tan baja y débil, teniendo voces tan ensordecedoras en mis oídos.

Me fui del salón en cuanto pude. Nunca dejé de llorar, de hiperventilar.

Todo se veía tan real, era tan consciente de todo. Le prestaba atención a cada escalón que subía.

No había una voz detrás mía diciendo que bajase. No había nadie diciendo que esto no había acabado.

Ya que esto había acabado. No había más de lo que hablar. ¿Qué más se podría decir?

He pedido perdón. Mil y una veces, he perdido perdón. ¿Por qué no puedes escucharlo? ¿Acaso me ignoras? ¿O soy yo el que no habla lo suficientemente fuerte?

Me duele el pecho otra vez. Un pinchazo. Como si me clavaran una aguja en el corazón.

Peldaño por peldaño, subí. Todo en esa breve interacción se sentía eterno. ¿Por qué tenía que sentirme así en ese momento?

No quiero ser consciente de esto. No quiero vivir esto. No debería de haber vivido esto.

¿Cuándo me voy a calmar? ¿Cómo me voy a calmar? No lo sé. ¿Yo solo? ¿Qué puedo hacer yo solo?

Nunca he sido capaz de hacer algo de esa forma. Si he cambiado, aunque sea poco, he cambiado gracias a alguien.

Solo soy capaz de hacer lo que me convierte en una peor persona. Uno puede ir a peor solo, pero solo puede ir a mejor con otros.

Es injusto. Quiero dejar de sentirme así. ¿Acaso estoy condenado a sentir esto hasta que alguien lo alivie por mí?

Como puedo…

“ …”

Dormir. Quiero dormir. Mañana será otro día. Necesito descansar. Mañana, puedo ver a alguien, hoy, puedo hablar con alguien, y así, alguien puede ayudarme…

Abrí la puerta de mi habitación. Tuve que abrirla a la segunda, ya que de tanto temblar fallé por completo el agarrar el pomo de la puerta.

Nunca me lo planteé hasta ahora. Mi habitación se veía horrible. No por el hecho de estar desordenada, pero por el ambiente que tenía.

No había personalidad alguna en ella. No había ninguna marca de que fuese mía. Estaba vacía.

Recuerdo tener una estantería llena de cosas, cosas que me gustaban, que le daban color a todo.

También tenía posters colgados en las paredes, los cuales tampoco estaban. ¿Qué era lo que faltaba?

Y más importante, ¿donde estaba? Esas eran preguntas que debería haberme hecho antes, y que debería de haber dado más importancia, pero acepté que esa era mi habitación.

Cerré la puerta detrás mía y me tumbé en la cama. Incluso el blanco del techo se veía más oscuro, como si lo hubieran manchado. No quería verlo. Me llevé las manos a la cara.

Me cubría la cara entera. No paraba de llorar. Todavía seguía alterado, y me faltaba el aire, aunque menos que antes.

Todo se repetía. Era un circulo vicioso. Nunca iba a aprender. Era débil. La gente débil no tiene lugar donde mejorar.

Es mi culpa ser tan débil. Si tan solo hubiese vivido de manera distinta, no sería un crio, un llorón.

No puedo ni serle útil a nadie después de lo que he hecho. ¡¿A nadie?! ¡¿Ni siquiera a mi padre?! Para el resto, yo soy la carga. Una carga que debería de caer cien veces sobre mi.

Yo. Siempre. Siempre he sido una persona horrible. Me movía por el egoísmo. Por capricho. Todo lo hacía por diversión.

Nunca me preocupé genuinamente por alguien. Me importaban solo porque me causaría problemas el que se fueran.

Y ahora, se ha ido. Probablemente todos se vayan, todos. Esto va mucho más lejos que no tener amigos. He estado años viviendo así.

No tener a nadie. Nadie querría acercarse a mi. Aunque me aprecien, ¿cómo piensan acercarse? ¿Qué piensan decir para calmarme, entenderme, y consolarme?

No. Eso es imposible. Ya no hay nadie que pueda hacer eso. No en este mundo. No ahora. Nunca.

Nadie va a hacerme sentir igual. Nadie va a hacerme reír de esa forma. Nunca voy a poder hablar así con nadie. Nunca voy a confiar tanto en alguien.

Confié. Confié y me dejaron atrás. Primero una, y al ver eso, el resto la siguió.

¿O acaso les he empujado yo? ¿He hecho algo para que te fueras? Dime, ¡qué he hecho mal? ¡Me he comportado como siempre!

¡No he hecho nada malo! He estado ahí, ¡como siempre he estado! ¡Siempre he intentado hablarte bien! ¡Intenté hablarte día a día, incluso después de lo de mamá!

¡Nunca dejé que te quedaras sola! ¡Nunca! Siempre te hice saber que estaba junto a ti, aunque no estuviera en tu habitación, aunque no estuviera en casa…

...

¿Qué es lo que tenía que hacer? ¿Acaso debería haber vivido solo por tu bien? ¿Debía de abandonarlo todo solo para estar contigo un día más?

¿Y si te hubiera hecho daño? No puedo controlarme. Incluso cuando no busco dañar, acabo rompiendo lo más importante. Si me hubiera quedado contigo, solo estaría poniendo más y más peso sobre tus hombros, día a día.

Te acabarías cansando, y después de cansarte te hartarías, ¡y luego no aguantarías más!

¿Tenía alguna opción? ¿Tenía peso mi vida en esto? ¿Formaba parte de esto?

¿Estaba todo fijado? ¿En, en que momento pensaste en hacerlo? Cuándo empezaste a cuestionarlo?

¿Cuánto tiempo te he dejado sola? ¿Desde mamá? ¿Desde la abuela? ¿Desde siempre?

¿No habíamos dicho que podíamos confiar el uno del otro? ¿No me habías prometido mil y una veces que también vendrías por mi cuando estuvieras mal?

¿Acaso es por ser la mayor? ¿Es eso lo que pensabas? ¿Creías que eras la única que tenía que cargar con todo esto? ¡Y una mierda!

¡¿Eres imbécil?! ¡Ni siquiera pensábamos en eso! ¡Tú eras alguien más mayor que yo, y yo alguien más menor que tú!

Yo, y tú, éramos hermanos. ¿Por qué no viniste conmigo? ¿Por qué no lo vi?

