—Jin, realmente te extrañé mucho, wuuu...
—Pensé que tú y Mamá ya no me querían...
La loli pequeña lloraba como un gatito agraviado, terminando con un hipo de sollozo. Al escuchar esto, Chu Jin abrazó a la loli pequeña aún más fuerte.
—Pengpeng es tan buena, tan obediente, tan linda, ¿cómo podría no quererte? En este mundo, mi persona favorita es Pengpeng.
—Jin, ¿todo lo que dijiste es cierto? —la loli pequeña se frotó los ojos, dejó de llorar y miró directamente a Chu Jin.
—Por supuesto que es cierto. —Chu Jin dobló su dedo y rascó la nariz bonita y respingona de la loli pequeña.
La loli pequeña rodeó con sus brazos su cuello.
—Entonces nunca dejarás a Pengpeng, ¿verdad?
—Sí —Chu Jin asintió.
—Entonces siempre te gustará Pengpeng para siempre, ¿verdad?
—Sí.
—Entonces comprarás a Pengpeng mucha, mucha comida rica, ¿verdad?
—Sí.