—¿Sabes que pertenezco y me quedo con el príncipe fae oscuro Aldric, verdad? —La voz de Islinda llevaba un atisbo de incomodidad mientras hacía una mueca al referirse a sí misma como propiedad de Aldric. Le dolía admitirlo, pero sabía que necesitaba asegurarse de que Gabi entendiera la gravedad de la situación en la que se estaba metiendo.
—Claro —respondió Gabi, su tono un poco demasiado despreocupado para el gusto de Islinda. Islinda no podía deshacerse de la inquietud que se había instalado en su pecho, preguntándose si Gabi realmente entendía la gravedad de la situación en la que estaba entrando voluntariamente.
Islinda negó con la cabeza anticipando, su expresión una mezcla de preocupación e impaciencia. —¿Y bien?
Gabi levantó una ceja en respuesta, su expresión reflejando la anticipación de Islinda. —¿Y bien? —repitió, su tono neutro pero lleno de una curiosidad subyacente, como esperando que Islinda elaborara más sobre su pregunta.