Yo, ¿por qué?

No. yo…

Yo…

Con el tiempo, dejé de llorar.

4.

El suelo era cálido, suave y blando. Sentía cosquillas por toda mi espalda, y una leve brisa azotaba mi cuerpo tumbado.

Estaba en un campo lleno de césped. El sol me deslumbraba desde lo alto, pero no era molesto. Me estaba invitando a abrir los ojos.

No invadía mis párpados, aún así. Me dejaba disfrutar de aquel color negro que se proyectaba en mis ojos.

Por mi parte, prefería quedarme así.

El ruido de la brisa, de los pequeños tallos de hierba moviéndose al unísono, me daba sueño. Se me quitaban las ganas de levantarme de lo calmado que estaba.

Tenía mis manos descansando sobre mi pecho. No sé en que momento las puse ahí, pero decidí bajarlas. Las reposé en el campo verde bajo mi espalda.

Pude tocar el suelo, y sentir esa suavidad de la mejor forma posible. Esa esponjosidad, como la de una nube, y esa suavidad, como si acariciase a un gato.

Nada me obligaba a levantarme. Podía quedarme ahí todo el tiempo que quisiera. No tenía un límite de tiempo, y por ende, no tenía nada de lo que preocuparme.

Podía respirar. Más todavía, respirar manualmente no se sentía como un suplicio o una molestia, era más como un regalo.

Sentir un aire de esta calidad, de esta pureza. Quizá podría reemplazar a la comida y bebida. Me llena de energía.

El sol seguía calentando mi cuerpo poco a poco, sin llevarme nunca al extremo de sudar. Era el clima que uno siempre quiere, pero nunca tiene.

Tampoco me dolía nada. No es como si no tuviera heridas, pero estas parecían curadas. Ya fuese un tirón, un golpe, o un corte, todo estaba curado.

No me extrañaría que el mismo ambiente lo hubiera hecho. Quizá el sol, el césped, o alguien más no quiere que sufra.

Me sentiría mal si ese alguien sufre en mi lugar. Agradecería que lo hiciera, pero no si él acaba saliendo dañado de verdad.

Así, así podría quedarme pensando mil y una cosas a la vez. No es raro que me pierda. No es raro que me ponga a pensar en cualquier cosa.

Cuestiones, escenarios, pensamientos, vidas. A veces siento que estoy menos tiempo en el suelo, y más tiempo en el cielo.

¿No puedo aceptar que el suelo es el lugar en el que debo de estar? Si quisiera quedarme en el cielo, podría haberlo hecho en cualquier momento, incluso ahora podría subir. Pero no lo he hecho.

Hay algo de estar en tierra que me retiene. ¿Qué es esa cosa tan fuerte que me mantiene ligado al suelo? ¿Cordura? ¿Miedo?

Si tuviera que adivinar, diría que sería “esperanza”.

El miedo es lo que me deja sentir. Sin él, aunque fuese al cielo, no sentiría nada. No estaría triste, si, pero nunca podría volver a ser feliz.

La cordura es lo que me permite ver. Sin ese hilo, no podría ver ni lo que tengo aquí abajo, ni lo que me tienta ahí arriba. No poder ver tu propia vida es un castigo que Dios nunca debió implementar.

La esperanza. Esta es lo que hace que me quiera quedar aquí. Lo que hace que no quiera subir.

En algún lugar del mundo, está este lugar. Por esto estoy tumbado en el, disfrutando del mismo.

El tiempo también ha sido clave. Podría haber llegado pronto, y me estaría muriendo de frío, y de haber llegado tarde, me estaría abrasando.

Por último, podría tener un problema yo mismo. Podría estar enfermo, tener una lesión incurable, o tener una tristeza tan profunda que este lugar no podría aliviarla.

Ahora no me pasa nada de eso. Estoy en calma. Se podría decir que estoy feliz, pero si lo estuviera, no estaría calmado.

Si tuviera que quejarme de algo, sería de el hecho de estar solo.

Estoy de acuerdo con el dicho de que es mejor estar solo que mal acompañado, pero, por eso mismo, me gustaría tener una buena compañía de vez en cuando.

Llegaría un punto en el que me cansaría de ellos, pero por ahora, quiero verlos…

A lo lejos, empecé a escuchar unos pasos. Llevan un ritmo calmado, se podría decir que hasta elegante.

Cada vez se podían sentir más y más cerca. Pensaba que en cualquier momento, ese alguien iba a pisarme.

Me di cuenta de que esa persona ya había llegado, no solo porque los pasos cesaron, y si no también porque el sol dejó de calentar mi cuerpo.

Me dio curiosidad. No es necesario ver un paisaje así de claro. Ya puedo imaginar como va a ser el césped, el cielo, o el sol, pero nunca voy a poder imaginar como será una persona. Siempre habrá algo con lo que sorprenderme. No le dí muchas vueltas, y abrí los ojos.

Ah, ¡pero si estabas despierto! Y yo que estaba intentando no despertarte…”

En el momento que abrí los ojos, una figura y un rostro conocido cubría parte de mi visión, tapando el brillo del sol. Era Daiki.

Tú… ¿Qué haces aquí?” Decidiendo acabar mi momento de calma, me dirigí a la persona que tanto había dicho querer tener.

No es que él fuese una mala compañía, es solo que las palabras ‘Daiki’ y ‘Calma’ no suelen ir de la mano.

¡Pues te estaba buscando! Ha pasado un buen rato desde que habías dicho que te ibas a… ¿Qué ibas a hacer?” Con su tono júbilo de siempre, Daiki hablaba como si la situación fuese normal.

La verdad, solo recuerdo haberme despertado aquí. ¿Y cómo que buscarme?”

Si, buscarte. Todos pensábamos que te habías perdido o algo, incluso siendo un lugar tan abierto, por eso he venido.”

¿Todos? ¿Te refieres a Naomi y Kichiro?”

¡Si! ¡Naomi, Chimo, y Amaya!”

¿Ch-chimo?” Me sorprendió más el mote que Daiki usó para Kichiro que el hecho de que Amaya estuviera con nosotros.

¡¿Qué tiene de malo?! ¿No es así como le solemos llamar a Kichiro?”

