423. Cuesta Mi Vida

Tras el chillido, reinó un silencio mortal. Mauve no oyó ni el canto de un grillo ni ninguno de los sonidos típicos de la noche. Lo peor fue que tan súbitamente como apareció el sonido, así también cesó.

Ella notó que Jael reanudó el movimiento antes de que el sonido se detuviera. Mauve podía sentir su urgencia. Lo peor que podía pasar es que el sonido se acercara porque se dirigía en la misma dirección que ellos.

Cualquiera que fuera el sonido, no había duda en su mente de que era algo peligroso. Era mejor estar fuera de alcance en caso de que decidiera dirigirse hacia ellos.

Mauve se preguntaba cuánto tardarían en llegar al castillo. Jael había dicho que saldrían antes de lo normal, pero ella podía decir que no llegarían al castillo hasta justo antes del amanecer.

Esperaba que Danag estuviera bien, él estaba más cerca de lo que fuera que hizo ese sonido. Mauve esperaba que todos llegaran al castillo sanos y salvos.