Pasaron los días y Rain comenzó a experimentar los síntomas típicos de su primer trimestre, náuseas matutinas y un intenso antojo por alimentos ácidos, particularmente mangos verdes.
—¿En serio? —murmuró Sanya, observando a Rain saborear rodajas de mango verde sumergidas en una mezcla de salsa de pescado y azúcar en polvo.
—¡Sabe bien! Pruébalo —dijo Rain con una sonrisa, claramente disfrutando su bocadillo. La cena acababa de terminar, pero Rain había ido a la cocina para satisfacer su antojo. Sanya, curiosa, la siguió de vuelta a la sala de estar, donde se acomodaron para ver las noticias.
—No, gracias —respondió Sanya, arrugando la nariz. —Prefiero los mangos maduros. Eso es demasiado ácido para mí. Empezó a cambiar de canal.
—Sanya, ¿podemos tener algo ácido en la sopa mañana? Como una sopa agria con carne, verduras y caldo de tamarindo —Rain pidió con una sonrisa esperanzada.