No sé, ¿de verdad le llamamos todos así? Suena horrible…” Espero que Amaya tampoco se ponga a llamarle así, no podría quitarme ese suceso de la cabeza.

De verdad, hoy si que estas raro.” Daiki suspiró mientras se llevaba las manos a la cadera. “Bueno, ¿te levantas o qué? No podemos estar aquí todo el día.”

En contra de lo que piensas, mi objetivo es estar aquí todo el día. Por lo que si, me temo que me voy a quedar aquí hasta, eh, ¡espera!” Mientras hablaba, aunque lo estuviera ignorando, se podían escuchar pasos. Pasos que se dirigían hacia atrás.

Fue cuando se escuchaban más frecuentemente y más cerca que supe lo que me iba a pasar.

¡Arrivederci!” Ahora, el cuerpo que antes veía de frente, estaba flotando encima mía. Este me amenazaba con aplastarme sin clemencia mientras volaba hacía mí.

Reaccioné a tiempo, rodando hacía un lado lo más rápido que pude, evitando así la bomba que me iba a caer. No porque Daiki fuera gordo, solo que a nadie le gustaría que alguien le cayera encima.

Lo siguiente que vi era como el humano no tan volador se comía el suelo boca abajo. Supongo que le vendrá bien probar un poco el suelo.

¡Agh!”

¡¿P-pero tu eres tonto?! ¿Qué haces tirándote encima mía?? Dije exaltado, al derrotado ‘pájaro’ en el suelo.

¡¡¿Y tú porqué te quitas? Se supone que te haría entrar en razón con un buen… un buen… una buena caída encima tuya !!” Daiki dirigió su mirada hacia mí después de desenterrar su cabeza del suelo.

Y también, ¿por qué gritas ‘Arrivederci’? ¿No se supone que la frase es una despedida?”

Daiki, al darse cuenta de que lo que había dicho no tiene ni pies ni cabeza, intentó usar las supuestamente existentes neuronas de su cabeza para dar una excusa coherente.

Ah si, eso. Tan solo estaba despidiéndome de ti, por si acaso te desmayabas, o algo así.” Dijo con un tono tonto, llevándose una mano a la nuca de su cabeza.

¡¿Entonces te has tirados sabiendo que me podías matar?!”

“Bueno, matar quizá es mucho. Yo diría algo como dormir de por vida.”

“¡¿Y no es eso lo mismo?!”

“...Quizá.”

Daiki, por su parte, empezó a levantarse del suelo. Yo todavía estaba sorprendido, y ligeramente molesto por lo que había hecho.

Él se puso a estirar en cuanto se levantó, llevando sus brazos y manos al cielo para relajar ambos.

Dejando eso último de lado, ¿vas a venir o no? Puedes quedarte aquí si de verdad no quieres estar con el grupo ahora. Pero, si quieres quedarte solo por algo que te molesta, puedes contármelo” Daiki pasó a tener un tono mucho más comprensivo y amigable.

Que la misma persona que antes haya intentado aplastarme me diga esto…’

Suspiré ante el rápido cambio de tono de la conversación.

No hay nada que tenga que contar, menos todavía a ti. Pero, estoy bien. Me gustaría quedarme más tiempo aquí, aunque si me estáis esperando todos, supongo que no me queda más remedio que ir.” Con una actitud más respetable y natural, decidí ir con Daiki.

No me iba a poner reacio por el hecho de que haya venido hasta aquí solo para ver como estaba. No soy tan mala persona. No lo soy.

¡Así me gusta, así si!” Daiki dio unos breves aplausos, junto con esa frase llena de entusiasmo.

Después de eso, él se acercó a mi, y me extendió su mano,

¿Quieres que te ayuda a levantarte?”

No soy un crío, puedo levantarme yo solo.” Supongo que el ánimo se me habrá pegado también. Estaba sentado en el suelo, y me estaba preparando para levantarme.

Pensaba que te costaría levantarte después de estar tanto tiempo tumbado.”

No he estado tanto tiempo tumb-”

Repentinamente, al apoyarme en el suelo con mi mano derecha, esta se resbaló. No, la mano me falló.

No esperaba caerme de esa forma, por lo que no me dio tiempo para equilibrarme, y acabé cayéndome de lado, justo en el lado derecho.

Él dejó de ofrecerme la mano. Lo único que podía hacer yo en ese momento era sonrojarme.

Ahh, si, si, veo que puedes caerte tu solo perfectamente. ¿Quieres que te aplauda por eso también?” Me habría sorprendido que Daiki no hubiese aprovechado esto para burlarse de mi.

¡No hace falta!” Dije, un poco molesto ante mi propio fallo. ¿En qué momento se me ocurre resbalarme? La tierra no está húmeda, no es como su fuese justificado.

O-oye, ya fuera de bromas, ¿de verdad estás bien?” Él no tardó mucho en usar un tono más preocupado, mirándome con cierta duda.

Si, tampoco me voy a hacer daño por esto. A lo mejor me ensucio un poco.”

Aunque siendo honesto, estaba tumbado en el suelo antes, por lo que ya debería de estar sucio’ Pensé.

Recobrando un poco la postura, intenté levantarme de nuevo. Lo intentaba, pero no podía. Todavía me fallaba el brazo. No, no solo era el brazo.

Todo el cuerpo me temblaba. Mis dientes chasqueaban, y mis brazos y piernas no tenían la fuerza suficiente como para funcionar.

...?” Estaba, sobre todo, extrañado. Lo único que podía pensar era que, a lo mejor, si me había sentado mal el levantarme tan rápido.

¿Quieres que te ayude? No seas tan cabezota como para decirme que te vas a levantar solo.” Daiki ya estaba un poco más serio. Me tomó desprevenido que lo estuviera.

Aunque, la verdad, sé que no debería sentirme así. Normalmente el es mucho más serio que yo, sobre todo cuando toca. Supongo que se le da bien leer el ambiente.

Yo asentí a lo que dijo, evitando mirarle a la cara. Yo estaba sentado en el suelo, de una manera un poco patética.

¿Crees que puedas ponerte de pie tu solo?” Dijo, mientras me volvió a ofrecer la mano.

No me vendría mal que me dejaras apoyarme en tu hombro en lo que volvemos.” Respondí, mientras le dí mi mano.

