405. Jael y Galath

Mauve se sobresaltó repentinamente al oír un golpe en la puerta. Se alejó de Jael, limpiándose la cara. No pasó por alto el ceño fruncido de Jael.

—¿Quién es? —llamó ella.

—Galath —dijo la voz—. Veo que ya estás despierta, princesa.

—Sí, pasa.

—Los vampiros dijeron que están listos para partir cuando tú lo estés. Hemos estado intentando despertarte durante más de tres horas ahora. Supuse que el viaje te pasó factura...

Las palabras de Galath se desvanecieron al notar la presencia de Jael. —¿Quién es?

Mauve frunció el ceño, había asumido que Galath estaba al tanto de la presencia de Jael, pero por lo visto, no era así.

Se acomodó poniendo más distancia entre ellos. —Este es Jael, el Primus de los Vampiros.

Mauve sintió su mirada, pero ella no se encontró con la mirada de Jael. No quería hacerlo, podía decir por la forma en que su piel se estremecía que, a menos que estuviera dispuesta a morir en el acto, era mejor no mirar.