La atmósfera en la habitación era palpablemente tensa, llena de pensamientos y emociones no expresados. El silencio reinó hasta que la voz del rey rompió la pesadez —¿Crees que matar a Islinda resolvería todo?
La pregunta del rey permaneció en el aire, pesada y llena de anticipación. Lennox, con la garganta apretada por los nervios, habló —Creo que es la única manera de mantener la paz y el orden en el reino, Su Majestad. Todo empezó con Islinda y debería terminar con ella por el bien de sus hijos.
La cabeza del rey se inclinó ligeramente, su mirada fija en Lennox con una expresión inescrutable que despertó una sensación de inquietud dentro de él. Con precaución, Lennox preguntó —¿Qué sucede, Su Majestad?
—Y entonces, ¿qué sucede después de que Islinda está muerta? —cuestionó el Rey Oberón, dejando a su asistente desconcertado.
—¿Qué? —La confusión de Lennox era palpable mientras luchaba por comprender las implicaciones de la pregunta del rey.