Él tiró de mi, y yo intenté levantarme, usando su mano como apoyo. En poco tiempo, pude levantarme, pero todavía me encontraba débil.

Lo primero que hice al levantarme fue mirar al horizonte. Con la sorpresa que él me había dado, no me había fijado en el paisaje.

Como me lo imaginaba, el lugar era precioso. No me extraña haber quedad aquí con el resto.

Daiki me dejó apoyarme en su hombro. Sería raro que después de tanta preocupación y seriedad no me dejara.

El sol me daba la bienvenida a esta pradera, y la hierba ondulaba como si me estuviera saludando, mientras el viento hacía que mi pelo se moviera ligeramente.

Dimos media vuelta, y empezamos a subir una pequeña colina. Supongo que este era el camino que yo había cogido para venir aquí.

No tardamos mucho en llegar al pico de la misma, y el paisaje al otro lado era igual de impresionante al que tenía detrás mía.

En el fondo, se podían ver cientos de colinas teñidas de verde. Parecía que nunca fuese a acabar.

También, a lo lejos, se veía un árbol solitario, el cual era más grande de lo normal, y descansaba en una cima plana de otra colina.

Ves el árbol ahí a lo lejos, ¿no? Estamos allí.” Dijo él, como si estuviera respondiendo a mis pensamientos.

Si, puedo entender el por qué.”

No es lo normal que estuviéramos haciendo un picnic. Ahora que lo pienso, solo he ido de picnic con mi familia. Y encima solo íbamos al bosque al lado del pueblo. Aún así, me lo pasé bien las pocas veces que lo hicimos.

¿Estábamos haciendo un picnic?”

Si. Tu hermana nos ha dado una sorpresa. Ha hecho bocadillos y hasta comida para todos. Según ella, es una forma de agradecimiento, aunque no sé que quiere agradecer.”

Mh, que raro, pero amable de su parte”

“¿A que sí?” A Daiki se le veía bastante contento desde que pregunté lo que estaba pasando.

No le habrás hecho nada a Amaya mientras no estaba, ¿verdad?”

¿Por quién me tomas?”

“Por un pervertido que quiere ligarse a mi hermana.”

¡Qué malote! ¡A que te suelto!”

“Por favor, no lo hagas.”

“…”

...”

...Pfff”

Hehehe…”

“Hahahaha!!!”

Ambos estábamos riendo como tontos. Prácticamente estas cosas nos salen solas, y nunca nos tomamos en serio el uno al otro, excepto cuando es algo serio.

Solo le he estado diciendo frases muy cursis para ligar. Ni yo me lo estaba tomando en serio” Daiki intentaba aguantarse la risa mientras hablaba.

Ahh… Si, ya me imagino… tu cara diciendo esas cosas…”

“¿Estás bien?”

Si, es mayormente la risa. Pero, por otra parte, no sé por qué me he puesto así. No debería de costarme tanto andar…”

“Podemos parar un momento si quieres.”

No, no. Ya descansaré cuando lleguemos. Tampoco está tan lejos. Es solo subir esta colina y ya.”

Si. El resto está al otro lado del árbol.”

Por el resto de la caminata, la cual no fue muy larga, estuvimos hablando sobre ese mismo tópico.

Sé que cuando conocí a Daiki, se acercó a mi solo para conocer a mi hermana, pero ahora siempre que hablamos de el tema dice que para él, todo acerca de eso es una broma.

Aunque en su momento iba en serio, ahora todo es una coña. Quizá siga teniendo esas intenciones, tampoco me molestaría.

Incluso si ha salido todo así, no deberías acercarte a la gente con esas intenciones.”

Lo sé más que nadie. Te juro que ya no soy así.”

¿Acaso has tenido novia?”

“Que va. Esa fue la única vez que me intenté acercar a una chica de esa forma. O bueno, acercarme a una chica en general.”

“… La verdad, no me importaría que te quedaras con Amaya” Lo dije en un tono de voz bastante bajo, casi susurrando. Junta el hecho de que no me encuentro del todo bien, estando mi voz un poco débil, e intenta escuchar una voz tan baja.

¿Has dicho algo? ¿No me estarás insultando? ¡Qué te suelto!”

No te he insultado…”

“¿Entonces que has dicho?”

Nada.” Dije, con una sonrisa en mi cara.

Pues entonces te suelto…” Contestó Daiki devuelta, como si fuese lo más normal del mundo. “¡O-oye, para! ¡A este paso voy a salir rodando!”

5.

Afortunadamente, pude llegar sin que Daiki me tirara. Tampoco pasó mucho tiempo desde que él dijo que me tiraría. Si hubiéramos estado más tiempo andando, habría salido rodando cuesta abajo más de una vez del cansancio. Estaba exhausto.

Al llegar a la cima de la pendiente, estaba el árbol que había visto de lejos. Era más grande de lo que me esperaba, y a pesar del tamaño imponente que tenía, aparentaba un perfil suave y agradable. Parecía que si tocara su corteza, se sentiría más suave que áspero.

Detrás del árbol, estaban el resto de mis amigos, Naomi y Kichiro.

¡Chicos! ¡Riku está vivo!” Exclamó Daiki, después de salir de detrás del árbol junto a mí, aún apoyándome yo en él.

...Si, qué alegría.” Dijo Naomi con un inusual tono frío, como si le diera igual lo que le acaban de decir.

“… Si, bienvenido de vuelta, supongo” Kichiro tenía el mismo ánimo que Naomi, vamos, que tenía el ánimo de siempre.

“…” Daiki se quedó sorprendido ante una bienvenida tan cálida.

“… hehe” Por mi parte, me hacía gracia el intento de cara seria que tenía Naomi. Supongo que se dio cuenta de que le estaba viendo fijamente mientras me reía.

¡¿Y-y tú que miras?!” Me reclamó. En el momento en el que dijo eso, Kichiro alzó la voz de nuevo. “P-pues si que tienes buena cara, si.” Se estaba riendo de él también.

¿Por qué os estáis riendo todos?”

¡Que conste que yo no estoy haciendo nada!” Daiki levantó el brazo, y aclaró eso con un tono ligeramente burlón. “Ah-” Aunque, sin darse cuenta, él levantó el brazo con el que me estaba apoyando.

