—¡Sucederá! —gruñó Valerie agresivamente, su voz cargada de una fiera determinación que tomó a Islinda por sorpresa. Ella, instintivamente, dio un paso atrás, sobresaltada por la súbita intensidad de su arrebato.
—¿Qué? —deglutió Islinda, su voz temblorosa con una mezcla de sorpresa y aprensión.
El poder de Valerie pareció aumentar haciendo que la temperatura en la habitación subiera de manera abrupta, envolviendo a Islinda en un calor opresivo que hizo que su piel se erizara de malestar. Gotas de sudor se formaron en su frente, y ella instintivamente levantó una mano para abanicarse, solo para congelarse cuando el repentino movimiento de Valerie la capturó desprevenida.