Aldric te matará

Mientras Isaac corría por el corredor, el eco de sus pasos rebotaba en las paredes de piedra, acompasando los latidos de su corazón. El pánico le invadía como un maremoto mientras perseguía a Maxi, su mente inundada de preocupación y miedo.

—¡Maxi, espera! —gritó, su voz resonando a través del corredor vacío. Aumentó el ritmo, desesperado por alcanzarla antes de que desapareciera de vista. Cada paso se sentía dolorosamente largo mientras se esforzaba por moverse más rápido, sus sentidos agudizados por la urgencia.

Sus pensamientos estaban consumidos por la preocupación por Maxi, agobiados por la responsabilidad de su seguridad. No podía quitarse el temor que lo roía, alimentado por la incertidumbre de la reacción de Aldric una vez que descubriera la desaparición de Islinda.