Por suerte, no me caí. Es más, podía ponerme de pie solo, como de costumbre. “...Ya me veía rodando…”

“...Con lo plana que es la punta de esta colina, lo dudo.” dijo Kichiro.

¡No me ignores y dime que le pasa a mi cara!”, exclamó Naomi mientras agarraba a Kichiro del hombro.

Al final, todo eso de que no podías andar era porque estabas con bajos ánimos, ¿Riku?”

¿Y eso de donde lo sacas?”

Es que se como te has reído al verle la cara a Naomi.”

¡¿Qué le pasa a mi…?! Ahg, mira, ya me da igual. ...Hay que joderse…”

Naomi y Kichimo estaban ambos sentados en el mantel del picnic. En sí, no era un mantel de picnic, era un mantel cualquiera que Amaya cogió de su armario para usarlo así. ‘Si es que menuda tía…’

Y para rematar, tampoco tenemos una cesta. Todos se han traído lo que quieren dentro de unos tapers, los cuales llevan en una mochila. Cada uno con su mochila, claro.

...Mh, ahora que lo pienso, ¿y Amaya?” Pregunté a Naomi.

Ah… eso…” Me respondió un poco nervioso. No solo eso, ahora todos me estaban mirando. El ambiente se volvió tenso.

“…”

“…”

¡¿...Ahora soy yo el que tiene una cara graciosa o que?!” Intenté ocultar mi preocupación con un comentario gracioso, pero me resultaba raro que todos me miraran así.

Qué es lo que ha-?’

Sin darme tiempo a reflexionar, sentí como dos manos agarraban mis hombros rápidamente, seguida de una voz un tanto burlona e irrespetuosa.

¡¡Tú siempre tienes una cara graciosa!!”

¡¡Iihh!!” Grité del susto, abalanzándome hacia delante por reflejo. Lo único que puedo notar después del susto es como me choco con una pierna colocada específicamente enfrente de mis pies para comerme el suelo.

Y ahora sí, lo veo todo negro. Puedo escuchar las risas de todos de fondo. Me da rabia, pero no vergüenza. Si, se están riendo, pero sé que no se están riendo de mí, por eso-

¡Pero que fracasado!”

“Eso te pasa por reírte de mi cara, jeje.”

Esto a sido mejor que tu cara, Naomi.”

Emm, Daiki, ¿no crees que eso a sido un poco innecesario? Con haberle asustado yo ya vale… Aunque tampoco ha estado mal…”

Si te dijera la verdad, ¡pagaría por repetirlo!”

Me imaginaba que Daiki me habría hecho la zancadilla, aunque no me esperaba lo de Amaya, la verdad…’

Me levanté del suelo, y me limpié la cara un poco. No es como si se me hubiera quedado todo lleno de barro, pero si se me había quedado en la ropa unas manchas muy ligeras de tierra.

¡O-os he dicho muchas veces que no me deis sustos de esa forma! ¡Sobre todo tú, Amaya!”

Por ser solo una vez, me lo perdonas.”

“…”

“¿A que sí? ¿¿Por favoor??” No la aguanto cuando me hace la pelota.

“… Solo por esta vez”. Suspiré. Supongo que no la aguanto en ambos sentidos. “Vuelve a darme un susto así y no te hablo en un mes.”

¡Como si me importara que me hablaras!”

¡Eso! Y además, a unas malas, ¡puede hablarme a mí!”

“Si no lo hago ni en tus sueños, no creas que lo voy a hacer en persona.”

Me levanté del suelo para sentarme en el mantel. Daiki y Amaya, después de molestarse el uno al otro, hicieron lo mismo.

Ahora en serio, Riku. ¿Dónde estabas?” Naomi fue el primero en hablar seriamente. Esto sí era más propio que él. Además, cuando se pone serio, si tiene una cara neutra. Quizá hasta fría. No como antes, claro…

Al parecer estaba tumbado en un lugar un poco lejos de aquí. No te lo he preguntado a medio camino, pero si quiero saber que hacías allí, aparte de deprimirte, claro.”

¿Y quién dice que estaba deprimido? En ningún momento te he dado la razón en eso. ¿Siquiera tenía una cara larga?”

Bueno, no, pero te habías puesto malo nada más levantarte, y ahora que has llegado y estamos todos, te encuentras mejor. Supongo que te habrías levantado muy rápido.”

Te pasan esas cosas por no comer.”

No quiero que me lo diga un canijo como tú.”

Pausé un momento para pensar en qué responder a la pregunta. No tenía una razón por la que estar allí. No había elegido estar allí en primer lugar, ¿o sí? Aunque haya un motivo, nunca lo voy a saber. No tiene sentido mentir sobre algo así.

La verdad, no sé que hacía allí, y tampoco recuerdo nada sobre hoy. Lo último que recuerdo es cuando Daiki me ha despertado, que, ahora que lo pienso, ¿por qué me has dicho donde estaban todos si supuestamente ya lo sabía?” Miré a Daiki un poco extrañado, después de pensar sobre lo que había dicho antes.

¿Eh? ¿Yo qué?”

Si, hombre. Cuando estábamos volviendo aquí, hace nada, me has dicho que Naomi, Kichiro, y Amaya estaban aquí, como si no lo supiera.”

“… Yo creo que el haberte caído te ha tocado la cabeza un poco.”

¡He dicho lo que tú me has dicho antes!”

Que va. Hemos estado todo el camino haciendo el tonto”

“… Entonces no me explico por qué estaba allí.”

“Quizá solo querías un poco de paz, aunque estabas tardando tanto en volver que estaba preocupada.” Aclaró Amaya.

Al no poder llegar a un acuerdo con Daiki, decidí ignorar el tema. No quería gastar el tiempo que tenía aquí en una tontería así.

No te preocupes. Ya te acordarás.” Dijo Naomi.

Si. Tampoco es la gran cosa, si no me acuerdo, será porque no es relevante.”

Pensar así no es lo mejor…”

¿Por qué?” Kichiro dio su opinión, y yo no comprendía por qué pensaba así. Aunque no hable mucho, él es muy listo. Quizá ignora demasiado los estudios, pero eso no significa que sea tonto.

Uno puede olvidarse de cosas importantes. El hecho de que olvides algo no significa que eso no sea importante, es solo que tú no le has dado la importancia suficiente.”

