Matar al Fae

La mano del oficial se estrelló, golpeando al chico con una fuerza que hizo hervir la sangre de Islinda. Ella observó todo lo que ocurría justo delante de ella con horror y, a pesar de sus mejores esfuerzos por controlar su ira, Islinda se encontró luchando por contener las emociones tumultuosas que brotaban dentro de ella.

Sin pensarlo dos veces, saltó hacia delante, sus movimientos alimentados por una potente mezcla de ira y desesperación. Islinda se interpuso entre el oficial y el chico, su cuerpo actuando por instinto solo.

—¡No! —advirtió Islinda con los dientes apretados, sus ojos oscurecidos por la ira—. Gólpealo de nuevo.

El silencio cayó mientras la tensión se propagaba por el aire. Gabi admiraba la valentía de Islinda antes de que la preocupación marcara sus rasgos al comprender la gravedad de la acción de su amiga. Ella acababa de interferir con un Fae serio, una grave ofensa en este reino. Además, conocía a estos Fae y no tomarían el desafío de Islinda a la ligera.