[Capítulo Extra] Juega a ser Dios con un Demonio

A pesar de la tentadora oferta presentada por Benjamín, Azula lo miró con una expresión de incredulidad, como si sus palabras no fueran más que delirios de un Fae trastornado. Con una mueca de desdén en los labios, se burló de su audacia.

—Tú, un simple Fae —escupió, su voz goteando desprecio—, incluso con una vida tan larga, ¿te atreverías a jugar a ser Dios con un demonio?

Sus palabras llevaban el peso de siglos de superioridad, un recordatorio del poder inherente y la autoridad que los demonios tenían sobre el reino Fae. Para Azula, la audaz propuesta de Benjamín no era más que absurda, una noción ridícula de que un simple Fae pudiera siquiera aspirar a ejercer dominio sobre un ser de su calibre.