“… Riku, como que ahí te ha humillado un poco.” Tras su explicación, Amaya intervino, con un comentario buscando reírse de mi un poco.

¡Tú siempre te olvidas de todo, así que no me digas eso!”

¿Ahhh? ¿Y yo cuando me he olvidado de algo importante?”

Ejem, mi cumpleaños, por ejemplo.”

¡Pero si siempre dices que no quieres celebrarlo y que no te gusta!”

¡Eso no quita que sea importante!”

Vale, ya calmaos los 2…Le vas a dar envidia a Daiki, Riku.” Con una sonrisa un poco descarada, Kichiro miró fijamente a Daiki.

¡¿Y por qué te metes conmigo ahora?!”

Mi hermana decidió seguirle el juego a Kichiro, mostrando una expresión parecida a la suya.

Mhh, okay. Entonces, vamos a relajarnos un poco, Riku.”

Tras decir eso, ella se acercó a mí, y me abrazó, bajando mi cabeza al nivel de su pecho.

O-oye. Para. Me estás humillando…”

Qué vergüenza…” Mi cara se enrojeció ligeramente, adoptando un leve tono rosa.

¿Así mejor, Kichiro?” Mientras me acariciaba el pelo con una mano, y envolvía su otro brazo en mi cuerpo, le dirigió la palabra a Kichiro.

Este, para comprobar si todo estaba bien, se fijó en la reacción de Daiki.

Estaba en el suelo, a cuatro patas. Había caído derrotado. Apretó el puño levemente, y golpeando el suelo con una expresión sería, una lágrima varonil corrió por su mejilla.

Oh, Dios… ¿Por qué no he sido yo?”

Naomi se acercó a él, dando palmadas en las espalda, apoyándole con un tono suave, pero una expresión igual de seria.

No te preocupes, tío, ya nos vendrá otra.”

¡¿Nos?! ¡Que sepas que yo soy el único que se la puede ligar!”

Si, eso ya lo sé. Yo hablaba en general… Ahhh ¿Por qué tienes que arruinarme el acto? Con lo bien que me estaba quedando…”

Siendo las piezas que sois, dudo que se os acerque alguien…”

Ante la interrupción y la crítica de alguien en particular, ambos se giraron a verle, y exclamaron a la vez, “¡No queremos que un canijo como tú nos diga eso!”

Kichiro suspiró, dejando una risa ahogada salir al aire, ignorando a los fulanos que tenía enfrente suya, y respondió a mi hermana, levantando un pulgar.

Podéis estar así el tiempo que queráis.”

Al acabar esa frase, dos entes se postraron detrás de él. Antes de que pudiera reaccionar, Kichiro fue asaltado por esas bestias a las que estaba dando la espalda.

“…!”

¡Daiki! ¡Trae ramas y un mechero! ¡Hay que sacrificar a este renacuajo para que nos caiga una tía bien buena del cielo!”

¡Si! ¡Hoy vamos a comer como nunca antes!”

¡Suéltame! ¡S-sabes que no me gusta que hagas esto! ¡Me vas a tirar!”

¡Por eso mismo lo estoy haciendo! ¡Ahora, sufre por nuestro bien, maldito incel!

¿Eh? Ah… ¡Ahhhh!”

Naomi, sosteniendo a Kichiro alto en el cielo con sus 2 brazos, empezó a girarlo rápidamente. El grito de Kichiro se entrecortaba cuando más rápido giraba, como si estuviera gritando con un ventilador en su boca.

¡Qué bien! ¿A que sí, Riku?” Con un tono sarcástico, y casi risueño, mi hermana fijo su mirada a mis ojos.

C-callate. Solo, sueltame…”

No.” Ella soltó una breve carcajada.

Era un panorama raro. Todos éramos unos raritos en primer lugar, supongo que por eso nos juntábamos todos.

Daiki bailando y animando a Naomi de una forma tonta. Naomi girando a Kichiro lo más alto posible. Kichiro sufriendo en sus manos, mareándose cada vez más. Amaya junto a mí, abrazándome y acariciando mi pelo. Cada uno era alguien único.

Solo, ¿qué pintaba yo allí?

No estaba haciendo nada, estaba ligeramente tumbado, recibiendo cariño, ¿pero estaba aportando algo al grupo?

Me comportaba de una forma más o menos normal, era el único normal entre ellos. Demasiado normal. Pero a la vez, también era un poco raro, tenía mis cosas. Era demasiado raro para el resto.

Aún así, no quise cerrar mis ojos. Quizá esta fue la razón por la que quise irme a estar solo un rato. Si es así, soy muy tonto. Con estar aquí, ya es suficiente.

6.

Una brisa de aire fresca navegaba por toda la colina, fluyendo hasta el gran árbol a mi espalda. No hacía mucho calor, todos íbamos en manga corta, por lo que la notamos al completo.

No lo digo como algo malo. Era bastante satisfactorio. Me gusta este tipo de aire frio, sobre todo estando con un clima acalorado.

Todo me da vueltas… ¿Cómo puede ser que siga estando mareado?...” Exclamó Kichiro, tumbado en el suelo por completo. Obviamente, su cabeza no se estaba apoyando en nada.

Dale las gracias a Amaya. Si no me hubiera hecho parar, habría seguido.”

Hasta yo creo que estabas yendo muy lejos, ¿y si se hubiera puesto a potar por todos lados?”

Ante el comentario de Daiki, esa misma imagen se me vino a la cabeza. Naomi con Kichiro encima, creando una fuente de vómito total.

Daiki, por favor, no fuerces esas cosas en la mente de la gente, da mucho asco.”

Te aguantas y punto.”

Había pasado un poco de tiempo después de aquella situación. Todos estábamos agrupados en el mantel del ‘picnic’ que estábamos teniendo. Yo estaba apoyando mi espalda en el tronco del gran árbol la lado del grupo.

Bueno, dejando eso de lado, Amaya, ¿no nos dijiste que te cambiaron de clase hace poco?” Ante el silencio que se había formado, Daiki hizo una pregunta un tanto espontánea a Amaya.

Es verdad, me dijiste que agradecías el cambio.” Añadí.

