—No —reiteró Islinda.
—Sí —insistió Milo, su determinación inquebrantable.
—Si eliges a Gabi, eso significa que también vendré. Además, ella dijo que se ocuparía de mí ya que te preocupa tanto —insistió Milo, con su determinación brillando a través de sus palabras.
—Gabi no es tu niñera, y el castillo de Aldric no es lugar para bebés —contrarrestó Islinda firmemente, sin querer ceder en su decisión.
Así Islinda y Milo discutieron de un lado para otro, la tensión aumentando mientras cada uno se mantenía firme. A pesar de las preocupaciones de Islinda, el chico era terco e hizo un argumento convincente. Milo razonó que era mejor servir a Islinda que estar en la calle, recurriendo a medidas desesperadas solo para sobrevivir.