¿Agradecer? Ah, ¿se refiere a eso de que piensa que los de su clase son todos ‘retrasados’?” Me preguntó Naomi.

Por muy espontánea que fuera, en poco tiempo estábamos los 3 esperando una respuesta de Amaya.

No es que lo piense, es que lo son.” Contestó Amaya en mi lugar. Ella añadió, “Si vieras como son, lo entenderías. Se creen que lo son todo solo por haber entrado a la preparatoria, como si no fuera algo que todos tienen que hacer. También aparentan comportarse como adultos, pero son todos unos engreídos, y unos críos. Además de que no hay nadie que me caiga bien.”

¿No habías hablado con una chica hace poco? ¿Era Suzuha? No.. Suzu… Suzu-”

¡¿Por qué crees que voy a hablar con alguien de esa clase tan pronto?!”

“¿Pero no habías hablado con alguien?”

“Bueno…” Ella estaba un poco avergonzada sobre el hecho. Ni siquiera es lo que haría una, ¡pero como me gustan las Tsunderes!

Estabas tan feliz y orgullosa, ¡no se me va de la cabeza la cara que tenías!”

¡C-cállate!” Mientras me miraba, ahora un poco molesta, no podía hacer más que sonreír.

Sinceramente, me gustaría ver más de ese lado de ella. Normalmente la veo cansada, molesta, o muriéndose de la risa conmigo. No digo que no sea feliz, siempre que sale lo es, pero hay muy pocas veces que se comporta de esa forma.

Es como la alegría de un niño en víspera de Navidad. Una alegría pura, pensando solo en eso que te hace tan feliz. Ahh, solo imaginar su cara de nuevo me hace sentirme así…

No soy especialmente creyente, pero ojalá Dios me oiga y te dé 10… no, 100 amigos!

¿Acaso estás diciendo que no somos tus amigos?” Añadió Daiki, con un ligero tono sarcástico. Aunque con buena intención.

No, no es eso. De todas formas todo lo que está diciendo Riku es mentira.”

¿Mentira? ¡Mentirosa tú!”

“¿Yo? ¿Mentir? ¡Nunca podría!”

¿Entonces me he inventado todo lo que he dicho?”

“¡S-si!”

No sé yo…”

“¡Cállate tu también, Daiki!”

No nos estábamos riendo, mucho menos de ella, aunque sí nos estábamos aguantando la risa un poco.

Igualmente, ¡está bien que mi futura novia haga amigas!” Daiki, supongo que por la broma, puso su brazo detrás de la cabeza de Amaya, ya que ambos estaban sentados uno al lado del otro. “¡Riku, haz una foto! Es para que la vean mis futuros hijos, y vean lo apuesto que era.”

“…” Amaya estaba juzgando a Daiki con la mirada. No era asco por completo, era más como repulsión y decepción al mismo tiempo.

Suspiré ante lo que dijo Daiki. “De verdad que no tienes remedio, tío…”

¿No querrás decir ‘cuñado’?”

...Solo por esa broma te hago la foto.” Dije con una sonrisa tonta, mientras sacaba el móvil del bolsillo.

Si me haces la foto le voy a decir a Papá donde guardas tus ‘revistas’”

¿Acaso crees que uso revistas para eso como lo haces tú?”

“Yo… ¿yo no uso revistas!”

“¿Ahhh, entonces lo miras por el móvil?”

¡Si, exa-!… N-no, tampoco eso.”

Pero si es que te humillas sola mujer…’

Aprovechando su momento de debilidad, y mientras Amaya miraba al suelo avergonzada, preparé la cámara del móvil.

¡Venga, sonreír a la cámara!” A este punto me estaba metiendo con ella. Aunque sé que le gusta. O al menos, espero.

¡Sacame guapo, que si no...!”

¡O-oye, he dicho que no la-!”

*Tap.*

Saqué la foto antes de que ella se pudiera quejar. Sinceramente es la mejor foto que he sacado nunca.

A la derecha estaba Daiki, que no contento con tener cara de gilipollas, eso último con cariño, también está haciendo una mueca de ‘Macho alfa”, apoyando su barbilla entre el hueco de su dedo pulgar e índice, y sacando el labio de una manera exagerada.

Amaya prácticamente se estaba muriendo. Si, estaba mirando a cámara, pero totalmente roja. Estaba intentando tapar su cara. Tenía una postura un tanto encogida. Estaba de rodillas, al ser una chica, y llevar falda, aunque sus piernas estaban colocadas formando un triángulo con dirección a la cámara.

De verdad que a cualquier persona que le gustara el incesto… Primero de todo, le pegaría por ser tan degenerado. Segundo, le pegaría por pensar cosas de Amaya. Tercero, él me pegaría de vuelta y me partiría la cara.

¡Ah…! ¡Cómo me gusta ser tan endeble!

Deja de mirar la foto como un degenerado y dejame verla de una vez!”

Me había quedado en blanco por un momento mientras miraba la foto.

¡No la…! M-mira, estoy harta, ya me da igual…” Por su parte, ella se había rendido en pararnos, aceptando así las consecuencias de la catástrofe que le había tocado vivir. Me llega a pasar algo similar y no me aguanto las lágrimas. Enhorabuena.

Mientras ella se quejaba, Daiki se acercó a ver la foto conmigo.

“…”

¿Qué, a qué está bien?”

Esta foto no es real, ¿a qué no? 100% está hecho por IA.” Dijo Daiki, titubeando un poco.

Ya me puedes ir dando las gracias.”

S-si, me ha dejado tan sorprendido que no me ha dado tiempo a saltar de alegría como un mono.”

¿Quieres verla, Amaya?” Le pregunté.

Ella al inicio hizo como si me ignorara. Aunque, después de quedarme viéndola, me miro de vuelta, y empezó a dudar sobre que hacer.

Al poco tiempo, se rindió. Ella fue poco a poco acercándose con nosotros a ver la foto. “N-no digáis ni una palabra”.

Si.”

¡Recibido!”

Le dejé el móvil para que la viera. Ella lo cogió en cuanto se lo dejé.

Al inicio, se quedó mirando la foto por un momento. Luego me miró devuelta. Luego la volvió a ver. Después, se quedó mirando a Daiki. Y por último, gradualmente, empezó a sonreír.

Y luego empezó a reírse de Daiki.

¿Ves? Hago que se ría solo con la mirada. ¡Soy el novio perfecto!”

Yo creo que se está riendo de otra cosa…”

¡S-si! Esta cara… supera al resto de las que has puesto ¡¡Hahaha!!”

El sol se veía detrás de ella, a lo lejos, mientras reía. Se podía apreciar el color anaranjado del atardecer, el cual justo comenzó en el momento en el que hice la foto. Supongo que por eso se veía tan bien.

Estaba intentando aguantarse la risa, además de que estaba tapándose la boca con la mano, para que no la viera la boca mientras reía.

Su voz era tierna, y se estaba riendo como una niña. Siempre ríe así, siempre ríe como un crio. Y pensar que una voz tan tierna proviene de alguien tan mayor. Es como es 2 en 1. Risa de chiquilla, pero cuerpo de adulta.

Y no me refiero a ‘ese’ cuerpo de adulta. Más bien, sería como una farola. Si. Es alta. No es algo exagerado, pero si está por encima de la media. Es hasta más alta que yo, aunque yo mido uno sesenta y ocho. Algo más relevante, es que es más alta que Daiki, y eso ya es bastante.

Es alguien amable, y con buen sentido del humor. Quizá es un poco demasiado explicita, vamos, que no se censura, pero no es algo que me moleste. Además, tiene muy buenos gustos. Puede que diga eso porque comparto muchos gustos con ella, pero de verdad creo que tiene buenos gustos, en lo que yo conozco.

Aunque no sea muy culta, si es lista. Definitivamente, mucho más lista que yo. Incluso en primero de preparatoria sacaba notas altas. Es verdad que en segundo bajó un poco, pero mi padre no estaba preocupado por ello. Pensaba que era algo normal, al ser un curso mucho más difícil que el resto.

Seguramente, nunca vaya a conocer a una mejor persona nunca…

P-perdón…” En cuanto bajé mi cabeza del cielo, vi a Amaya de nuevo. Seguía llorando, pero no de la risa. Estaba tapándose la cara con las manos, intentando no hacer mucho ruido.

¿E-estás bien?” Me acerqué a ella, al ver como lloraba.

S-si… es solo que…” Ella intentaba hablar entre sollozos. Aún así, ella se forzaba a llorar de una forma callada. No sé si era para que no le diera tanta importancia, o para forzarse eventualmente a dejar de llorar.

Amaya…” Estaba enfrente suya, mirando como quitaba sus manos de su cara. Tenía los ojos un poco rojos, aunque casi ni se notaba. También se le salía el moquillo por la nariz.

Tenía el móvil apoyado en su regazo. Cuando parecía que iba a dejar de llorar, ella bajó su mirada, y observó su foto con Daiki por segunda vez.

¿… Por qué se han ido todos?” Preguntó, mientras miraba a la foto.

Daiki, Naomi, y Kichiro ya no estaban con nosotros. Estábamos los dos. Solos. Solo.

“…” Ella dejó de hablar por un momento. Justo después, ella se abalanzó hacia mí.

Fue a abrazarme. Quería abrazarme.

En el momento en el que lo hizo empezó a hablar.

Yo… No quiero que se vayan” Estaba llorando otra vez. Esta vez, se podía escuchar su dolor al hablar, y su llanto era más fuerte que antes.

Ellos son los únicos amigos… que tengo…

¿Por qué no puedo... hablar con más gente?” Yo la abracé también. Me daba rabia.

¡No es justo!” Exclamó, gritado lo más fuerte que pudo.

No… No quiero estar sola…”

No eres suficiente.’

Ella dejó de hablar. Siguió llorando en mi hombro, aferrándose a mi lo más fuerte que podía. No quería soltarme.

Su llanto se escuchaba a lo largo de la colina, junto con el césped moviéndose de la nueva brisa que soplaba.

Era fría, pero mucho más fría que antes. Aún estando junto a ella, sentía ese frío.

No. Estar junto a ella daba igual. Da igual lo que me apegara a ella, no me calentaría nada.

Su cuerpo ya estaba frío de por si.

“…” Intentaba esconder su llanto de nuevo. Sin embargo, esta vez sí logró ocultarlo. No fue ella quien lo escondió por completo, fui yo quien lo eclipsó del todo, llorando más fuerte que ella.

Perdón…” La abracé incluso más fuerte de lo que ella me había abrazado antes.

¿Eh?” Ella dejó de llorar en cuanto empecé a hacerlo yo.

Perdón…” Poco a poco, dejé de pensar. Todo lo que quería hacer era sentir. Pero hasta eso fue en mi contra.

Perdón…” Estática. Voces. Nada de eso existía, pero lo sentía todo.

Perdón…” Ojos. Risas. Cerré los ojos. Quería evitar todo eso, pero seguir sintiendo que aún la tenía en mis brazos.

Perdón…” Aún así, pude sentir su cuerpo de la peor manera posible. Estaba frío. Ya sabía que estaba frío. Pero no solo era eso. El hombro en el que Amaya estaba apoyada empezó a mojarse. Estaba húmedo. Se estaba manchando.

Perdón…” Bajaba de mi hombro a mi brazo y mi pecho. Manchaba mis manos. Mis piernas. Mi espalda. Estaba húmedo, pero no podía saber que era. No me atrevía a abrir mis ojos y verlo.

Perdón…” Podía sentir su pelo, el cual rozaba a mi cara suavemente. También me estaba manchando. Pero seguía siendo suave. Por un momento, solo pensé en lo suave que era. Fue lo último que yo hice antes de que se fuera.

Ya no estaba conmigo. No la estaba abrazando. Se había ido. No había nada. No estaba abrazando a nada.

Estaba sumido en la oscuridad. Tenía miedo, aunque tuviera los ojos cerrados.

Pero, en medio de ese terror, sentí algo.

Era una mano. Una mano se apoyó en mi mejilla derecha, acariciándome con el pulgar. Estaba húmeda, pero a su vez, era cálida.

Esa calidez nunca logro llegar al resto de mi cuerpo, y, rápidamente se disiparía después de que la mano se fuese.

Escuché una voz. La escuché claramente. Estaba dudando. No sabía que decir. Tampoco tenía tiempo. Es por eso que, antes de irse, decidió qué decir…

Perdón…”